El tribunal de la sección sexta de la Audiencia Provincial
de Cádiz con sede en Ceuta ha condenado a Y.M.A. a las penas
de un año de prisión por tenencia ilícita de armas de fuego
y a cuatro años, once meses y veintinueve días por un delito
de homicidio en grado de tentativa en concurso ideal con un
delito de atestado a agentes de la autoridad. Tendrá,
además, que pagar 6.000 euros de indemnización a uno de los
agentes y 899,62 euros a la Ciudad Autónoma.
Los hechos juzgados se remontan al 14 de enero de 2005
cuando dos zetas de la Policía Local acudieron a la barriada
Príncipe Felipe para acompañar a los bomberos que acudieron
a sofocar un conato de incendio en las naves de El Tarajal.
Mientras uno de los vehículos policiales acompañó al camión
de bomberos, el otro se quedó en las proximidades de la
curva del Jato como apoyo a la otra unidad ya que, según
relató uno de los agentes en el juicio, “es una zona
conflictiva en la que hemos sido objeto de varios
apedreamientos”. Una vez finalizada la intervención, fueron
tiroteados por un individuo que identificaron como el
acusado, Y.M.A., con el que habían tenido una actuación
apenas una semana antes por un apedreamiento.
Según declararon, en los minutos que duró la intervención de
los bomberos en el Polígono, unos quince, el acusado pasó
varias veces conduciendo un Honda Accord y amenazó a los
agentes haciéndoles un gesto como si les fuera a disparar. A
pesar de que eran las once de la noche en pleno invierno,
los agentes aseguraron que pudieron reconocer al acusado
porque la carretera era estrecha y el conductor pasaba cerca
de ellos y porque lo conocían de un altercado que se había
producido la semana anterior.
“En un primer momento pensamos que lo que impactaba contra
la chapa del coche eran piedras pero, de repente, uno de los
proyectiles atravesó la luna delantera y rozó el chaquetón
de mi compañero, entonces zigzagueé un poco para salir de
allí cuanto antes”, relató uno de ellos.
Otro policía aseguró que se puso muy nervioso al comprobar
que estaba herido como consecuencia de los cristales rotos y
tanto él como su compañero tuvieron que ser tratados
psicológicamente y estuvieron cuatro meses de baja.
Ninguno de los cuatro agentes implicados tuvo dudas al
señalar al acusado como autor de los disparos “ya que no
había nadie más allí y luego vimos su vehículo vacío y
hallamos una carabina en su interior”, relató uno de ellos
en la sala.
Acusado
En su declaración, Y.M.A., que acudió esposado por estar en
prisión, negó cualquier vinculación con los hechos arguyendo
que en el momento del tiroteo estaba en Marruecos
“recuperándome de la paliza que algunos de estos policías me
dieron una semana antes del tiroteo”. Si reconoció, sin
embargo, haber amenazado de palabra a los agentes cuando se
los encontró en los juzgados en los días que transcurrieron
entre el apedreamiento y el posterior tiroteo.
Ministerio Fiscal
El fiscal y la acusación particular solicitaron una pena de
14 años y seis meses de prisión por un delito de homicidio
en grado de tentativa y otro de tenencia ilícita de armas.
Sentencia
El tribunal no considera suficientemente probado el hecho de
que el acusado estuviera en Marruecos hospitalizado durante
dos meses y señala que “no tiene sentido que un ciudadano
español, si necesita atención médica, acuda a un centro de
salud marroquí distante más de cuarenta kilómetros de su
ciudad de residencia y aún menos que lo haya hecho
totalmente indocumentado”.
A la vista de los hechos, se infiere que Y.M.A. efectuó los
disparos “con ánimo de alcanzar y dar muerte a los agentes y
como tirador experto intentó que cualquiera de los disparos
pudiera alcanzarlos aceptando el resultado que se hubiera
producido de haber penetrado cualquiera de los proyectiles
en órgano vital”.
El fallo lo condena a penas que suman seis años de prisión
aunque ha sido recurrido en casación por el interesado ya
que no es firme.
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