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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 18 DE OCTUBRE DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Los pioneros
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Decíamos las niñas de antaño “rabia rabiña, que tengo una piña, con muchos piñones y tu no los comes” Y hoy se lo recito a ustedes porque, apuesto cualquier cosa a que no se está impartiendo en Ceuta el curso al que estoy asistiendo en Málaga. ¿Qué de que curso se trata? Vale, se lo voy a contar, para que compartan mi júbilo y altivez, verán lo organiza la Escuela de Seguridad Pública del Ayuntamiento de Málaga, que se dice ESPAM, en el salón de actos de uno de los centros cívicos que salpican la ciudad, concretamente en el que está a dos autobuses de mi domicilio, lo que dota a mi aprendizaje de nuevas materias de un aura espiritual de sacrificio y esfuerzo.

¿Qué les aclare? Vale, es el primer curso de Voluntariado de Emergencias, somos treinta alumnos de lo más variopinto, un contingente notable de tíos cachas que se están preparado para bomberos, un grupo de chicas estudiantes de enfermería, varios tíos corrientes, nada de cachas ni de tremendos, dos jubilados con carreras superiores que van para adquirir educación cívica y servidora, la maestra ladilla, curiosa y marisabidilla. Y no se crean que es un muermo, hoy por ejemplo vamos a tener una lección teórico práctica de emergencias con fuego real en el Parque de Bomberos y nos darán chaquetones inífugos y toda la parafernalia apropiada para sofocar incendios de diversa índole. Por supuesto que todos acudiremos con nuestras cámaras digitales para inmortalizarnos manguera en mano y luego sorprender con la instantánea a nuestras amistades . Montaje hay y nos dotan de una infraestructura que debe valer un herraje, vamos a ver, mis queridos menganillos ¿Han convocado algo similar en Ceuta? Lo mismo yerro y están ustedes hartitos de que, los jefes de bomberos les impartan ponencias acerca de la famosa Ley de protección Civil que firmó Felipe González en 1986 (un pestiño todo lo que se refiere a la normativa y a la jerarquización de los dispositivos de emergencias con el Delegado de Gobierno como mandamás del invento) Pero interesante cuando, el ponente, comienza a acojonar al alumnado con relatos vívidos de catástrofes naturales, seísmos, riadas, terremotos, tornados y todo ese tipo de calamidades ante los que hay que saber reaccionar y actuar. ¡No vean el yuyu! Y el maestro anunciando con tono conspirador que, aquí en el sur, estamos en zona sísmica y que, inevitablemente, cada cien años hay un gran terremoto y ¡Han pasado ciento ocho años desde el último gran seísmo! Así que ya toca y prometen que, en cuanto se monte el dispositivo de emergencias por catástrofes naturales, nos convocarán con carácter obligatorio para participar activamente en el desastre del terremoto de los cojones. El alumnado pálido. Y un nota que comenta con voz queda “¿Nos van a dar un chaleco que ponga “Protección Civil”?” Ni puto caso, todos mudos de angustia con el seísmo de los cien años y luego con la “gota fría” con lluvias torrenciales, peligro para la vida humana, situación de catástrofe y convocatoria de todas las empresas constructoras para que envían a sus obreros y sus palas excavadoras para rescatar de los ríos a los coches arrastrados y a sus desdichados ocupantes. Vamos, que vivimos en una perenne situación de peligro y ni nos coscamos del riesgo terrible que supone el hecho de existir. El profesor nos miraba con fijeza “¿Y quien no tiene enchufes olvidados tras los muebles? Los cables se cristalizan y “eso” se empieza a calentar… ¿Y las explosiones de gas? Y ¿Cómo hay que actuar ante una tormenta con gran aparato eléctrico con los rayos cayendo?” Angustia generalizada y la voz queda del que quería un chaleco “¿Y nos van a dar carnets? Lo digo por enseñarlo si tenemos que participar en algún rescate” Pasando del tío, porque luego, el de la ponencia entró en catástrofes nacionales como terrorismo y alarmas nucleares donde solo hay situación 1- No hay escape. Y situación 2-Hay escape, salgan echando leches.

