Les noto hoy a ustedes algo
vacilones e imbuidos del espíritu y de la dialéctica cali,
que es una moda a la que no dudo en apuntarme ya que
prefiero pecar de populachera que de pretenciosa. Será que,
lo populachero viene de populus y lo pretencioso de ser
relamido y más cursi que una morcilla de caviar, mismamente
como Luis María Ansón y Jaime de Marichalar que, para
servidora, la que de fatigas llora, son los tipos más cursis
de España.
Y, por cierto “A de antiguo la costumbre, mi padre el barón
de Mies de descender de su cumbre a cazar aves con lumbre,
ya sabéis vos como es…”¿Qué algunos no lo saben? Pues eso es
que, en su niñez no se puso de moda “La tragedia de Don
Mendo” que me aprendí de memoria por el placer de acariciar
en el paladar la dulzura del verso castellano y porque, mis
progenitores, me ponían a recitar, para sorprender a sus
amistades eso de “Los dos hermanos Quiñones, al combate se
aprestaron y al correr de sus Briones, como dos
exhalaciones, hasta el castillo legaron…” ¿Y es eso ser
culta? Pues no, señores, es ser cultureta, amante de la
cultura en su acepción sencilla, de nobleza baturra y de
pueblo llano. Los que van de “cultos” adolecen de llaneza y
su revestimiento intelectual parece aislarles de, un
entorno, que suelen considerar asilvestrado, ignorante y
paleto. Hay distanciamiento y un grado de ensoberbecimiento
marcadamente antipático y es que, quien alza la barbilla
“sintiéndose” culto, no suele ser más que un baboso
jilipollas, porque, el aprendizaje es una asignatura que
dura toda la vida y el conocimiento un agujero negro del
espacio que se sabe cuando comienza pero cuyo fondo es
ignoto.
Prefiero a los culturetas porque en ellos se presume un
grado de humor y de disponibilidad, son accesibles,
sencillos y humildes “Solo se que no se nada” eso lo dijo el
filósofo y, por cierto, el filósofo no sabría nada pero yo
bien que me aprendí lo que hicieron los dos hermanos
Quiñones cuando se lanzaron sobre el castillo “¡Ah del
Castillo-dijeron-bajad presto ese rastrillo…!”
Culto en España es Fernando Sánchez Dragó que, por cierto,
no va de nada y tiene una casa encantada en una pedanía
Soriana que no aparece en ninguna guía y se llama Castelfrío
de la Sierra, la casa se llama Kokoro que quiere decir
corazón en japonés y allí se aísla para parir encajes de
bolillos dialécticos que encierra en folios A-4. ¿Qué si
cuando escribió “Gárgoris y Habidis” vivía en Kokoro? No.
Escribía en la ciudad de Soria, espiando por el mirador para
absorber la magia del cielo de Castilla…¡Que suerte!
Por cierto, el querido maestro que enseñó a mi anciano
esposo a hablar correctamente el español, estará de viaje
por China y Japón hasta el día treinta de este mes ¿Qué para
que viaja tanto? Porque sigue el camino. Ya saben el
principio de la sabiduría milenaria “Cuando tengas que
elegir entre dos caminos, elije siempre el camino del
corazón, el que elije el camino del corazón no se equivoca
nunca” Y de esa máxima hermosa rescató el título de su
novela “El camino del corazón”. ¿Y como es posible que los
sucesivos gobiernos cegatos no hayan pensado nunca en
Sanchez Dragó, que fue Premio Nacional de Literatura, como
Ministro de Cultura? Es para comerse.
Todavía recuerdo con un estremecimiento de horror a la
Ministra de Cultura pepera, Pilar del Castillo, hija de Pepe
Castillo y vecina mía de Nador, aunque en su biografía
solían poner que era de Madrid, pues no señores, era una
cateta rifeña como yo, solo que le daba reparos confesarlo,
aunque no le daba reparos ir por la vida con los
estrambóticos y horrorosos modeletes que ella misma se
diseñaba y que la hacían parecer una mezcla entre David el
Gnomo y el Sastrecillo Valiente. Eso si, Pilar del castillo
tenía un mérito inenarrable para el Partido Popular que era
que, en su juventud, había sido comunista y maoísta,
seguramente porque tenía complejos por sus orígenes
geográficos y para los dirigentes del PP, tan acomplejados
ellos, el haber sido de la izquierda, por muy zarrapastrosa
y marginal que hubiera sido esa izquierda, es un mérito sin
parangón, porque da imagen de “progresía” y de “modernidad”,
o al menos eso piensan y el pensamiento es libre y los
complejos también lo son y los cura un buen psicoterapeuta.
¿Qué si Sanchez Dragó es de derechas? Si. Vota al PP, pero
es un Premio Nacional de Literatura, tiene pechá de
carreras, habla siete idiomas y su inteligencia es
espectacular lo que significa que “ningún” gobernante va a
elegirle estrictamente para nada, ya que resulta muy
desagradable el que, un ministro sea infinitamente más
culto, brillante y carismático que todo el Gobierno reunido
con su Presidente a la cabeza. Sanchez Dragó es peligroso y
su cerebro es una pura competencia desleal para la
mediocridad reinante. Por eso pasan de el.
Y nombran Ministra de Cultura a una tal Cabrera que es una
mujer reseca, con apariencia árida y justiciera a la que, si
fuera tuerta, pondrían como epitafio de su tumba el de
Estefanía ¿Qué cual es ese epitafio? Pues dice “Aquí yace
Estefanía, flaca y aguda mujer, que bien pudo aguja ser,
pues solo un ojo tenía. Seca, esqueleto de alambre, en torno
a sus huesos vanos, yacen también los gusanos, pues se
murieron de hambre” Estos versos son de nuestro Siglo de
Oro, porque los españoles tuvimos “Siglo de Oro” en nuestra
espectacular cultura ¿Qué otras civilizaciones no tuvieron
Siglo de Oro? Pues tendrían “Siglo de Mierda” y por mi como
si las joden, no son mi guerra.
¿Qué si la Ministra Cabrera es cultureta? No se. Creo que
no. No la veo dominando el habla cali, ni desdramatizando a
tope nuestro fabuloso patrimonio filosófico y cultural
dándole un aire calorro-macarra, ese que consiste en tunear
el idioma, como se tunean los coches o “bugas” del coleguéo.
Y para ser cultureta de pro hay que flexibilizar las raíces,
retrotraerlas a nuestra realidad, citar a “El lobo
estepario” de Herman Hesse y partirse el pecho de risa
recordando lo siniestros que se era en los setenta con la
concienciación de los cojones y la “Cantata de Santa María
de Iquique” del grupo Quilapayún que el rojerío escuchaba
para motivarse, mientras que, la sanamente de derechas
optaba por Jarcha y por el “Andaluces de Jaén, aceituneros
altivos…” Que, no crean, tenía su punto reivindicativo que
conmovía a los jiennenses “¡Jaén, levántate brava, sobre tus
piedras lunares, no vayas a ser esclava, con todos tus
olivares…!” La Ministra Pilar del Castillo me parecía una
insípida caricatura de Ágata Ruis de la Prada que es la
payasa mayor del reino y la Ministra Cabrera es, no sé como
decir finamente, es como una teleplastia, tipo las caras de
Belmez. Pero ambas eran light y la negación del carisma.
Para oír disertar a esas dos insípidas prefiero de Ministra
a la Belén Esteban, que por lo menos ha tenido una hija con
Jezulín y es una hortera con fundamento.
Cultura, culturización, culturalismo… Prefiero,
definitivamente, cultureta.
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