En 16 años pueden pasar muchas cosas en un polígono
comercial. El propietario puede dejar el negocio,
arrendarlo, cederlo a otra persona, encomendárselo a su
descendencia si es que la tiene...
En esta línea y desde el año 1995, las naves del recinto del
Tarajal ha vivido multitud de modificaciones fruto del paso
del tiempo, pero, en la mayor parte de los casos con una
salvedad: las variaciones se han efectuado a espaldas de la
administración local. O lo que es lo mismo: alrededor del 70
por ciento de los pabellones tienen que tramitar las
licencias oportunas para que el ejercicio de su actividad
comercial cumpla con los requisitos que impone la ley. Con
estos antecedentes, la Ciudad Autónoma decide, antes de
verano, abordar la situación.
El 23 de junio de este año, se produce una reunión en la que
participan la Cámara de Comercio, empresarios ceutíes,
representantes de la Consejería de Fomento y de Gobernación,
el viceconsejero de Medio Ambiente, la Viceconsejería de
Dotación y Servicios, Policía Local, Parque Móvil de
Bomberos y el presidente de Ceuta, Juan Vivas. Ese encuentro
sirve para sentar las bases de la regularización genérica de
las naves del Tarajal además de catalizar un acuerdo de
mejoras en las instalaciones en materia de seguridad;
limpieza (que acomete la empresa pública Urbaser); recogida
de cartonaje (de contratación privada); colocación de
servicios públicos; arreglo de los desagües; refuerzo y
arreglo de las puertas de entrada al polígono; o inspección
del IPSI.
Dentro del proyecto de recuperación de la urbanización del
polígono también se toman medidas para rehabilitar el
alumbrado, la señalización de tráfico o la red de hidrantes.
Todo ello conforma un montante de 247.000 euros que salen de
las arcas municipales. Una vez recepcionadas las obras, la
Ciudad emprende por fin el proceso de regularización que han
obviado los anteriores gobiernos, desde el PSOE hasta el
propio Partido Popular, pasando por el GIL.
Para la vuelta al redil administrativo, se crea un equipo,
dirigido por el viceconsejero de Urbanismo, Juan Manuel
Doncel Doncel, que se dedica a revisar todas las solicitudes
de licencia presentadas desde el año 1995. Después de tres
meses de trabajo, sólo una docena de naves estarían
habilitadas para desempeñar su actividad en los cuatro
polígonos que integran el Tarajal, de las 110 solicitudes
registradas en la Ciudad Autónoma desde mediados de los
noventa. De ese centenar, 55 tienen visos de poder ser
reguladas en breve, objetivo principal de Fomento.
En 16 años, de absoluta dejadez por las dos partes, la
mayoría de las naves han vivido en una situación de
irregularidad manifiesta al amparo de ‘la ceguera
municipal’.
Todo cambia, nada permanece
Más de tres lustros dan para mucho. El equipo de trabajo de
Fomento ha visitado, en primer lugar, cada una de las naves
para comprobar el número originario de pabellones y el
actual (que ha aumentado después de las subdivisiones de las
parcelas comerciales).
Desde 1995, no se ha tocado nada desde el punto de vista
burocrático. Por un lado, es necesario comprobar la
identidad de los propietarios y saber si la actividad a la
que se dedica coincide con la inicialmente prevista. Las
revisiones han dejado entrever que la realidad inmediata
nada tiene que ver con lo que dicen los papeles. Cambios de
titularidad o transmisiones a terceros son parte de las
‘sorpresas’ con las que se ha encontrado una administración
local que tampoco ha intervenido durante años.
La primera vez
“Nunca se había hecho antes una regularización masiva”,
señalan fuentes de Fomento que tendrá que intervenir sobre
cerca del 73 por ciento de las naves del polígono comercial
para tramitar su regularización. Este período abierto es ‘un
segundo aviso’ a los propietarios que, desde el mes de
julio, han podido enmendar la situación de sus
instalaciones. De no ser así, la administración tendría que
echar mano de sanciones o, incluso, de la orden de cierre.
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Subdivisiones, titular desconocido o transmisiones a
terceros
El 70 por ciento de las naves no
cumplen con los requisitos legales para ejercer su actividad
en el Tarajal. Es necesario reunir tres licencias para
‘estar en regla’: la de recepción de obras, la de primera
ocupación y la de apertura. Desde 1995, 110 solicitudes se
han entregado en la Ciudad Autónoma; sólo 55 son
susceptibles de ser regularizadas sin mayor problema (de
hecho, una docena se han considerado ya como aptas). A la
mayoría le falta completar algún paso del trámite, está a
falta de una firma o de una corroboración, pero desde la
Consejería de Fomento se espera que no demore demasiado. El
resto tiene carta blanca para regularizar su situación.
Aviso
Este período abierto ‘espontáneamente’ por la Ciudad
Autónoma es, al mismo tiempo, un aviso a los comerciantes
para que agilicen los trámites y sigan el procedimiento
establecido. De hecho, el plazo lleva abierto desde el mes
de julio, días después de que una reunión entre todos los
agentes políticos, económicos e institucionales implicados
decidieran iniciar el proceso de regularización masivo.
Actualmente, 244 naves componen el recinto comercial del
Tarajal, lejos de las 197 registradas en el año 1995. El
motivo de este crecimiento es la subdivisión de los
pabellones con arreglo a intereses particulares. Y esa es
una de los mayores motivos de irregularidad en el polígono
comercial. Otra es la transmisión a terceros (familiares o
no) sin registrar el cambio en la administración o el hecho
de que los propietarios no sean ni siquiera residentes en la
Ciudad Autónoma.
Ante el enorme trabajo que se avecina, Fomento opta por
ponerse metas a corto plazo: de momento, el objetivo es
regularizar las 55 solicitudes que ya tiene la Ciudad.
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