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ACTUALIDAD - DOMINGO, 15 DE OCTUBRE DE 2006


Dispositivo de control de vehículos. EP

reportaje / ronda nocturna con los ‘águilas’
 

Los agentes de la Policía Nacional garantizan la seguridad ciudadana

El Pueblo de Ceuta comparte turno de noche
con funcionarios de este cuerpo de seguridad del Estado. Los ‘águilas’ recorren las calles evitando la comisión de delitos
 

CEUTA
Verónica Fernández
veronicafernandez@elpueblodeceuta.com

Trabajar de noche conlleva un esfuerzo extra que muchos nunca han experimentado ya que tienen la suerte de trabajar de día, siguiendo el ritmo de vida de las ciudades. Médicos, bomberos, empleados de los servicios municipales de limpieza y policías son sólo algunos de los profesionales que conocen a la perfección la otra cara de Ceuta, la nocturna.

Los ‘águilas’ son un grupo dentro del Cuerpo Nacional de Policía que, cada noche, recorren nuestras calles para hacer de Ceuta la ciudad segura que es, a pesar de las quejas de muchos. “Aquí el nivel de inseguridad es mínimo a pesar de los altercados ocasionales y del tráfico de sustancias ilegales”, explica un agente con una amplia trayectoria profesional en varios destinos de la geografía nacional.

00.00 horas. Un equipo de ‘El Pueblo de Ceuta’ se suma al turno de noche de la Policía Nacional para compartir con ellos algunas horas de trabajo. El punto de partida es la Jefatura Superior. Nos subimos a una ‘combi’ y nos vamos de patrulla por el centro de la ciudad.

Es viernes por la noche. La zona del helipuerto está repleta de jóvenes. La música suena en los coches allí aparcados. Horas tranquilas de botellón. Circulamos hacia El Morro. De repente, un aviso por radio alerta de un ruido inusual, que bien podría ser una disputa, en una vivienda de la calle Real. Cambiamos de dirección y acudimos como refuerzo a otra patrulla que se encuentra en la zona.

A pesar de que es una noche tranquila, la calle Independencia está intransitable. Encendido de las luces de emergencia y de las sirenas. Muchos conductores reaccionan tarde o, simplemente, se quedan parados donde están. ¿Resultado? Recorremos la calle como si de un slalom de máxima competición se tratara, haciendo un continuo zigzag para ir esquivando a los vehículos que se encuentran detenidos en ambos carriles. Algunos conductores parece que han olvidado que ante sirenas y luces de emergencia de los vehículos de urgencia, lo que hay que hacer es facilitar el paso de estos, no sólo detener la marcha.

Al llegar al lugar indicado, la mujer que ha llamado a la central sale al encuentro de los agentes. Al parecer ha escuchado unos golpes muy fuertes en la vivienda inferior donde viven unos obreros extranjeros. Falsa alarma. La Policía comprueba que se trata de siete ecuatorianos que acaban de llegar de trabajar. Nada extraño sucede.

Hasta la una de la mañana la noche transcurre sin incidentes. Tras los problemas que se produjeron como consecuencia del asesinato de Suhaila, parece que la tranquilidad es, de nuevo, la tónica dominante en las rondas nocturnas policiales.

01.00 horas. Todos los ‘águilas’ de servicio así como otros agentes del Cuerpo Nacional de Policía ajenos a este grupo se encuentran en la Comisaría de Los Rosales para decidir la ubicación del control que van a instalar. Primera elección: Loma Margarita. Una zona apartada en la que suelen darse cita los ‘camellos’ para facilitar cocaína y otras sustancias a los consumidores habituales.

Loma Margarita. El objetivo del control es localizar vehículos robados, individuos con orden de busca y captura o incautarse de pequeñas cantidades de sustancias ilegales. “No es frecuente que en este tipo de controles aleatorios, que no forman parte de una operación policial de investigación, nos encontremos con grandes alijos o con armas”, explica uno de los policías.

Los controles suelen tener una duración media de quince minutos ya que pronto se avisan unos a otros de que hay presencia policial en una determinada zona “y pasado este tiempo ya no sirve de nada el control”, explican.

Cuatro ‘zetas’, dos ‘combis’ y un vehículo ‘ka’ (camuflado) componen el dispositivo desplegado en esta zona en el que participan once agentes.

En apenas diez minutos se ha dado el alto a nueve turismos y una motocicleta. Todos llevan la documentación en regla, los permisos de conducir y no se halla nada ilegal en los dos registros efectuados. Tras un primer momento de aglomeración de coches, el tráfico en la zona casi desaparece: fin del control.

Puente del Quemadero. Nos traladamos ahora hasta esta zona en la que, en la últimas semanas, se han producido algunos altercados, sobre todo con la Policía Local. La estratégica ubicación del Puente del Quemadero facilita el escondite de aquellos que, armados con piedras, disfrutan apedreando a los agentes de la UIR que por allí circulan o se instalan. Esta noche reina la calma. Los siete vehículos se trasladan a la entrada del puente procedentes de Juan Carlos I.

Un ciclomotor, que viene hacia nosotros, se da la vuelta en plena calzada al ver a tanto coche policial. Dos vehículos lo siguen rápidamente y logran detenerlo unos pocos metros más adelante. El conductor es un viejo conocido de los agentes pero lleva todo en regla así pues, una vez comprobada su documentación y la del vehículo, lo dejan marchar.

Tras esta primera identificación, los vehículos retroceden y se colocan en la posición que les corresponde: unos aparcados a la izquierda, otros a la derecha, de cuatro a seis agentes en medio de la calzada con conos luminosos advirtiendo de su presencia y seleccionando a aquellos conductores que deben parar o pueden proseguir su marcha, y el resto, controlando los vehículos y pasajeros que han sido invitados a pararse en uno de los lados de la calzada.

El control se mantiene operativo casi hasta las dos de la madrugada, controlándose al menos a una quincena de coches en una zona que, a esa hora, está muy transitada. Todo transcurre con normalidad. Ni una detención, ni una sanción, ni un sólo altercado.

02.00 horas. Finaliza el control en el Puente del Quemadero sin que hayan hecho acto de presencia los jóvenes que, en noches anteriores, han protagonizado los apedreamientos a las patrullas policiales. Nosotros aún continuamos de ronda hasta pasadas las tres de la mañana. La ciudad duerme tranquila. Una jornada más los ‘águilas’ finalizan su turno sin registrar incidentes. La seguridad de Ceuta sigue en buenas manos. Otro turno acaba de comenzar.
 

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