Hacía tiempo que había comenzado una historia sobre los
antiguos Patriarcas de la humanidad. Cómo sus vidas de
sacrificio, estudio y oración, se fundieron con la Sabiduría
Divina, para enseñar a generaciones posteriores cuánto ama
Dios al hombre, al que ha creado a Su imagen y semejanza, y
hasta qué punto nos había dado absoluta libertad de acción,
a fin de que desarrollásemos el intelecto y fuésemos
introduciéndonos en el saber a través de los siglos.
Pero cuando lo concluí, no quedé del todo satisfecha, sabía
que estaba inconclusa. Y dejé el escrito aparcado entre mis
papeles.
Hoy he tenido la fortuna de leer un libro que le pedía a uno
de mis hijos, de regalo. Y ahora sí creo que podré acabar
esta historia con el final que me parece debe tener. Por lo
que, aquí están las dos partes del relato.
PRIMERA PARTE
Quizás sea necesario recordar quiénes fueron los antiguos
Patriarcas que nos cuentan los Textos Sagrados. Patriarca
quiere decir “Cabeza de familia”, vivieron desde Adán a
Moisés y descendían de Set, hijo de los Primeros Padres.
Como vivían muchos años podían transmitir las verdades
reveladas por Dios desde un principio y conservaban intactas
las costumbres, que se heredaban de padres a hijos. Toda su
riqueza eran sus ganados, que como pastores controlaban y
cuidaban ellos mismos y vivían en tiendas con las que
acampaban en distintos lugares, como nómadas, adaptándose a
las necesidades de su ganado. Entres los suyos era
considerado como rey, con funciones de juez y sacerdote. Y
por su sabiduría y experiencia era respetado y obedecido en
el grupo humano al que pertenecía. Eran errantes, vivían en
tiendas de campaña y cavando pozos para buscar agua
trabajosamente en los desiertos.
Isaac, hijo de Abrahán, casado con Rebeca, tuvo dos hijos:
Esaú y Jacob. El mayor según costumbre patriarcal debía
recibir la bendición del cabeza de familia.
Se nos dice que Esaú llegó u día de la caza exhausto de
cansancio y angustiado de hambre. Su hermano Jacob terminaba
de cocinar un plato de lentejas y no pudiendo contener su
voraz apetito le pidió la comida.
“Te la daré si a cambio me entregas tus derechos de
primogenitura”. Y Esaú cedió enseguida sus derechos.
Despreciaba con ello un derecho sagrado y era capaz de
venderse por un “plato de lentejas”.
A solas con su madre, Jacob le refirió lo ocurrido y con
engaños cuando de nuevo Esaú estaba fuera de casa, el menor
obtuvo la bendición de su padre. por lo que se valía de
engaños para robar la bendición paterna. Aprovechó la
ancianidad del padre. Había dicho Isaac a Jacob: “Como soy
viejo, próximo a morir, sal al campo a cazar una pieza para
mí, la guisas y te daré la bendición”. Rebeca lo oyó,
preparó la trampa para Jacob, como era lampiño lo cubrió con
pieles de cabrito y ejecutó el engaño.
Se arrepintió el mayor de su cesión y resentido contra
Jacob, odiándolo y profiriendo amenazas de muerte contra él,
hizo que Rebeca aconsejase a éste que marchara hacia el
valle de Harán, en Mesopotamia y se alojase en casa de su
tío Labán.
¿Por qué debía emprender el joven la penosa huída? Es
importante señalar una visión que tuvo Jacob una noche que
descansaba en medio del campo. En sueños veía una escalera
misteriosa que iba de la tierra al cielo. Muchos ángeles
subían y bajaban por esta escalera, en cuya parte más alta
se encontraba el Padre Eterno. Le habló así a Jacob: “Yo soy
el Dios de Abrahán e Isaac. Te daré la tierra en que
descansas. Tu posteridad será tan numerosa como el polvo de
la tierra. Y todas las naciones serán benditas en Aquel que
nacerá de Ti”.
