La fiesta religiosa de fin de
Ramadán, el ‘Id-al-fitr’ dura un solo día, aunque según la
tradición popular se alarga durante tres días. Se trata de
un tiempo de comunidad y familia preferentemente.
Tras el Ramadán comienza un período de armonía familiar, de
encuentro, de diálogo, de reposo y de reflexión. Reflexión
personal, acerca de las experiencias vividas a los largo del
mes en un plano interior y espiritual de comunión con Dios.
Y reflexión en un ámbito social y familiar, evaluando la
delincuencia, los problemas sociales, los ánimos de la
comunidad, la comparativa respecto a otros meses del año...
Son palabras de Mustafa Abdelkader, presidente de la
Asociación religiosa ‘Luna Blanca’ quien explica, de este
modo, el significado del fin de este sagrado mes cuya
celebración se inicia con el llamado rezo de Páscua y que se
desarrolla a las nueve de esta mañana en todas las mezquitas
de Ceuta.
Para el buen musulmán, compartir el día a día y respetar al
prójimo por distinta que fuera su confesión, no es nada
difícil. En nuestra ciudad la generalidad indica este
‘cuasiprecepto’ de la declaración del ceutí.
El nexo de unión, Ceuta, prevalece ante cualquier otra
circunstancia en las buenas relaciones de la comunidad
caballa (cristianos, musulmanes, hebreos e hindúes). Hoy
acaba un mes sagrado musulmán y se celebra por todo lo alto
con el respeto y la admiración de los restantes miembros de
la comunidad caballa.
Mientras tanto el Diwali hindú acaba también hoy con la
ofrenda al mar de los elementos materiales en un sencillo
acto de los ceutíes que mantienen esta ancestral y
tradicional confesión.
Son las características de una ciudad como la nuestra donde
las diferencias no significan alejamiento y sí un activo en
sí mismo por el enriquecimiento que produce en una sociedad
que es, en realidad, una adelantada a su tiempo.
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