En los gobiernos de Felipe
González y de José Maria Aznar (ahora con José Luis
Rodríguez Zapatero se comenta menos), se hablaba de ciertos
“barones” (titulo de dignidad de más o menos preeminencia,
según el diccionario de la lengua), la mayoría de ellos
influyentes que, también dicen, mangoneaban, manejaban y
dirigían el partido en la sombra. Por otro lado estaban unos
“fontaneros” (digna profesión de “artífice que canaliza las
aguas”) que realizaban funciones “operarias” dentro del
partido o del gobierno (“puesto de libre designación que
dirían en la Administración del Estado”), desplazando, si
era menester, por lo menos eso se les atribuía. Para que no
pudieran interferir en sus actuaciones, a los “notables” que
con dedicación casi exclusiva desempeñaban labores de
representación.
Pero nos vamos a permitir ampliar los escuetos datos
comentados y así podemos catalogar a ciertos “barones,
fontaneros y notables”, según el ejercicio de la función
política o profesional que desempeñan, con el siguiente
conjunto de condiciones distintivas:
Barones: Son algunos elementos que van ganándose la
confianza de quienes ostentan un alto cargo tanto dentro de
la Administración como en el partido al que pertenecen y,
trepan que trepan, se encaraman en lo más alto, primeramente
de los órganos directivos de la entidad política y, con
posterioridad, del gobierno de turno. Una vez conseguidos
sus deseos se limitan a ejercer de político, al “ordeno y
mando”, a mucho viajar y a aprovecharse de la mamandurria y
bicoca económica que supone el desempeño de la función a la
que se dedican “para servir a su pueblo.”
Fontaneros: Se les llama así a ciertas personas que tienen
una misión menos grata ya que son los llamados a desatascar
y “desfacer entuertos” que, lógicamente, como en cualquier
otro orden de la vida donde conviven colectivos, existen en
los partidos y en los gobiernos. Asimismo colaboran y apoyan
a quienes ostentan el poder acatando y haciendo que se
cumplan rígidamente las órdenes que emanen de los mismos.
Como disfrutan de unos emolumentos de cierta consideración,
asumen la política como ejercicio de una función
profesional, por lo que son los que mas padecen los vaivenes
electorales. (Tambien son llamados por algunos columnistas
“los barandas”, aun cuando todavía no hemos podido traducir
el significado de esta definición).
Notables: Género referido a quienes, cercanos al poder,
disfrutan de preferencia en mítines o actos, según el caso,
reconocida dentro de cualquier órgano ejecutivo del partido
por los servicios prestados y, principalmente, por la
permanencia real, efectiva y continuada en la entidad
política. Suele concedérsele, en la mayoría de los casos con
todo merecimiento, el título de presidente honorario, o sea,
sin retribución alguna.
Nota.- Hemos tratado de hacer una definición “sui géneris”
de los cargos y sus ocupaciones (sean “barones, fontaneros o
notables”) dentro de los gobiernos o partidos, pero quede
constancia, salvo raras excepciones que son las que
comentamos, que no se trata de generalizar estas situaciones
ni menospreciar a quienes se dedican, con entrega y
honradez, al noble ejercicio de la función pública o
política.
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