Existen muchas cosas en la vida
que le hacen a uno disfrutar de lo lindo. Y entre ellas está
una exquisita comida acompañada de una excelente bebida.
Pero hay quienes añaden un complemento adecuado para la
sobremesa: un buen cigarro y, si es habano, mejor. Pues muy
bien, según leemos, para todos aquellos que lo quieran
gozar, acaba de ponerse a la venta el “Cohiba Behike”, el
puro mas caro del mundo (15.000 ¤ la caja de cuarenta
unidades, o sea, unas 64.000 pesetas, para entendernos, cada
uno). Menudo deleite. ¡Ah! y para su correcta conservación
se necesita disponer de una cava climatizada a fin de
mantener su humedad entre los 65 % y 75 % y una temperatura
de 16º a 18º de media. O sea, lujos del que solo pueden
disponer unos cuantos privilegiados que, aparte de la
disponibilidad económica para atender este desembolso,
deberán proveerse de las instalaciones pertinentes.
Quienes no hayan conocido que “fumar es un placer” (que
diría Sarita Montiel y corroboran los adictos al tabaco) no
conocen las excelencias y cualidades de un buen habano como
tranquilizante y, al mismo tiempo, excitante, sedante,
inhibidor de la presión arterial alta, iniciador de una
deseada conversación, relajante de un momento de ofuscación
o irritación, calmante, y todos los etcéteras que quieran
poner para justificar las virtudes que aprecian en su uso y
consumo o solamente por el gusto que sienten al ver flotar
en el aire las volutas que les inspiran confianza, serenidad
y una sensación de navegar por el infinito. El no va más, en
una palabra: el desiderátum.
Los otros, los que han sentido los rigores del tabaco y
ahora lo han desechado (dicen que son los más acérrimos
enemigos del hábito de fumar) y los que nunca han tenido el
gusto ni el mínimo deseo de inhalar el humo de un cigarrillo
y, menos, de un puro habano, solo lo consideran un vicio
difícil de arrostrar y como graves las consecuencias que se
derivan de su utilización para la salud y el bolsillo,
capitulo éste último a considerar dados los actuales precios
de la mercancía. Lo mejor, como diría aquel otro de la
virtud, “está en un término medio”, pero en este tema no nos
vamos a permitir aplicar el refrán. Como tampoco aquello de
“cada uno haga de su capa un sayo”, que es una forma muy
sutil de salirse por la tangente.
Tenemos que ser, aunque no queramos, beligerantes e
inclinarnos decididamente, por las razones ya expuestas de
salud y economía -aun cuando se cuente en su elaboración con
la gran experiencia y profesionalidad de Norma Fernández la
cubana torcedera que enrolla las capas del puro habano e,
inclusive, teniéndose en cuenta la excelente calidad de la
hoja de tabaco que según comentan se utiliza en su
elaboración- a favor de un solo bando: el de los que no
fuman.
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