A las siete y media de la mañana, Gema Borrás, Mina Mohamed
y María Teresa Hernández ya están repartiendo rotuladores,
lápices, pedazos de plastilina y hojas de papel. Alrededor
de 30 pequeños, que cursan Educación Primaria en el Colegio
Público Ortega y Gasset, corretean por el aula y les piden a
sus ‘seños’ que les atiendan. A eso de las nueve, estas tres
técnicos en Educación Infantil acompañarán a los escolares
hasta sus clases ordinarias.
Una hora y media diaria -de lunes a viernes- ideada para la
conciliación familiar y laboral. Así de sencillo y a la vez,
así de trascendente. Los padres (las madres, en el 90 por
ciento de los casos) traen a sus hijos al CP Ortega a
primera hora; su ocupación laboral les obliga a estar a las
ocho en el trabajo por lo que el aula de conciliación les
viene que ni pintada. Los progenitores quedan tranquilos y
los niños continúan con su aprendizaje.
Los Planes de Empleo de la Delegación de Gobierno han vuelto
a apostar por este servicio dado el enorme éxito del año
pasado. Es el Programa de Aulas Vespertinas y Matinales, que
coordina Ana Belén Casanova Mesa, satisfecha porque este año
se prolonga hasta final de curso. Casanova explica que el
principal objetivo de esta actuación es el de proporcionarle
a los padres ‘un respiro’ que les permita acudir al trabajo
con la certeza de que sus hijos están bien atendidos en su
propio centro escolar. Ahora bien, para adscribirse a este
servicio es necesario certificar que se trabaja y que el
horario no permite cuidar de los niños hasta que entran en
la escuela.
Por la tarde se reproduce la situación. Desde las cuatro de
la tarde, Sergio Mena imparte clases de apoyo a todos los
cursos del colegio; primero, los deberes y a continuación,
una larga lista de actividades para reforzar los puntos
débiles de los alumnos.
Una plantilla amplia
Este es uno de los programas más ambiciosos de la presente
edición del Plan de Empleo debido, sobre todo, al amplio
número de trabajadores que engloba, un total de 221-las
aulas matinales se desarrollan actualmente en 19 centros y
las vespertinas, en otros 17 colegios de la ciudad-.
En el caso concreto del CP Ortega y Gasset, el Plan de
Empleo 2006 aporta nueve trabajadores distribuidos entre las
clases matinales (tres técnicos en Educación Infantil del
Plan de Empleo); las actividades vespertinas (de las que se
encarga un maestro); tres conserjes, (uno por la mañana y
dos por la tarde); y dos limpiadoras (una por la mañana y
una por la tarde).
Por la mañana
La treintena de niños -cifra que varía según el día de la
semana- llegan recién desayunados, así que “están plenamente
despiertos”, destaca Mina Mohamed mientras le ata los
cordones a uno de los pequeños; el resto corretea incansable
por el aula. Ella, Gema Borrás y María Teresa Hernández
idean cada día actividades plásticas, lúdicas o de memoria
para entretener a los alumnos al mismo tiempo que les
forman. Las tres se muestran “contentas” con el trabajo que
desarrollan. De hecho, Gema repite en los Planes de Empleo
con la misma responsabilidad que ahora. “Es una experiencia
muy buena, muy gratificante”, asegura esta técnico infantil
que después desempeña otras labores educativas en el CP
Ortega y Gasset.
Por la tarde
Si por la mañana los alumnos están espabilados, a las cuatro
de la tarde su actividad física es, si cabe, un poco más
intensa. Sergio Mena, maestro, no da a basto respondiendo
todas las dudas de los pequeños alumnos de Primaria que
repasan sus deberes. “Seño, seño,” - repite Hakim que
necesita mejorar en la lectura, “¿qué tengo que poner
aquí?”. El maestro le indica que tiene que señalar los
sentimientos del protagonista del cuento que ha leído.
Sergio Mena, que tiene a cerca de 40 escolares a su cargo
sumando todos los cursos de Primaria, les ayuda con los
deberes y les proporciona actividades que mejoren sus
carencias: problemas de matemáticas, actividades de relación
de conceptos, libros de lectura o dibujos que tienen que
rellenar respetando los límites de la silueta de una sirena.
A pesar de que los ejercicios son perfectos para hacerlos en
un pupitre, Mena asegura que no para quieto: “apenas me
siento”, indica, aunque la educación es lo que más le
motiva. A las cinco suena el timbre y sus alumnos se
precipitan hacia la puerta guardando fila. Ahora le toca el
turno a los alumnos de 3º y 4º y luego, 5º y 6º. Las aulas
vespertinas no se dedican solo a los escolares sino a toda
la comunidad educativa. A las clases de apoyo se suman las
aulas de pintura; de manualidades; para el fomento de las
habilidades sociales; aulas ‘Aprender jugando’; actividades
deportivas; escuelas de padres y madres; y las clases de
alfabetización para adultos.
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