Recuerdo hace muchos años, cuando
uno era un currante de RNE, se celebró en nuestra tierra una
corrida de toros que, al parecer, era de gran importancia
para los aficionados taurinos. A servidor, los toros ni en
el plato aunque, eso sí, mi máximo respeto para esa fiesta
nacional y para todos aquellos que, de alguna manera,
participan en ella.
Pues bien, recibo una llamada desde los madriles,
ordenándome transmitir la mencionada corrida. Por más que
expliqué que de toros no tenía ni la más remota de las
ideas, no me hicieron ni ...caso.
La corrida se iba a celebrar tres días después de haber
recibido la orden. Ni se pueden hacer una idea de lo mal que
lo pasé, dándole vueltas a la cabeza a ver de qué manera
podía sacar adelante la retransmisión de algo que no sabía
ni papa.
Jamás, en mi vida, he soportado hacer el ridículo,
realizando cosas de las que no tenía ni pajolera idea y, en
esta ocasión tampoco lo iba a realizar aunque me tuviese que
marchar de “la casa”. Nosotros, todos los que hemos
pertenecido a RNE le llamamos al ente público, “La Casa”
La solución a ese, para mi, enorme problema, la encontré en
mi propio padre, gran aficionado a los toros, en su juventud
quiso ser torero, al que le pedí me acompañase a la corrida
y me fuese explicando lo que pasaba en la misma.
Y así, de esa forma, mientras mi padre me hacía los
comentarios, yo como un loro de repetición iba comentando la
corrida, y mientras mi padre disfrutaba del espectáculo
servidor sudaba “tinta” y rogando a todo lo que se pudiése
rogar que aquello se acabase de una vez por toda porque,
para mi, era un verdadero calvario. ¡Por fin, loado sea
Dios, el espectáculo terminó, con la público en pie y un
pañuelo en la mano, con el que me imagino se estarían
diciendo adiós los aficionados!. Después me enteré que lo
del pañuelo era para pedir las orejas del pobre toro que
estaba “tieso” en el ruedo.
Pero está visto y comprobado que hacer el ridículo está a la
orden del día. Y así, de esa manera, haciendo el ridículo a
cada paso, uno al menos sigue enganchado al “papeo” y a
llevarselo calentito sin tener ni ..idea de cual es la
misión encomendada. Vamos, con menos idea que servidor de
los toros. Y, además, con el agravante que el dinero que
cobran salen de los bolsillo de todos los contribuyentes
ceutíes. ¡Ele el arte y las cazuelas con patatas cortadas en
rodajas con fideos gordos!.
Resulta que recibimos un fax donde se nos comunica que el PP
- A se va a hermanar con la Ciudad Autónoma de Ceuta. ¡Peazo
de talento le dio Dios al personaje que nos envió el fax a
la redacción!.
Servidor pensaba, en el supuesto que se me deje pensar algo,
que eso es cosa de las “lumbreras” de esta tierra, incluido
el que envió el fax, que se podían hermanar distintas
ciudades pero hasta ahora, no me había enterado que una
ciudad se podía hermanar con un partido político ¡Las cosas
que se entera uno!.
Lógico que no sepa de qué va el asunto, del hermanamiento
entre ciudades y partidos políticos porque, uno, es un
ignorante en estos menesteres. Con lo cual, y debido a esa
ignorancia, me deberían hacer, sin discusión alguna, asesor
con ochocientas mil “calas” de las antigüas para estar al
día sobre estas cosas.
Teniendo en cuenta mi ignorancia supina, en estos
menesteres, siento una gran alegría porque, esa ignorancia,
me pude llevar a ser asesor de un gran personaje. En nada
tengo la vida solucionada. Me hago asesor de algún amiguete
que ostente un alto cargo, y a vivir que son tres días.
¡Viva España cañí!.
Después, una vez recibido el fax me entero, bien enterado,
de qué el asunto no va por ahí, que lo que sucede es que se
van a hermanar el Partido Popular de Ceuta y el Partido
Popular de Andalucía. Ni te cuento, serrana del alma, el
rebote que me he cogido con el tío que envió el fax. Con la
ilusión que me hacía tener un hermano, con capacidad
suficiente para buscarme un puestecito y vivir de la sopa
boba ganando una pasta gansa, sin tener ni ..idea de nada,
con sólo nombrarme asesor, de Javier Arenas, por un suponer.
Mi gozo fue un pozo. No hay nada de eso. Pierdo todas las
esperanzas de ser asesor de Javier Arenas, pasándome la
vida, enviando fax y mas fax, todos con meteduras de patas
hasta el corbejón.
Esas meteduras de patas, me avalarían, para ser nombrado
asesor, de Javier Arenas, de por vida. Pues no caerá esa
breva por, la sencilla razón, que no soy amiguete de Arenas.
Si fuese, por un suponer, amiguete de Arenas, seguro que me
nombraba asesor, pagándome una buena pasta por equivocarme,
cada día, más que una tonta haciendo punto de cruz.
Total que, menos mal, que todo se ha solucionado y ya están
hermanados ambos dos y pelillos a la mar. Y tutis contentis
con discursos incluidos de todos los participantes en el
acto.
Algunos, de los intervinientes, seguro que se emocionaron y
hasta unas lágrimas rebeldes cayeron de sus ojos.
Oiga no es para menos.
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