Menos de 300 euros y nueve partidos de sanción es lo que
cuesta actualmente agredir a un árbitro de categoría
juvenil. Una circunstancia que el Comité Técnico de
Árbitros, reunido ayer por la tarde en su sede de la calle
La Legión, consideró aberrante, y que ha supuesto la
negativa de los colegiados a pitar la próxima jornada de
liga en la citada categoría.
El presidente del Comité Técnico, Antonio Soto Mariscal, fue
tajante ante la situación de inseguridad que vive este
colectivo. “El Comité de Competición ha aplicado el
reglamento. Pero lo que no se puede consentir es que un
jugador que agrede a un árbitro sea únicamente sancionado
con nueve partidos y una multa económica que no llega a los
300 euros”. Además, el presidente de los árbitros quiso
recalcar la situación de impotencia que está sufriendo el
sector en estos momentos, “los árbitros se encuentran
dolidos e indignados y más de uno se ha planteado abandonar
el arbitraje. Lo que pedimos es que se sancione como en
otras competiciones, es decir, por partidos y no por
periódos de tiempo. Nosotros no queremos sanciones de un
año, que suponen únicamente que el agresor pierda nueve
partidos. Nosotros pretendemos que se sancione por partidos
y que hechos como el sucedido el pasado domingo conlleven
una sanción de, como mínimo, treinta y tantos partidos”.
Con todo esto, los encargados de repartir justicia en los
terrenos de juego están barajando otras iniciativas
independientes del plante del próximo domingo, “esta
situación ha llevado a parte del colectivo arbitral a
plantearse la posibilidad de abandonar el arbitraje, y se ha
puesto encima de la mesa la opción de acudir a la vía
ordinaria. De esta manera serían los propios colegiados los
que acudirían a los juzgados para denunciar las agresiones a
las que están siendo sometidos.”, afirmó Soto.
En este sentido, hay que recalcar que la violencia traspasa
los límites delimitados por los terrenos de juego, llegando
incluso a producirse amenazas en los centros educativo,
“algunos árbitros han sido amenazados por compañeros en los
institutos y me parece que no estamos en los terrenos de
juego para que nadie nos amenace”.
Por último, el presidente del Comité Técnico de Árbitros
expresó la necesidad de que se produzca una especie de pacto
social en este sentido. “Lo que está sucediendo es un
problema de todos y tenemos que ser todos los que pongamos
de nuestra parte. Necesitamos mayor protección en los
terrenos de juego y una restricción de entrada en los
campos. En estos momentos cualquiera puede acceder a las
instalaciones, banquillos o campo de juego. Además, no son
solamente los jugadores los que han agredido a los árbitros
con patadas, puñetazos e insultos. En ocasiones, las
agresiones han procedido también de padres y otros
familiares, una actitud todavía más preocupante, por lo que
es necesario un compromiso de todos en este sentido, y una
mayor implicación a la hora de erradicar un problema de
estas características.
|
El arbitraje se está convirtiendo en un deporte de riesgo
El pasado domingo, durante un
partido de juveniles, uno de los jugadores de la Peña
Madridista, Mohamed Ali Essaidy, propinó un puñetazo e
insultó reiteradamente al árbitro del encuentro. Un hecho
que se produjo después de que el colegiado del partido
decidiese expulsar al jugador por insultar al público que
estaba viendo el encuentro.
Este hecho no es un acontecimiento aislado ya que la pasada
temporada fueron dos los trencillas, correspondientes a la
categoría regional, los que fueron agredidos en el
transcurso de un partido fútbol. Una situación que dista
mucho de los valores que se supone debe difundir el deporte.
Además, es de reseñar el hecho de que estos comportamientos
se observen no sólo en las categorías juveniles sino que
también se han producido entre los infantiles que practican
este deporte.
De nada sirve que los jugadores de élite salgan a los campos
de fútbol con pancartas defendiendo el Fair Play si los
dirigentes no se emplean en atajar la la violencia en el
deporte desde las categorías inferiores, acabando con el
problema de raíz.
Todas estas circunstancias están haciendo del arbitraje un
deporte de riesgo, tansformando la vocación de muchos
jóvenes en miedo a pisar un campo de fútbol.
|