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OPINIÓN - DOMINGO, 22 DE OCTUBRE DE 2006

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

¿Fumar es un placer?
 


Domingo Ramos
domingoramos@elpueblodeceuta.com

 

Existen muchas cosas en la vida que le hacen a uno disfrutar de lo lindo. Y entre ellas está una exquisita comida acompañada de una excelente bebida. Pero hay quienes añaden un complemento adecuado para la sobremesa: un buen cigarro y, si es habano, mejor. Pues muy bien, según leemos, para todos aquellos que lo quieran gozar, acaba de ponerse a la venta el “Cohiba Behike”, el puro mas caro del mundo (15.000 ¤ la caja de cuarenta unidades, o sea, unas 64.000 pesetas, para entendernos, cada uno). Menudo deleite. ¡Ah! y para su correcta conservación se necesita disponer de una cava climatizada a fin de mantener su humedad entre los 65 % y 75 % y una temperatura de 16º a 18º de media. O sea, lujos del que solo pueden disponer unos cuantos privilegiados que, aparte de la disponibilidad económica para atender este desembolso, deberán proveerse de las instalaciones pertinentes.

Quienes no hayan conocido que “fumar es un placer” (que diría Sarita Montiel y corroboran los adictos al tabaco) no conocen las excelencias y cualidades de un buen habano como tranquilizante y, al mismo tiempo, excitante, sedante, inhibidor de la presión arterial alta, iniciador de una deseada conversación, relajante de un momento de ofuscación o irritación, calmante, y todos los etcéteras que quieran poner para justificar las virtudes que aprecian en su uso y consumo o solamente por el gusto que sienten al ver flotar en el aire las volutas que les inspiran confianza, serenidad y una sensación de navegar por el infinito. El no va más, en una palabra: el desiderátum.

Los otros, los que han sentido los rigores del tabaco y ahora lo han desechado (dicen que son los más acérrimos enemigos del hábito de fumar) y los que nunca han tenido el gusto ni el mínimo deseo de inhalar el humo de un cigarrillo y, menos, de un puro habano, solo lo consideran un vicio difícil de arrostrar y como graves las consecuencias que se derivan de su utilización para la salud y el bolsillo, capitulo éste último a considerar dados los actuales precios de la mercancía. Lo mejor, como diría aquel otro de la virtud, “está en un término medio”, pero en este tema no nos vamos a permitir aplicar el refrán. Como tampoco aquello de “cada uno haga de su capa un sayo”, que es una forma muy sutil de salirse por la tangente.

Tenemos que ser, aunque no queramos, beligerantes e inclinarnos decididamente, por las razones ya expuestas de salud y economía -aun cuando se cuente en su elaboración con la gran experiencia y profesionalidad de Norma Fernández la cubana torcedera que enrolla las capas del puro habano e, inclusive, teniéndose en cuenta la excelente calidad de la hoja de tabaco que según comentan se utiliza en su elaboración- a favor de un solo bando: el de los que no fuman.
 

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