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OPINIÓN - VIERNES, 13 DE OCTUBRE DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

En esta vida, las ayudas prestadas, en determinados momentos, tienen su recompensa. Y así, de esa forma, el cine español va a tener su recompensa con la Ley del Cine que el Gobierno pretende aprobar en los próximos meses.

De algo han válido aquellos letreritos de “NO A LA GUERRA” que portaban los cómicos españoles, en aquella bochornosa entrega de los premios Goya.

Lo malo que tienen estas cosas que el “NO A LA GUERRA”, era sólo y exclusivamente para el asunto de Irak que contó con el apoyo del Partido Popular, porque para otras guerras, donde se encuentran soldados españoles, jamás existió el mencionado letrerito como, si en esas guerras, no tirasen con balas y sólo se disparasen peladillas y algún que otro caramelito de menta y limón.

Para mejorar la situación económica por la que atraviesa la industria del cine español, esa nueva ley ha sido acogida con el aplauso de la gente del cine que ven, en ella, la solución a sus problemas.

La cosa, al parecer, consiste en la imposición de tasas para gravar las licencias de doblaje de las producciones extranjeras, su reproducción en DVD y el precio de las entradas del cine. Manda tela la película que se han montado porque, esto, si que es una película para no dormir.

Los cómicos españoles acusan de todos sus males a la fuerte competencia de la industria cinematográfica de los américanos de América, que ya se sabe que son una jartá de malos.

El cine español, por mucho que digan los integrantes del mismo, con chapitas en las solapas incluidas, no tiene sus males ni en las grandes superproducciones de los américanos de América ni en ninguna película que nos llegue del extranjero.

El mal está, simple y llanamente en el escaso interés que las películas españolas despiertan en el expectador porque, algunas de ellas, son malas con avaricia y, siempre, tocando los mismos temas, sexo droga o el señor mayor con alto cargo enamorado de algún chaval.

No olviden los cómicos españoles que el veinte por ciento de los espectadores españoles, abandonaron las salas de proyecciones antes de terminar algunas películas. Como decía la “Bombi”, personaje creado por el programa “Un, Dos, Tres” Por algo será.

Sin embargo, cuando las películas son buenas, como es el caso de las que realiza Almodóvar se llenan las salas y nadie abandona su butaca hasta que la película no ha finalizado.

O otro de los casos, como las películas de Santiago Segura, que no son nada del otro mundo y baten records de taquilla. Por la sencilla razón de que el público, al menos, se divierte y no le dan que pensar o aburrirse viendo los mismos temas una y otra vez e interpretaciones que son para llorar de unos actores que creen que el público es sordo y más que hablar gritan y, en la mayoría de las ocasiones, con un lenguaje soez pegándole mil patadas al diccionario de la lengua española.

Que me parece muy bien que se proteja a la industria cinematográfica española pero, al menos, que esa protección que se le va hacer con la nueva ley, sea para que hagan películas que despierten el interés del espectador y, estos, no tengan que abandonar las salas de proyecciones sin terminar de ver un bodrio.

Y en el caso de que a esa ayuda se le sume algo en metálico, salido del bosillo de todos los españoles, se les exija un mínimo de garantía de que la película va a despertar el interés de los espectadores y, que no valgan sólo para pagarles unos caprichitos a quienes juegan a productores, directores e interpretes de un bodrio, sabiendo que tienen asegurado el asunto económico.

El que quiera jugar a ser productor que se juegue su dinero y no el mio porque, servidor, sólo contribuye pagando su entrada para ver una buena película.

Si esto, como parece, se lleva a cabo con la aprobación de esa ley próxima a salir, donde al espectador que quiera ver una película extranjera antes que un bodrio español con los mismos temas, le va a costar más la entrada no le va a sentar muy bien el asunto.

Y, además, casi estoy por asegurar, que aunque haya que pagar más por ver una película extranjera, el personal lo pagará antes de tener que soportar el aburrimiento y el tener que salirse de la sala de proyección antes de que termine la película.

Creo que con esa medida, no van a conseguir más, que cabrear al espectador que tenga que pagar algunos euros más por ver una película extranjera.

Y conociendo al pueblo español, en cuanto vean esa imposición de tener que pagar más por ver una película extranjera, menos va a asistir a una película española, a no ser que sea una gran película.

Ya lo dice la canción “el que quiera peces que...”. Lo que tiene que hacer la industria cinematográfica española es realizar buenas películas que despierten el interés y no aburran al espectador ¿O no?
 

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