Dijo recientemente el delegado del
Gobierno, en relación a los sucesos acaecidos en Martínez
Catena con barricadas y apedreamientos a la Policía Nacional
que iba a dar instrucciones severas para que la Ley se
aplicara en orden a perseguir y detener a los “jóvenes
asilvestrados” protagonistas de hechos como estos y que no
iba a permitir que un grupo de estos elementos tuvieran
“asustados” a todo un barrio.
La Policía Local sufrió ayer una emboscada de madrugada, una
más, y de nuevo actuó ese grupúsculo de insurgentes de la
sociedad, como los ha catalogado el propio delegado del
Gobierno, para atacar a una de las unidades miembros de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
No ocurrió nada más que daños materiales, lunas de vehículos
policiales rotas, chapa de los automóviles abolladas en
tanto que los agentes se libraron, tras protegerse, del
masivo lanzamiento perpetrado en una zona muy concreta y
proveniente del barrio próximo al puente del Quemadero,
acceso Príncipe Alfonso por cuya carretera circulaban en su
patrulla los agentes de la Policía Local por un
requerimiento urgente a la central del 092.
Emboscada en toda regla. Tras las llamada, los vehículos
policiales comprobaron la carretera cortada por
contenedores, ramas de árboles, troncos y varios objetos que
impedían el tráfico. Justo al llegar los agentes, la lluvia
de piedras resultó considerable.
El ‘entretenimiento’ dañino de los ‘asilvestrados’ e
intransigentes jóvenes que protagonizaron el suceso que en
su día criticó bravamente el mismísmo delegado del Gobierno
puede costar, algún día, bastante más caro que el arreglo de
un cristal roto o de la chapa y pintura de un ‘zeta’
policial. El día que algún agente recibe una mala pedrada en
la cabeza y tenga, por tanto, consecuencias irreversibles,
será el día en que se intenten tomar medidas.
El aviso lanzado por la máxima autoridad en Ceuta del
Ministerio del Interior debe ponerse en práctica a la voz de
ya, de lo contrario los “asilvestrados” habrán vencido en
este reto.
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