Mis queridos diocesanos:
Me es grato comunicaros que el día 22 de octubre celebra la
Iglesia el “Día del Domund” (Jornada Mundial de la
Propagación de la fe) y el compromiso de todos para anunciar
el Evangelio de Jesús a todas las gentes.
1-. San Francisco Javier. La figura de Francisco
Javier, cuyo V Centenario de su nacimiento conmemoramos, ha
servido de lema para la Jornada de este año 2006. Reza así:
“San Francisco Javier, testigo y maestro de la misión”. La
Iglesia ha propuesto a este santo navarro junto con Santa
Teresa del Niño Jesús, como intercesores de la acción
misionera de la Iglesia. La vida de San Francisco Javier es
una de las aventuras misioneras más atrayentes de todos los
tiempos. Como ha dicho el Papa Benedicto XVI, en su eslogan
para estos días: “La caridad, alma de la misión”. Francisco
Javier tuvo un corazón eminentemente misionero: su amor
absoluto a Dios y su celo evangelizador hacen de él un
apóstol extraordinario, un verdadero “testigo y maestro de
la misión”.
2. Testigo... El testimonio de Javier aparece
escrito, tal y como él mismo lo sintió al escribir a sus
compañeros de París: “Muchas veces me mueven pensamientos de
ir a los estudios de esas partes, dando voces, como hombre
que tiene perdido el juicio, y principalmente a la
Universidad de París, diciendo en la Soborna a los que
tienen más letras que voluntad para disponerse a fructificar
con ellas: cuántas ánimas dejan de ir a la gloria y van al
infierno por la negligencia de ellos...”. Estas palabras
reflejan el ímpetu apostólico de Javier y su celo
evangelizador, de ahí sus llamadas incesantes y su
insistencia en la responsabilidad misionera.
3. ... y Maestro. Su figura, su gran personalidad y su
profunda espiritualidad, hacen de San Francisco Javier “un
testigo y maestro de la misión”. La mística de su
espiritualidad misionera es muy sencilla: Trabajar
incansablemente por las almas, darse generosamente a ellas
conjugando maravillosamente la desconfianza en su nada, con
la prodigiosa confianza en el poder de Dios. Considero que
su testimonio nos debe animar hoy a vivir la misión con un
impulso nuevo y renovado.
4. La misión. Es urgente, al estilo de Francisco
Javier, llevar adelante la misión de Cristo de predicar el
Evangelio a todos los hombres (cf. Mt 28, 19-20), que nos
lleva al conocimiento de la verdad, convirtiendo nuestro
corazón a la justicia, al amor de Dios Padre. Esta ha de ser
una preocupación insoslayable de toda la comunidad
cristiana. El Papa Juan Pablo II, de feliz memoria, nos
recordaba que la misión ad gentes es aquella “a la cual se
dirige la actividad misionera de la Iglesia: pueblos, grupos
humanos, contextos socioculturales donde Cristo y su
Evangelio no son conocidos”. Esta realidad del mundo reclama
una actuación particular en la formación de cada bautizado
para que sienta el compromiso de la misión universal.
Debemos entender la misión de la Iglesia con respecto a la
del mundo de forma integral. La misión de la Iglesia, aunque
es espiritual, implica también la promoción humana incluso
en el campo temporal. El amor que impulsa a la Iglesia a
evangelizar y comunicar la salvación, le hace también
promover la liberación integral de todo lo que impide el
desarrollo de las personas.
Por eso, es mi deseo, como Pastor de esta Iglesia de Cádiz y
Ceuta que todos, iluminados como San Francisco Javier por la
luz del Espíritu Santo, busquemos y sepamos vivir y
encaminar a nuestros hermanos a esta celebración del 2006.
5. El manantial. La Iglesia peregrina es misionera por
naturaleza, puesto que toma su origen de la misión del Hijo
y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre, pero
este designio dimana del “amor fontal” de la caridad de Dios
Padre”. El manantial del amor, fundamento de cualquier otro
amor, llega hasta nosotros. Es la obra de Jesús de Nazaret
hacer sensible el amor de Dios, de tal manera, que todos nos
sintamos verdaderamente llamados a compartir ese amor. El
Papa Benedicto XVI afirma que “desde sus orígenes, el pueblo
cristiano percibió con claridad la importancia de comunicar,
a través de una incesante acción misionera, la riqueza de
este amor a todos los que todavía no conocían a Cristo”. (Cfr.
Discurso a los participantes en un Congreso sobre el Decreto
“Ad gentes”, Roma, 11 de marzo de 2006). Esta es la esencia
de la misión.
6. Acción misionera en nuestra diócesis. Esta acción
misionera, desde el amor, a nuestra Iglesia de Cádiz y
Ceuta, está expresada en la presencia de países de misión de
muchos misioneros, religiosos, religiosas y seglares y un
sacerdote diocesano el P. Antonio Diufaín que hasta este mes
de septiembre ha estado en la República Dominicana, en la
Parroquia de San Pedro de Macorís, y este año ha venido para
realizar un año sabático, y después continuar en la misión,
donde el Señor quiera.
Os invito a fomentar y animar el espíritu misionero en las
familias, comunidades cristianas, las parroquias, los
centros docentes y los movimientos eclesiales, y así
fomentar las vocaciones misioneras.
7. Oración y colaboración económica. Dispongámonos por
la oración, los sacrificios, el trabajo y la limosna, a
hacer de este día del Domund, un día especial, donde
descubrir y reafirmar nuestra vocación misionera,
proclamando con María la liberación de Dios.
La Virgen María aliente, anime y sostenga la acción
misionera en nuestra Iglesia de Cádiz y Ceuta. Reza por
vosotros, os quiere y bendice,
Cádiz, 2 de octubre de 2006.
|