Buenas sensaciones, esas eran las que el técnico del Goyu-Ryu
tenía antes de iniciarse el encuentro, uno de esos que se
esperan a la vez que se temen, dada la entidad del rival,
pero mejor pasar este trámite cuando el nivel de juego es el
mejor.
Damián Torres se veía por primera vez esta temporada ante la
disyuntiva de tener que elegir quien iba a entrar en la
convocatoria. No había tenido que verse antes en esta
tesitura dadas las numerosas bajas que había tenido en el
resto de encuentros disputados esta temporada. Hombres tan
importantes para el esquema del entrenador gimnasta como son
Joselete o Cristian Salcedo se quedaban en la grada.
Ya antes del partido, durante el calentamiento, Torres pedía
al grupo concentración, que todos tuvieran los cinco
sentidos puesto en el encuentro, sabedor de la importancia
de los puntos puesto en juego.
Los primeros minutos de juego presagiaban que el Goyu-Ryu
podría irse al descanso con una amplia ventaja en el
marcador. Disfrutaban de la posesión del esférico,
controlaban el juego y creaban ocasiones, con el correr del
crono, cada vez más claras.
La más peligrosa llegaría en el minuto 23 de juego. Nació en
el centro del campo. Reda con una buena visión de juego,
realizaba un cambio de orientación, abriendo el campo para
la internada de Alfredo (Muy activo durante los minutos de
juego que disfrutó. Este apura línea de fondo y dispara a
puerta, arriba, haciendo lucirse a Molero, que en dos
tiempos atajó la jugada más peligrosa de esta primera parte.
A partir de este momento, el juego decayó en intensidad.
Los nervios, fruto de alguna que otra jugada de dudosa
legalidad, fueron apoderándose del partido, con lo que las
reiteradas faltas y las imprecisiones se fueron adueñando
del juego.
Con cuatro tarjetas, dos por bando, excesivas faltas
cometidas y algo de cansancio mental, con el empate a cero
inicial en el marcador, se llegó al final de los primeros 45
minutos.
A pocos minutos de la reanudación se produjo una jugada que
pudo haber cambiado el signo del encuentro. Un centro al
área de Alfredo, que el jugador cordobés Pino despeja con la
mano, dentro de su área y que ni el colegiado del encuentro,
Ángel Celadero ni su asistente en esa banda, Carlos
Rodríguez vieron, y que por tanto se quedó sin señalizar.
El juego en la segunda mitad fue de insiste acoso de los
gimnastas a la meta de Molero, pero la suerte de cara a
puerta era aciaga a los jugadores de Torres. De las más
claras, un centro chut, al que saque de una falta que Oscar
puso a escasos centímetros del larguero de la portería
blanquiverde, aunque ayer vistiera de fucsia. Molero volvió
a demostrar que es un gran guardameta, ante el lamento del
lateral derecho gimnasta.
El Córdoba parecía conformarse con el empate, aunque a falta
de diez minutos de la conclusión del encuentro comenzará a
crear peligro. Sobre todo en el 82, cuando David, tras un
error defensivo, estuvo a punto de marcar,pero la gran
intervención de Samu, dejó en tablas el encuentro de la
jornada, donde el punto conseguido fue dado por bueno por
ambos entrenadores.
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