Aunque los partidos políticos no
reconocen su entrada en el ‘juego electoral’ hasta bien
pasadas las fiestas navideñas, lo cierto es que se perciben
ciertos síntomas inequívocos de que los políticos ceutíes ya
están jugando. El primero de ellos, un mal medido
hermanamiento de la Ciudad con el PP-A, que si bien puede
arrastrar un buen puñado de indecisos votos ceutíes
residentes en Andalucía, el ‘favor’ al amigo Arenas resulta
flaco cuando trae consigo un deterioro de la imagen pública
del Gobierno. Y esto, pese a las pertinentes aclaraciones,
ha ocurrido, ya que la oposición ha tenido tiempo de sobra
para despacharse a gusto.
El PSOE, por su parte, también ha comenzado el juego y
revisa con lupa cada expediente, cada recibo y cada apunte
archivado en la Asamblea de tiempos presentes y remotos, con
el objetivo de sacar petróleo con cada traspiés del
Gobierno.
Mohamed Alí, jugando al juego de ‘yo no juego’, no ha
perdido la oportunidad de proclamar a los cuatro vientos la
vergüenza de consentir el no reconocimiento de Ceuta como
Aduana (en el manido asunto de los 4x4), así como la
desfachatez de otorgar viviendas protegidas a ciudadanos
marroquíes, por si quedaba alguna duda sobre su
posicionamiento al respecto.
El propio Mizzian, ya sin grandes ambiciones políticas,
reserva sus cartas para poder decidir su futuro cuando los
detalles sean más decisivos, y su posicionamiento pueda
entenderse como vital.
Visto el panorama y pese a la aplastante mayoría que maneja
actualmente el equipo de Gobierno, parece que la precampaña
va a traer sorpresas y que la carrera, de resistencia por
supuesto, no la gana el que mejor se coloca, sino el que
termina con menos desgaste.
En cualquier caso no puede negarse que la ventaja con la que
parte el presidente Vivas se antoja prácticamente
insalvable.
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