Y una vez más se produce la PROMESA DEL MESÍAS.
La escalera simboliza a María para los cristianos, pues Ella
rodeada de todos los ángeles, nos conduce con mayor
facilidad a la Casa del Padre.
Jacob despertó y exclamó: “¡Qué terrible es este lugar!
Verdaderamente es mansión de Dios y Puerta del Cielo”. Tomó
la piedra donde había apoyado su cabeza y erigió u monumento
como señal de su visión y dio a aquel lugar el nombre de
Betel, que significa “Casa de Dios”.
Por fin llegó Jacob a Mesopotamia, se puso al servicio de
los ganados de su tío Labán, trabajó siete años para él y se
casó primero con Lía, engañado por su tío y luego con
Raquel, viviendo en aquellos parajes durante veinticinco
años. Y después trabajó otros siete años para alagar a su
tío de nuevo.
Cuando regresaba a Canaán otra vez, ya era un hombre de
grandes riquezas y con una familia muy numerosa. Pero se nos
cuenta que durante el viaje estuvo luchando una larga e
interminable noche con un hombre bastante misterioso, que no
pudo derribar a Jacob, pero sí lo dejó cojo de una pierna.
Supo que era un ángel del Señor.
El ángel le habló así: “En adelante, no te llamarás ya
Jacob. Tu nombre será Israel, que significa: fuerte contra
Dios”. Y después de bendecirlo, desapareció.
Nos enseña el Texto Sagrado la importancia de los regalos y
la afabilidad, pues estas fueron las armas de Jacob para
aplacar la ira de Esaú que en su deseo de venganza tomó a
cuatrocientos hombres en señal de hostilidad. Sin embargo,
el encuentro entre ambos fue tierno y emocionado. Se
abrazaron y lloraron juntos, con insistencias, Esaú aceptó
al fin los presentes y hechas las paces el uno se marchó a
su casa y el otro acampó cerca de Sigueú, lugar en el
desierto de Neguev, próximo a la ciudad de Gomorra, en el
Mar Muerto.
Jacob tuvo doce hijos, cabezas de las doce tribus de Israel.
Como curiosidad, ahí van los nombres: Rubén, Simeón, Leví,
Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser de Lía, Isacar, Zabulón, José,
y Benjamín, de Raquel. De todos ellos, Judá debe contarse
entre los más significativos, pues de su tribu salieron
algunos reyes y fundamentalmente el Mesías, El Señor. Leví,
cuya descendencia fue consagrada al servicio del altar. Y
José, en donde encontramos una vida de extraordinarias
experiencias. Podemos considerarlo como figura de Jesús de
Nazaret, Salvador y Redentor, cuya existencia merece un
capítulo aparte.
Se nos cuenta que Isaac ya con sesenta años, suplicó a Dios
–a Yavé- porque Rebeca era estéril. La oración puede con
todo y su mujer quedó preñada de mellizos. “Uno será más
fuerte que el otro, el mayor servirá al menor”, dijo Yavé a
Rebeca. El primero, Esaú, rojizo y peludo. El segundo,
Jacob, agarraba el talón del hermano al nacer.
SEGUNDA PARTE
El autor Michael Drosnin, periodista norteamericano que
escribió El Código Secreto de la Biblia, se ha convertido,
junto con el doctor Eliyahu Rips, matemático ruso que vive
en Jerusalén y es de origen judío, Alex Rotemberg,
científico judío, el doctor Alex Polishuk (ambos crearon el
software para las tablas del Código de la Biblia) y el
biólogo Francis Crisck, premio Nobel que descubrió la
estructura en forma de espiral del ADN, (el descubrimiento
más importante de todos los tiempos, <<el secreto de la
vida>>) y que trabaja en el Salk Institute, en San Diego,
California, se han convertido, como digo, en verdaderos
Profetas del mundo actual.
Tomando al premio Nobel como referencia, nos encontramos con
que la única posibilidad, según él, de que el código de la
vida del hombre estaba en el exterior de nuestro planeta,
que el génesis del ADN llegó en un vehículo, puesto que ésta
es demasiado compleja para haber evolucionado
espontáneamente en la Tierra.
