Hoy me siento espiritualmente
“muy” generosa ya que, gracias a mi artículo de antesdeayer
sobre la mala utilización semántica y lingüística del
término “homofobo” el autodenominado Movimiento LGTB , que
responde al estrambótico apelativo de “…y a ti que?” ha
vivido sus cinco minutos de gloria, con convocatoria de
rueda de prensa incluida. Esos tipos me deben adorar y,
antes que nada estarme muy agradecidos, porque dice nuestro
bello refranero español que “Es de ser bien nacido, el ser
agradecido” ¡Ala, ala, majetes, a disfrutar!.
¿Qué dicen? ¿Qué los del Movimiento multiconsonántico no se
alborozan por la favorable coyuntura que les sirve para
ejercer su proverbial victimismo? Pues eso es que son como
los napolitanos: que crean la tragedia para vivirla .Pero yo
me enternezco viéndoles maquinar y me pregunto sobre quien o
quienes habrán redactado el comunicado de prensa contra esta
escribidora, a raíz de un artículo donde no hago más que
cultivar los que son mis legítimos derechos constitucionales
a las libertades de opinión y de expresión. Esos mismos
derechos que los multiconsonánticos han tratado de conculcar
con amenazas directas y en plan coactivo, por lo que,
lógicamente y al amparo de la Ley he redactado y presentado
la correspondiente denuncia por una pluralidad de presuntos
delitos cometidos contra mi persona. ¡Ya podrán! ¿A que no
es lo mismo atacar directamente las leyes islámicas de
países como Egipto que atacar a una virtuosa madre de
familia? Con las leyes islámicas no se atreven, para
criticarlas directamente no hay que tener muchos, sino
“muchísimos” cojones, por mucho que hayan apuntado con
burdas comparaciones hacia esa dirección en el último
párrafo de la parida mental que es el comunicado de marras.
¿Qué de que presuntos delitos he sido víctima, pobre de mi?
Pues en primer lugar de un presunto delito de amenazas
graves, de un segundo presunto delito de calumnias con
publicidad por acusarme de “incitar al odio y la violencia”,
de un tercer presunto delito de injurias graves por llamarme
“supuesta mujer” y “supuesta cristiana” amén de herir mis
creencias injuriándome como “anticristiana”, de un cuarto
presunto delito de injurias, falsedad y difamación al
afirmar que,”la autora tiene antecedentes” cuando nunca, en
el largo ejercicio de mi profesión de articulista he tenido
el menor problema, quitando el pesado león de bronce del
premio Filandón que me otorgaron en León en el año 1998 y
que me supuso un problema decorativo. De un quinto presunto
delito de coacciones al exigirme que me retracte, de un
sexto presunto delito de calumnias por acusarme de hacer
“apología de la homofobia” que significa apología de la
fobia al hombre cuando soy madre de familia cristiana. De un
septimo presunto delito de malos tratos y coacciones al
“exigir” que me despidan de mi trabajo y me impidan
publicar, de un octavo…
Esto me cansa. Si alguien tiene interés en leer la denuncia
que ahora mismo corro a presentar que me la pida y yo se la
escaneo y se la mando. ¿Qué dicen? ¿Qué falto a la caridad
cristiana denunciando a esos multiconsonánticos? No. Y si
falto me confesaré y haré la penitencia que me sea impuesta.
Pero esos tipos han herido gravemente mi sensibilidad mis
creencias y mi origen, del que me siento muy orgullosa. Me
conocen y saben perfectamente que nací me crié y eduqué,
como antes lo hiciera mi padre, en Marruecos, en un país
musulmán donde, primero las monjas cristianas y luego los
maestros del grupo escolar, me inculcaron sólidos principios
morales que he guardado como un tesoro durante toda mi vida
y que sigo guardando con agradecimiento y respeto.
En las tres grandes religiones monoteístas hay inmensos
valores comunes y compartidos y yo tuve la fortuna de
recibir un mix educativo entre lo católico y lo musulmán y
las reglas de moralidad, educación y respeto que me
inculcaron son para siempre. Y no voy a renunciar a ellas
por las amenazas de un grupo de maricas de Ceuta. Como
manifesté en mi polémico (para ellos que son tontos de baba)
artículo, yo respeto a todo el mundo, pero exijo idéntico
respeto para mi sensibilidad, mis costumbres, mis valores y
mis creencias. Dicen estos lelos que me manifiesto
“abiertamente contra la libertad de expresión sentimental y
emocional” ¡Ja! No olviden que nos referimos al rifirrafe
acaecido en Sevilla entre el dueño de un bar y dos maricas
que se morreaban en la terraza y el morreo y el magreo no
son precisamente “libertad emocional”. La libertad emocional
es infinitamente más espiritual y habla de sentires que no
de magreos y la libertad sentimental, cuando gira en torno a
un espectáculo inmoral, sea entre actores del sexo que sea,
constituye una conducta escandalosa y vejatoria para las
sensibilidades de quienes lo presencian. En la intimidad que
cada cual utilice sus atributos como apetezca, pero en la
vía pública y en establecimientos públicos, ante testigos de
diferentes edades, no hablo de contención, exigible a
cualquier ser racional, por fogoso que sea, sino de observar
unas mínimas normas de educación, urbanidad, cortesía y
buenas maneras y todo eso lo mamé de mis maestros musulmanes
en Nador y no voy a traicionar mis principios ni mis
creencias porque no me sale de esa parte de la anatomía que,
las patiperras dicen que “se lava y se estrena”.
No me retracto, ni públicamente, ni en privado, porque vivo
en un Estado de libertades y si una conducta me repugna
moralmente y hiere mi sensibilidad así lo manifiesto, porque
me da la gana, sean los escandalosos parejas de cualquier
tendencia. Porque lo que hay es mucho mamoneo con las
minorías que se creen que tienen más derechos que nadie y
ninguna obligación y van avasallando y amenazando porque se
creen impunes. Y es indignante el victimismo , la
prepotencia e ir por la vida esgrimiendo la lista de
agravios. Los LGTB de Ceuta, que es como se deben llamar
allí, me amenazan con dar cuenta a numerosos colectivos de
ellos ¡Que susto! ¡Del disgusto no me voy a tomar esta noche
el yogur! Pues mañana van a tener ellos presentada otra
denuncia ante el padre Pepe Chamizo, Defensor del Pueblo
Andaluz, que es un auténtico hombre de Dios que no va a
permitir que una minoría trate de tener acojonados a quienes
osan a decir lo que sienten y como lo sienten. ¿Es que hemos
vuelto a la censura y son ellos los censores oficiales para
decir que puede escribir cada cual?. Pues no me retracto.
Mis raíces culturales, mi origen rifeño, la educación y los
principios que me han inculcado desde la cuna, el privilegio
de ser un revoltillo hispanorrifeño, mestiza hasta el
tuétano y aspirante a depositaria de lo más exquisito de los
dos mundos me impide el acojonamiento, la dejación y la
traición a mis valores y si lo tuviera que hacer por
imposición o por miedo, sería encima víctima del racismo y
de la xenofobia. Yo no me retracto y encima les denuncio y
de paso les mando a la mierda. Eso es.
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