|
Con un trabajo callado, vigilante
y prudente, los agentes de la Guardia Civil (con todos sus
mandos operativos) de la Policía Judicial, en acción
combinada y coordinada con el Servicio Martítimo y el de
Costa, han podido desentramar la red de tráfico de
inmigrantes (asiaticos preferentemente) que venía operando a
lo largo y ancho del pasado verano.
Utilizaban motos acuáticas para traer a los inmigrantes
hasta Ceuta. No fueron pocas las veces que los bañistas
contemplaron a lo largo del verano cómo estos desalmados
traían de paquete a tres y hasta cuatro asiáticos a los que
‘descargaban’ a unos 10 ò 15 metros de la orilla supieran o
no nadar. No han sido pocos los asiáticos que no han podido
culminar con éxito el plan pese a la ingente cantidad
económica que aportaban para el ‘pase’, la mayoría de las
ocasiones por no saber nadar.
Horas y horas de vigilancia, prismáticos, vídeos, potentes
cámaras fotográficas, escuchas, seguimientos... La Guardia
Civil ha empleado material tecnológicamente muy avanzado y
del que dispone a diario. Un claro aviso a las mafias que
operen en Ceuta o que lo vayan a intentar. Nada como
trabajar con tan notables medidas anti mafia en poder de la
Guardia Civil. La aparición del cabecilla de la red, al que
se le estaba siguiendo desde hacía meses, ha sido un hecho
sobresaliente que cierra el círculo de este bien organizado
entramado. El elemento en cuestión llevaba una doble vida
evidente, habiendo elegido el trabajo de militar profesional
para esconder su verdadero oficio de delincuente. Un buen
argumento para tener un dinerito fijo con el que ‘limpiar’
los verdaderos ingresos obtenidos con la actividad
delictiva. Y no es el primero. No son pocos los potenciales
delincuentes que se han refugiado en las posibilidades del
Ejército y han besado un espíritu y una moral de conducta a
sabiendas de la falsedad evidente del juramento. Unas
actitudes que deberían ser más cuidadas en nuestro ejército
a la hora de admitir en su seno a según qué tipos.
Un grano no hace granero, pero en Ceuta ya han habido
varios.
|
OPINIÓN / EDITORIAL