Sus investigaciones están completamente al margen de la
religión. Sin embargo, sus conclusiones detalladas en un
artículo científico de 1.973, se refieren a que <<una
civilización más avanzada habría plantado en la Tierra una
forma primitiva de vida, de forma deliberada.
Sabemos que existen otras estrellas con planetas. Es posible
que existiese una civilización tecnológicamente avanzada en
otra galaxia, incluso antes de que se formase la Tierra>>.
Probablemente en vías de desaparición, se perpetuó en la
Tierra.
¿No afirma el Génesis que Dios creó al hombre a Su imagen y
semejanza, y toda forma de vida en la Tierra? ¿Entran en
conflicto las creencias religiosas escritas en el Texto
Sagrado, con los nuevos descubrimientos científicos?
Según las investigaciones el religiosos judío Rips, y del
periodista Drosnin, que se confiesa ateo, el Código oculto
de la Biblia dice: <<ADN FUE TRAÍDO EN UN VEHÍCULO>>; <<TU
SEMILLA EN UN VEHÍCULO>>; <<EN ADÁN EL MODELO>>; <<A PARTIR
DE UN CÓDIGO>>; <<CREACIÓN DEL HOMBRE>>; <<OS LO DI COMO
HERENCIA. YO SOY DIOS>>.
El libro descubre una serie de Lenguaje Cifrado que la
Biblia desvela, y que ha sido una labor tremenda la
desarrollada por su autor. Aunque, sin embargo, su trabajo
es el comienzo de una investigación que sólo está en sus
albores, y que si bien la ignorancia Medieval dio lugar a
que Galileo sufriese la Inquisición, hoy también podría, por
un espacio de tiempo, interceptarse lo que viene de Dios y
que no está en pugna con la Ciencia, pues la Ciencia también
le pertenece a Él.
Por ejemplo, las Antiguas Profecías del Antiguo Testamento,
adaptadas a la inteligencia de la época, se dice: <<En
Oriente Medio se iniciaría la batalla final que acabaría
engullendo a todo el Mundo>>; están en consonancia con el
Apocalipsis de San Juan, del Nuevo Testamento.
El Profeta Isaías nos dice: “¿Es éste el varón que hacía
temblar la Tierra, que trastornaba los reinos y destruía sus
ciudades?” Refiriéndose al hombre con capacidad de destruir
la humanidad.
Por tanto, no son las fuerzas sobrenaturales, sino los
hombres, que con el odio y la guerra, destruyen fácilmente
el equilibrio pacífico de la humanidad.
En el Talmud y el Midras, nos cuenta Rips, se habla de “los
dolores de parto de los últimos días”, que significa “el
sufrimiento que entiende el judaísmo interior al
advenimiento del Mesías”.
Para el Cristianismo, la llegada del Salvador fue en el
período de Paz del Emperador César Augusto, y ésta será su
Segunda Venida, así profetizada por Nuestro Señor: “El mundo
experimentará un sufrimiento terrible”. “cuando Yo venga,
¿habrás Paz en el mundo?”.
Mucos más acontecimientos se han descifrado en El Código de
la Biblia, que ya vemos y padecemos: <<TERRORISMO>>,
<<HOLOCAUSTO ATÓMICO>>… Una fecha que puede ser muy
significativa: 2.006. Año que deberíamos tomar de reflexión
y de penitencia, si queremos sobrevivir a esta locura.
¿Por qué es ahora cuando se abre lo que estaba <<sellado>>.
Porque se necesitaba una maquinaria muy inteligente para
descubrir el velo: las COMPUTADORAS capaces de fondear e
indagar más allá del Plano escrito.
Lo más importante es que nosotros podemos cambiar el
destino, pues el hombre puede propiciar la Paz y excluir la
ANIQUILACIÓN. Tenemos libertad absoluta para modificar
pacíficamente nuestra conducta. Tenemos la solución en
nuestras manos.
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