Joder, así no se puede vivir, con tantos riesgos y tanto miedo a todo. Para servidora que, los pasotas y los irresponsables, tienen que ser más felices, porque no andan espiando el entorno a ver que siniestro puede acaecer en cualquier momento ¿Y los tornados? El profesor comentaba que, hace unos años, la política era bastante ocultista y, antes de decretar el estado de alerta se lo pensaban mucho, pero ahora lo decretan pronto para evitarse demandas y ataques de la prensa. Normal. Pero para mi que, los mayores, estamos en el curso para culturizarnos, porque ninguno va a meterse en un arroyo crecido con una pala excavadora ni a trepar a un monte en llamas con un contingente del voluntariado. Yo me ofrezco para ir con un guía canino en caso de terremoto, para luego, con la confusión, quedarme con el guía y llevármelo a mi casa, pero en plan operativo no me veo yo ni veo a mis compañeros jubilados.

El segundo día, ayer, vino el médico de los bomberos y las emergencias y dale que te pego con los números, el 112 dos que se tiene que decir uno,uno,dos el 062, el 092,el 091 y vengan ceros de emergencias. Aquí mucho tema de politraumatismo, de buscar el pulso en la carótida, de buscarlo en el brazo, de alumbrar los ojos del accidentado con una linterna, porque, la pupila es una ventana y si tiene la ventana abierta y la pupila no se cierra, el tipo está muerto. ¡Que angustia! Y luego las maniobras de reanimación y el determinar si está o no está inconsciente y tiene o no tiene actividad cerebral. Y venga mirar pupilas y venga tomar pulso y el cuello estirado si no es politraumatismo, porque, si hay politraumatismo no se puede estirar el cuello porque se daña la médula y el tipo se queda tetrapléjico.¡Que susto! Vas de buena fe a ayudar a un accidentado y te lo puedes cargar si no te han machacado hora tras hora en el genuino Curso de Voluntariado de Emergencias, pionero en España, según la prensa local y puede ser, pero para mí que, en otras grandes capitales a “alguien” se le habrá ocurrido preparar exhaustivamente a los de protección Civil para que, al menos sepan, que, lo principal es cumplir órdenes y que nos digan cuando tenemos que actuar y cuando quedarnos quietos o dedicarnos a colocar colchonetas en los polideportivos para los damnificados de la catástrofe natural de turno. Y vengan infartos, anginas de pecho , accidentes cardiovasculares, ahogamientos y atragantamientos, servidora, que se había llevado una pera para la merienda, les juro que la tomó con cierta aprensión.

Pero oigan, a quien quiera le paso el material que nos han regalado, aunque el del chaleco y el carnet me pidió el llavero “Si tu no lo quieres me lo das” le contesté “A ti te han dado el tuyo y este es mío” Y no es que yo tenga especial interés en el elegante llavero, a otro se lo hubiera dado, pero no se lo di por su actitud, porque aquel tipo nada más que quería “cosas” y ya está preguntando si, el chaquetón inífugo es para que nos lo quedemos ¿Para que coño querrá un chaquetón inífugo? Eso si, el maestro nos señaló el extintor y el detector de humos de la sala de conferencias y les juro que aquel individuo miró los chismes con ojos golositos. ¿Qué si nos han regalado muchas cosas? Si. Un pasón de material académico, carpetas con el emblema de la Escuela de Seguridad, cuadernos, bolígrafos y el llavero que no le pienso regalar a ningún pidón. Hay montaje y se ve el poderío municipal y el funcionamiento de los bomberos y de los servicios de emergencias ¡no vean la organización! Parecen soldados, aunque nos dicen que, en muchas catástrofes y tragedias hay que llamar al Ejército, porque esos si que están organizados y obedecen a los mandos sin rechistar.

¿Qué? ¿Cómo se les ha quedado el cuerpo? ¿Alguien quiere que le reanime o que le auxilie? ¿Tienen viejos cables en sus casas y se están cristalizando? De centrales nucleares no les hablo, porque no es el caso. Pero tenemos encima la amenaza terrorista y lo culto y lo cívico es que, todos los ciudadanos, sin importar el status ni la edad, estemos educados, culturizados, entrenados y preparados para lo que pueda acontecer. Si somos cuarenta millones de españoles supongo que deberíamos ser una especie de ejército de cuarenta millones de voluntarios de protección civil e ir disciplinados haciendo rigurosamente lo que nos han enseñado en los cursos y en los simulacros. Mismamente como en Japón donde, a los niños, desde las guarderías, se les educa sobre como portarse y actuar ante los terremotos que son corrientes allí. Pero aquí, mi grupo y yo somos pioneros ¿No quepo en mi de autocomplacencia? ¿Qué si es verdad lo del gran seísmo cada cien años? Lo ha dicho el ponente y es verdad, se lo juro y han pasado ciento ocho años desde el último ¡Que yuyu!
 

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