El día más feliz de sus vidas. Ayer Pablo Ríos y Raquel
Rodríguez se unieron en santo matrimonio en la Parroquia de
Santa María de África en Ceuta. Un día muy especial que
coincide con un periodo festivo para Ceuta por celebrarse el
día del Patrón San Daniel.
Ya a eso de las 17.00 horas de la tarde la zona comprendida
entre la plaza de África y la calle Alcalde Sánchez Prados
respiraba ambiente festivo. Primero fue una boda, luego una
procesión.
La parroquia se quedó pequeña ante tantos y tantos
invitados. Muchos eran de Ceuta pero el ilustre
acontecimiento posibilitó que muchos amigos y familiares de
la pareja se desplazaran hasta la ciudad para estar
presentes en el acto. En un día tan importante los
contrayentes dejaron entrever sus nervios. Primero Pablo,
que como es tradición llegó con suficiente tiempo a la
Iglesia. Tanto que le tocó esperar un buen rato a la novia.
Este tiempo lo dedicó para conversar con familiares y
amigos, algunos hacía tiempo que no veía. A la novia también
le tocó, no se notó, pero fue un momento curioso. La novia
iba a arrodillarse y sujetaba un ramo de flores que se le
cayó al suelo. El párroco que ofició la ceremonia, Javier
Baena, director espiritual de la Hermandad de la
Flagelación, se dio cuenta al instante e interrumpió su
discurso para entregarle de nuevo el ramo.
La unión de ambos es fruto de una larga relación según
confesó la madre de la novia. Ésta también adelantó el
destino del viaje de los novios, un tour por Europa. Desde
Holanda a París pasando por Bélgica.
El párroco aunque joven supo perfectamente interpretar su
papel y ser un perfecto guía en el importante paso que daban
los novios. Cuando veía que se atrancaban, como buen
apuntador señalaba o decía en voz baja el texto que uno de
los dos debía recitar.
Es difícil mantener la compostura en unos momentos tan
importantes y alguno de los presentes en la parroquia dejó
derramar alguna que otra lágrima que pronto fue secada con
un pañuelo, un instrumento muy útil en ocasiones como esta.
La unión de dos jóvenes, Pablo y Raquel es también la unión
de dos familias ceutíes. El padre del novio es el conocido
empresario ceutí propietario de la inmobiliaria Ríos Martón
mientras que el padre de la novia es Juan Antonio Rodríguez
Ferrón, consejero de Fomento.
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