El ministro de Administraciones
Públicas, Jordi Sevilla entregó un documento a los
presidentes de Ceuta y Melilla en el que se proponía un plus
de autogobierno para ambas ciudades.
Si bien el presidente de Ceuta entendía que no era negativa
la propuesta y sí un punto de partida adecuado a las
pretensiones ceutíes, el jefe del Ejecutivo melillense
afirmaba que se trataba de un documento “inasumible” para
Melilla. Estas aparentes diferencias valorativas entre los
presidentes autonómicos han quedado diluidas en la
‘contrapropuesta’ trabajada conjuntamente y consensuada por
Ceuta y Melilla para que el Gobierno central estudie, medite
y, finalmente acepte un plus razonable de autogobierno en el
que la asunción de algo más de competencias se vea reflejada
efectivamente en el aporte necesario como para que la
gestión sobre ellas no sea deficitaria.
Nos acordamos ahora de la asunción de la competencia de
menores en la que en su día no se previó económicamente la
actual situación de los transfronterizos.
Sin embargo, esa llamada deuda histórica del Estado para con
Ceuta y que se eleva a algunos millones de euros, aún no
ingresados en las arcas ceutíes, debe ser tenida muy en
cuenta desde Madrid. La situación de esta ciudad, desde el
punto de vista geográfico, es lo suficientemente relevante
para el Estado como para que éste nutra a la Ciudad de los
argumentos económicos suficientes como para que supere los
‘extras’ derivados de su posición geográfica.
Y es verdad que el Estado apoya y ayuda. Y también es verdad
que, en su medida, el Estado aporta y proporciona. Sin
embargo, convendría probablemente emplearse debidamente en
una reforma del REF, del Ipsi y trabajar para crear
infraestructuras capaces de lograr la sostenibilidad
económica de Ceuta. Más autogobobierno para Ceuta sí, pero
también más medidas para la autosuficiencia económica.
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