Las elecciones a la Alcaldía de
Madrid están dando un juego que ya quisieran para si las
catalanas. Juego nos referimos por la inseguridad que existe
principalmente en el Partido Socialista para designar
candidato lo que, con esta incertidumbre, hace mas
interesante “la batalla” de la Capital de España para la
elección del edil que vaya a ocupar la poltrona de la
presidencia en el Ayuntamiento. Y todo viene por la
inseguridad con que se están mostrando los socialistas a la
hora de designar candidato, que si Trinidad Jiménez, Javier
Solana, Felipe González, José Bono y, por ultimo, que si
Maria Teresa Fernández de la Vega, vamos, que ni la tarara.
A nosotros, particularmente, la candidatura de José Bono nos
hubiera parecido la más acertada, dada la imagen que ha
venido labrándose el antiguo Presidente de Castilla la
Mancha y ex ministro de Defensa, ganando prestigio entre el
electorado y siendo poseedor de todas las cualidades
necesarias para desempeñar la alcaldía de la capital de la
nación. Pero nos da la impresión que han tenido que surgir
imponderables, solo conocidos por él y el Presidente
Zapatero, que le hayan decidido, a última hora, no
presentarse. Para conocer estos imponderables, nos parece
que no hay que hacer un alarde de imaginación ya que los
motivos de la no aceptación de la candidatura han podido ser
los mismos que expuso públicamente cuando solicitó su cese
como Ministro de Defensa, o sea, sus deseos de atender a la
familia a la que, por motivos obvios, un miembro del
gobierno no puede prestar toda la dedicación deseada. Aun
cuando también habrá sopesado las características del
oponente, en este caso el actual Alcalde Ruiz Gallardón,
perteneciente al Partido Popular, y reconocer lo difícil que
tiene que ser, en unos procesos electorales libres como por
suerte se dan en nuestro país, enfrentarse a un peso pesado
de la política nacional, reconocida su valía por la mayoría
de votantes aunque cierto sector de electores de su propio
partido mantengan lógicas reticencias hacia quien les viene
gobernando por aquello de su acercamiento a medios de
comunicación progresistas. Precisamente esta cuestión,
estimamos, le beneficia ya que muchos madrileños no
pertenecientes o identificados con la derecha política, o
aquellos que se muestran siempre indecisos a la hora de
emitir su voto, pueden depositarlo a favor del candidato
popular, al que hay que reconocerle el impulso que, en todos
los órdenes, le viene dando a la capital de España
especialmente en lo que a viales y obras de infraestructura
se refiere.
La “opción Bono” se ha quedado, pues, en eso: una
posibilidad más de las que tiene el Partido Socialista para
buscar un candidato que pueda hacer sombra al del Partido
Popular que, dadas las circunstancias a las que someramente
nos hemos referido, se hace harto difícil dado que, si se
elige a una persona de categoría, con experiencia política,
de alto prestigio, en una palabra, la idónea para el
desempeño de tan importante cargo, se corre el riesgo, de
que salga derrotado en las elecciones y, como le pasaría al
mismo José Bono, no sería persona que se encontrara a gusto
de portavoz de la oposición en un foro como el de Madrid de
tanta responsabilidad y repercusión a nivel nacional,
produciéndose de seguro, a posteriori, un “abandono” que
vendría a desprestigiar tanto al candidato como al partido
al que pertenece.
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