Decíamos las niñas de antaño
“rabia rabiña, que tengo una piña, con muchos piñones y tu
no los comes” Y hoy se lo recito a ustedes porque, apuesto
cualquier cosa a que no se está impartiendo en Ceuta el
curso al que estoy asistiendo en Málaga. ¿Qué de que curso
se trata? Vale, se lo voy a contar, para que compartan mi
júbilo y altivez, verán lo organiza la Escuela de Seguridad
Pública del Ayuntamiento de Málaga, que se dice ESPAM, en el
salón de actos de uno de los centros cívicos que salpican la
ciudad, concretamente en el que está a dos autobuses de mi
domicilio, lo que dota a mi aprendizaje de nuevas materias
de un aura espiritual de sacrificio y esfuerzo.
¿Qué les aclare? Vale, es el primer curso de Voluntariado de
Emergencias, somos treinta alumnos de lo más variopinto, un
contingente notable de tíos cachas que se están preparado
para bomberos, un grupo de chicas estudiantes de enfermería,
varios tíos corrientes, nada de cachas ni de tremendos, dos
jubilados con carreras superiores que van para adquirir
educación cívica y servidora, la maestra ladilla, curiosa y
marisabidilla. Y no se crean que es un muermo, hoy por
ejemplo vamos a tener una lección teórico práctica de
emergencias con fuego real en el Parque de Bomberos y nos
darán chaquetones inífugos y toda la parafernalia apropiada
para sofocar incendios de diversa índole. Por supuesto que
todos acudiremos con nuestras cámaras digitales para
inmortalizarnos manguera en mano y luego sorprender con la
instantánea a nuestras amistades . Montaje hay y nos dotan
de una infraestructura que debe valer un herraje, vamos a
ver, mis queridos menganillos ¿Han convocado algo similar en
Ceuta? Lo mismo yerro y están ustedes hartitos de que, los
jefes de bomberos les impartan ponencias acerca de la famosa
Ley de protección Civil que firmó Felipe González en 1986
(un pestiño todo lo que se refiere a la normativa y a la
jerarquización de los dispositivos de emergencias con el
Delegado de Gobierno como mandamás del invento) Pero
interesante cuando, el ponente, comienza a acojonar al
alumnado con relatos vívidos de catástrofes naturales,
seísmos, riadas, terremotos, tornados y todo ese tipo de
calamidades ante los que hay que saber reaccionar y actuar.
¡No vean el yuyu! Y el maestro anunciando con tono
conspirador que, aquí en el sur, estamos en zona sísmica y
que, inevitablemente, cada cien años hay un gran terremoto y
¡Han pasado ciento ocho años desde el último gran seísmo!
Así que ya toca y prometen que, en cuanto se monte el
dispositivo de emergencias por catástrofes naturales, nos
convocarán con carácter obligatorio para participar
activamente en el desastre del terremoto de los cojones. El
alumnado pálido. Y un nota que comenta con voz queda “¿Nos
van a dar un chaleco que ponga “Protección Civil”?” Ni puto
caso, todos mudos de angustia con el seísmo de los cien años
y luego con la “gota fría” con lluvias torrenciales, peligro
para la vida humana, situación de catástrofe y convocatoria
de todas las empresas constructoras para que envían a sus
obreros y sus palas excavadoras para rescatar de los ríos a
los coches arrastrados y a sus desdichados ocupantes. Vamos,
que vivimos en una perenne situación de peligro y ni nos
coscamos del riesgo terrible que supone el hecho de existir.
El profesor nos miraba con fijeza “¿Y quien no tiene
enchufes olvidados tras los muebles? Los cables se
cristalizan y “eso” se empieza a calentar… ¿Y las
explosiones de gas? Y ¿Cómo hay que actuar ante una tormenta
con gran aparato eléctrico con los rayos cayendo?” Angustia
generalizada y la voz queda del que quería un chaleco “¿Y
nos van a dar carnets? Lo digo por enseñarlo si tenemos que
participar en algún rescate” Pasando del tío, porque luego,
el de la ponencia entró en catástrofes nacionales como
terrorismo y alarmas nucleares donde solo hay situación 1-
No hay escape. Y situación 2-Hay escape, salgan echando
leches.
