¡Ironías de la vida!,
Me dedico a la enseñanza, a la educación y tengo que
soportar la mala educación que hoy nos inunda por todas
partes, tal vez debería reconocer que me lo he ganado a
pulso cuando aprobé mi oposición, pues gracias a la política
educativa que TODOS LOS GOBIERNOS nos están dictando, debo
soportar estoicamente que un taxista malhumorado me increpe
¡¡PEDAZO DE BURRA!! Así ocurrieron los hechos:
Bonita nos están poniendo la ciudad, casas preciosísimas,
calles peatonales estupendas, plazas nuevas, nuevo
asfaltado... por supuesto hay que tener paciencia; en horas
punta llegamos tarde a nuestros trabajos, el aparcamiento
escasea y todos queremos llevar nuestro coche (tal vez el
transporte público falla un poco, y me voy a permitir decir
que no me gusta coger un taxi que parece salido del Beirut
de los años ’70). Bueno, pues iba yo con mi coche intentando
aparcar cuando la suerte me sonrió: cerca de mi trabajo un
coche algo más grande que el mío estaba saliendo de un sitio
bastante ajustado. Coloqué mi intermitente para señalizar la
maniobra de aparcamiento y esperé pacientemente a que la
persona que me iba a ceder su plaza saliera.
Ni qué decir tiene que ya los que me seguían detrás
empezaron a tocar el claxon. Al rato, cuando este vehículo
consiguió salir, yo empecé a maniobrar para aparcar. Es
cierto que a veces puedo calcular mal y provocar que me
cueste algo más aparcar, igual que a CUALQUIERA, pero
también me voy a permitir decir que generalmente aparco sin
problemas.
Cuando dejé espacio suficiente para que los vehículos
pasaran, me paré y dejé pasar antes de seguir maniobrando,
pues bien tras pasar tres o cuatro coches, le llegó el turno
a un taxista que con muy mala educación y bastante ensañado
me llamó: ¡¡PEDAZO DE BURRA!!
Aunque ya ha pasado algún tiempo, en el momento y “en
caliente”, pensé que correspondía al perfil de maltratador
ya que si a una persona a quien desconocía completamente se
atrevía a llamarla de esa manera, qué no haría en su casa,
con su familia. También pensé en denunciar, pero ni había
testigos, ni pienso que los juzgados deban ocuparse de este
tipo de cosas teniendo asuntos más importantes que tratar;
pero lo que no quería era quedarme de brazos cruzados por lo
que denuncio públicamente este hecho de mala educación que
nadie, ni hombre ni mujer, deberíamos nunca soportar.
Aprovecho desde aquí para volver a insistir en que la
educación es la base de todo y tendremos lo que nos
merecemos si los políticos no actúan correctamente
unificando y consensuando una ley educativa que, con ayuda e
implicación de toda la sociedad, y en especial de los
padres, mejore realmente a las personas, independientemente
de resultados estadísticos que esconden una buena o mala ley
de educación que solo enmascara la falta de motivación que
tienen los alumnos para estudiar.
O acaso es que ¿además de país con un sistema educativo
valorado por debajo de la media europea (según informe PISA)
queremos un país de maleducados?
P. S.: Por supuesto, como no se puede ni se debe
generalizar, en este caso, que sepa el gremio de taxistas
que desconozco el número del taxi del compañero al que
aludo, pero la matrícula del mismo es: 0258 CXX; tampoco sé
si lo conduce siempre la misma persona, a quien deseo buena
dosis de paciencia y mejores modales, porque hoy día, quien
respeta tiene un tesoro.
|