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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 25 DE OCTUBRE DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Antonia María Palomo
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Antonia María Palomo hace una oposición que pone de los nervios a los diputados del PP. Los cuales llegan a los plenos convencidos de que la secretaria general de los socialistas, de Ceuta, siempre sacará a relucir cualquier asunto que les obligue a tragar saliva.

Antonia María no se toma la menor tregua durante las sesiones parlamentarias. Ella va a lo suyo; es decir, a denunciar todo lo denunciable y si es posible demostrar que Juan Vivas goza de un prestigio inmerecido. Un crédito que le da un aura ante los ciudadanos y que le vale para que a éstos no se les caiga su nombre de la boca y acudan a las urnas con la boleta de su nombre entre las manos.

Por decir lo que siente, y de la manera tan apasionada como lo expresa, hay políticos del PP que se quejan de Antonia María y reconocen que oírla les repatea y les produce dolor de cabeza. La tienen marcada con la equis de la inquina y cuando pronuncian su nombre es para no reconocerle nada bueno. Una injusticia, mírese por dónde se mire, puesto que el voto de la señora Palomo fue decisivo para que el Gobierno del GIL saliera de Ceuta con el rabo entre las piernas.

-Bueno, bueno, algo sacaría ella por ayudarnos a desalojar del poder a un grupo de desaprensivos.

Así me respondía, no ha mucho, un diputado del PP al recordarle yo la postura de la socialista cuando lo del voto de censura, para que Juan Vivas fuera investido como presidente de la Ciudad.

Una contestación que, por improcedente, me supo tan mal que debió hasta quedar calcada en mi cara la indignación causada por semejante comentario. Dado que mi interlocutor trató de dar marchar atrás e incluso intentó por todos los medios salirse del jardín en el cual se había metido.

Tampoco Antonia María es santa de la devoción del hombre que manda en el PSPC. A quien habría que preguntarle - ya que no fue capaz de dar su nombre en el Dardo de los jueves donde lo refirió- qué persona es la que va diciendo por ahí que es la verdadera representación del Gobierno de la Nación en Ceuta. Una denuncia malintencionada, a todas luces, a fin de meter cizaña entre el partido y la Delegación del Gobierno. Una acusación que a mí no se me pasó por alto, a pesar de que estaba camuflada entre la muchísima broza del artículo.

Antonia María Palomo es una mujer de armas tomar. Sin duda. Con lo cual cae mal a muchos hombres: a esa gran mayoría que aún no se ha dado cuenta de que la tradición ya no exige a las mujeres obediencia a los varones.

Sin embargo, y aunque me toque redoblar el tambor, justicia obliga reconocer que Antonia María ha sabido ganarse la confianza de sus compañeros de partido y ha conseguido que el orden y la disciplina se mantengan en la sede sita en la calle de Daoíz.

Y es que esta mujer, briosa, resolutiva, y poco dada a eludir los problemas, supo afrontar los malos tiempos de su partido y se ganó el derecho a ser candidata a la presidencia. De ella, cada vez que he tenido la oportunidad de pulsar la opinión de sus compañeros, suelen decir que no le arredra el trabajo, que es constante y que pocas veces se le puede ver sumida en el desánimo.

Me consta, además, que sigue preparando su asistencia a los plenos como si fuera la primera vez que acude y procura huir de las improvisaciones. Sabedora de que enfrente tiene a un presidente con muchas tablas y recursos suficientes, cual funcionario brillante que es y, por tanto, conocedor de todo lo habido y por haber acerca de la Administración. Ese hombre es, precisamente, la cruz de Antonia María. De haber otro presidente, que no fuera Juan Vivas, seguro que esta mujer estaría en disposición de convertirse en presidenta.
 

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