Joder, así no se puede vivir, con tantos riesgos y tanto
miedo a todo. Para servidora que, los pasotas y los
irresponsables, tienen que ser más felices, porque no andan
espiando el entorno a ver que siniestro puede acaecer en
cualquier momento ¿Y los tornados? El profesor comentaba
que, hace unos años, la política era bastante ocultista y,
antes de decretar el estado de alerta se lo pensaban mucho,
pero ahora lo decretan pronto para evitarse demandas y
ataques de la prensa. Normal. Pero para mi que, los mayores,
estamos en el curso para culturizarnos, porque ninguno va a
meterse en un arroyo crecido con una pala excavadora ni a
trepar a un monte en llamas con un contingente del
voluntariado. Yo me ofrezco para ir con un guía canino en
caso de terremoto, para luego, con la confusión, quedarme
con el guía y llevármelo a mi casa, pero en plan operativo
no me veo yo ni veo a mis compañeros jubilados.
El segundo día, ayer, vino el médico de los bomberos y las
emergencias y dale que te pego con los números, el 112 dos
que se tiene que decir uno,uno,dos el 062, el 092,el 091 y
vengan ceros de emergencias. Aquí mucho tema de
politraumatismo, de buscar el pulso en la carótida, de
buscarlo en el brazo, de alumbrar los ojos del accidentado
con una linterna, porque, la pupila es una ventana y si
tiene la ventana abierta y la pupila no se cierra, el tipo
está muerto. ¡Que angustia! Y luego las maniobras de
reanimación y el determinar si está o no está inconsciente y
tiene o no tiene actividad cerebral. Y venga mirar pupilas y
venga tomar pulso y el cuello estirado si no es
politraumatismo, porque, si hay politraumatismo no se puede
estirar el cuello porque se daña la médula y el tipo se
queda tetrapléjico.¡Que susto! Vas de buena fe a ayudar a un
accidentado y te lo puedes cargar si no te han machacado
hora tras hora en el genuino Curso de Voluntariado de
Emergencias, pionero en España, según la prensa local y
puede ser, pero para mí que, en otras grandes capitales a
“alguien” se le habrá ocurrido preparar exhaustivamente a
los de protección Civil para que, al menos sepan, que, lo
principal es cumplir órdenes y que nos digan cuando tenemos
que actuar y cuando quedarnos quietos o dedicarnos a colocar
colchonetas en los polideportivos para los damnificados de
la catástrofe natural de turno. Y vengan infartos, anginas
de pecho , accidentes cardiovasculares, ahogamientos y
atragantamientos, servidora, que se había llevado una pera
para la merienda, les juro que la tomó con cierta aprensión.
Pero oigan, a quien quiera le paso el material que nos han
regalado, aunque el del chaleco y el carnet me pidió el
llavero “Si tu no lo quieres me lo das” le contesté “A ti te
han dado el tuyo y este es mío” Y no es que yo tenga
especial interés en el elegante llavero, a otro se lo
hubiera dado, pero no se lo di por su actitud, porque aquel
tipo nada más que quería “cosas” y ya está preguntando si,
el chaquetón inífugo es para que nos lo quedemos ¿Para que
coño querrá un chaquetón inífugo? Eso si, el maestro nos
señaló el extintor y el detector de humos de la sala de
conferencias y les juro que aquel individuo miró los chismes
con ojos golositos. ¿Qué si nos han regalado muchas cosas?
Si. Un pasón de material académico, carpetas con el emblema
de la Escuela de Seguridad, cuadernos, bolígrafos y el
llavero que no le pienso regalar a ningún pidón. Hay montaje
y se ve el poderío municipal y el funcionamiento de los
bomberos y de los servicios de emergencias ¡no vean la
organización! Parecen soldados, aunque nos dicen que, en
muchas catástrofes y tragedias hay que llamar al Ejército,
porque esos si que están organizados y obedecen a los mandos
sin rechistar.
¿Qué? ¿Cómo se les ha quedado el cuerpo? ¿Alguien quiere que
le reanime o que le auxilie? ¿Tienen viejos cables en sus
casas y se están cristalizando? De centrales nucleares no
les hablo, porque no es el caso. Pero tenemos encima la
amenaza terrorista y lo culto y lo cívico es que, todos los
ciudadanos, sin importar el status ni la edad, estemos
educados, culturizados, entrenados y preparados para lo que
pueda acontecer. Si somos cuarenta millones de españoles
supongo que deberíamos ser una especie de ejército de
cuarenta millones de voluntarios de protección civil e ir
disciplinados haciendo rigurosamente lo que nos han enseñado
en los cursos y en los simulacros. Mismamente como en Japón
donde, a los niños, desde las guarderías, se les educa sobre
como portarse y actuar ante los terremotos que son
corrientes allí. Pero aquí, mi grupo y yo somos pioneros ¿No
quepo en mi de autocomplacencia? ¿Qué si es verdad lo del
gran seísmo cada cien años? Lo ha dicho el ponente y es
verdad, se lo juro y han pasado ciento ocho años desde el
último ¡Que yuyu!
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