Del pan y deportes del fin de
semana tan intenso y de emociones muy fuertes, hemos pasado
a un lunes -ya martes, para ustedes- donde todo se reduce a
esperar que los políticos locales vuelvan a encontrar
motivos para que no decaiga la gresca que les pide el cuerpo
ante las elecciones que se avecinan.
De esas riñas, similares a veces a las que se producían en
los patios de las casas de vecinos, por nada y menos, los
columnistas conseguimos material para rellenar el folio que
nos esclaviza todos los días. Y es que el folio en blanco
tiene, en bastantes ocasiones, las mismas dificultades que
lidiar un toro que se acueste por los dos lados y que sepa
lo que se deja detrás.
Es el toro con el cual me toca apechugar esta mañana, cuando
una vez leídas todas la noticias de Ceuta, caigo en la
cuenta de que ni siquiera Francisco Antonio González
ha abierto su boca para decir una chorrada que me sirva para
salir del paso. La última que dijo, llamando fascista al
delegado del Gobierno, huele a guano y es ya pasto de las
gaviotas.
Tampoco Antonia María Palomo se ha soltado el moño y
nos ha dicho algo que sea de interés para que Juan Vivas
le responda que mientras ella sea la candidata socialista,
él no pasará el menor apuro para obtener una nueva mayoría
absoluta.
No así, claro está; pero yo me imagino a Vivas con la
sonrisa asomada a la comisura de sus labios y los ojos del
cachondeo entrecerrados, diciendo por lo bajinis las cuatro
cosas que le pide su sentido de la ironía. No olviden
ustedes que el presidente tiene esa guasa marinera que se
derrocha en el barrio de la Viña de Cádiz, aunque pasada por
las aguas de los dos mares ceutíes.
De todos modos, el presidente habrá acudido a su despacho
con la moral por todo lo alto: ha ganado su Madrid y ha
perdido el equipo de Zapatero. Y, desde luego, se habrá
alegrado de que Fernando Alonso sea ya bicampeón
mundial de la Fórmula 1.
Si bien no hay alegría completa, qué verdad es; lo digo
porque la Asociación Deportiva Ceuta no pudo ganar en
Águilas. Ahora bien, pienso que el presidente se consolará
con la justificación de que el equipo mejoró actuaciones
pasadas y, sobre todo, se quejará amargamente del arbitraje.
A propósito, he leído que Juan Vivas ha prometido otro campo
a la Federación de Fútbol de Ceuta y que se reunirá con
Ángel María Villar para cerrar el acuerdo. Mira por
dónde se le presenta una oportunidad de oro para recordarle
al presidente de la FEF lo mal que se portan los árbitros
con la ADC. Esa entrevista, que me parece muy bien, también
debió producirse cuando el equipo jugaba fases de ascenso.
Es más: creo que hubo una concertada y que, de repente, se
suspendió porque alguien negó su asistencia.
Lo que va de ayer hoy. Temporadas atrás el equipo era temido
y respetado por todos los campos y, sin embargo, las
relaciones con Madrid estaban envenenadas por que el
presidente de la ADC no era del agrado de quien podía hacer
uso de su tan cacareada amistad con un Villar que reparte
posibles prebendas a su aire.
Ahora, en cambio, en cuanto se le están viendo las orejas al
lobo de la decadencia galopante del equipo, que lleva nueve
partidos sin ganar, se anuncia, a bombo y platillo, una
visita a la sede de la FEF. Y a lo mejor, durante esa
conversación con el todopoderoso Villar, a Juan Vivas le
ofrecen un partido internacional en el Murube, de cualquier
selección menor, en vista del mucho afecto que Villar
profesa a Ceuta. Un afecto que no le impediría, no sería la
primera vez, presentar una factura millonaria. Más jugosa
que si el partido se jugara en Albacete. Por ejemplo. Ah, a
ver quién habla con los árbitros andaluces.
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