El sufragio femenino quedó aprobado en España el 1 de
octubre de 1931 gracias a la lucha de una de las tres únicas
diputadas de la República, Clara Campoamor. En un debate
duro, esta seguidora del movimiento feminista defendió el
derecho de las mujeres a votar apelando a aplicar la llamada
‘frase de Humboldt’ que decía que “la única manera de
madurarse para el ejercicio de la libertad y de hacerla
accesible a todos es caminar dentro de ella”.
Con la instauración del voto femenino, hace ya 75 años,
España entró en la modernidad siguiendo la estela de otros
países europeos con una burguesía más asentada en los que ya
hacía algunos años que las mujeres también podían votar. A
pesar del retraso de nuestro país, todavía había algunos del
área mediterránea, como Italia, que tampoco permitían votar
a sus mujeres. Sin la lucha de Campoamor, ha explicado el
decano de la Asociación de Historia del Instituto de
Estudios Ceutíes, José Antonio Alarcón, “España aún hubiera
tardado diez años en aprobar el sufragio femenino”.
Sobre la figura de esta mujer y la importancia del
movimiento feminista desde finales del siglo XVIII habló
ayer por la tarde Alarcón en una conferencia impartida en el
salón de actos del Palacio Autonómico.
El retraso en España se debió, principalmente, al poder que
ejercían las clases más altas de la sociedad y al papel que
jugaba la Iglesia en aquella época.
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