El curso escolar ha empezado en toda España, y, sobre la
mesa, muchos temas que van a marcar su desarrollo. El más
importante, aunque los cambios no se producirán en este
curso, es la puesta en marcha de la LOE. Los puntos
importantes procederán del contacto Gobierno-Comunidades
Autónomas, para dar salida al texto aprobado, a los
desarrollos en aspectos curriculares y en el de la Educación
para la Ciudadanía. Es fundamental el referido contacto, ya
que sin él y, por supuesto, el apoyo de las Comunidades
Autónomas, la LOE quedaría en nada, sobre todo existiendo el
riesgo de la posibilidad de que el principal partido de la
oposición consiguiera aglutinar sus comunidades en el
intento de presentar un proyecto educativo común. También,
si otras comunidades siguen el ejemplo de Cataluña de
abortar los “novillos” escolares o deciden bloquear la
presencia de concejales en los Consejos Escolares de los
centros educativos.
La Escuela se encuentra sometida a cambios, tensiones y
presiones. En nuestro entorno, en Francia, por ejemplo,
tratan de resolver los problemas de violencia escolar que
intimidan a los docentes, también de presentar una
importante modificación en la metodología de aprendizaje de
la Lengua, volviendo al “método silábico”. En el Reino
Unido, prever la exclusión social proveniente de la
marginación de las familias de procedencia, al tiempo que se
prosigue con su proyecto de escuelas públicas gestionadas
por entidades privadas, sin olvidarse de la violencia y
acoso escolar…
En nuestro país, con tantos cambios en el sistema educativo
y con el advenimiento de la LOE, el debate está servido. Se
augura un “otoño caliente”. La inclusión de la asignatura de
Educación para la Ciudadanía y la más que probable
desaparición de la clase de Religión, como materia
curricular, son algunas de las cuestiones que más preocupan
a los distintos sectores educativos, algunos de los cuales
han amenazado con recurrir “a cuantas medidas fueren
precisas” incluyendo la convocatoria de una gran
manifestación, para salvaguardar el derecho de los padres a
decidir la educación que quieren para sus hijos, y el de los
docentes para acogerse a la objeción de conciencia a la hora
de aplicar una supuesta “moral de Estado”.
Otro problema que preocupa a algunos sectores es la errática
política inmigratoria que lleva el Gobierno actual, que
supondrá un gravísimo problema para escolares y profesores,
quienes tendrán que adaptarse al escaso nivel de los menores
inmigrantes que están accediendo a nuestro país. Según datos
facilitados por el Ministerio, el número de alumnos
extranjeros matriculados en estudios no universitarios se ha
multiplicado por ocho en una década, pasando de 57.406 en el
curso 1995-96 a 529.461 el curso pasado. Esto supone que el
alumnado procedente de familias extranjeras –parte del cual
ya ha nacido en España- el 7.4% del total de alumnos de las
enseñanzas no universitarias de régimen general.
A la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE),
le gustaría debatir sobre la naturaleza de la escuela, sus
funciones y medios, y sobre la mejor manera de conseguir
resultados que prevengan el enorme fracaso escolar. La
escuela como espacio de aprendizaje y convivencia,
particularmente en la zona de Secundaria, va a ser objeto de
debate, análisis y estudio. No está bien concebida la
Secundaria: se insiste en que la LOE prolonga los errores de
la LOGSE. No se encuentran los docentes con soluciones que
les permitan actuar con serenidad y constructivamente.
Desde la CECE se piensa que es necesario impulsar los
cambios necesarios para conseguir que la escuela recupere su
papel de enseñanza en un ambiente pacífico. Los esfuerzos de
las autoridades por erradicar la droga y la violencia de la
Escuela no van a ser muy útiles, pues los procedimientos
policiales, no son adecuados para la educación de los
jóvenes. Es preciso un esfuerzo de educación y formación que
procure mejorar las formas, introducir elementos de
urbanidad en los comportamientos, criterios éticos en la
toma de decisiones; todo eso es una tarea social de
envergadura, que tiene la urgencia de salvar a las
generaciones que ahora se encuentran en la escuela, y a la
sociedad entera que no sabe cómo resolver los retos de los
nuevos tiempos.
Habrá que aprender en la escuela. Quizás por sabido no es
menos importante este aspecto. Recuperar la escuela como
ámbito de aprendizaje y como lugar de encuentro. Como modo
de incorporar y hacer propios los avances sociales y
tecnológicos, como manera de inculturizar a las nuevas
generaciones, especialmente las procedentes de la
inmigración. Estos nuevos españoles deben ser objeto de
especial atención por parte de la escuela, para conseguir de
ellos buenos ciudadanos del futuro, evitando guetos y
exclusiones sociales como los que se producen en otros
países occidentales. Hay que atacar con decisión este
problema, con medidas concretas, específicas, generales y
claras.
Educación para la ciudadanía, Religión, violencia y acoso
escolar, fracaso… Demasiados temas para debatir. Pero ¿por
qué fracasa la enseñanza? En reciente colaboración di a
conocer el “Informe sobre Educación 2006 de la OCDE” con
gran profusión de datos. Ocupamos el tercer lugar… por la
cola, y sólo superamos a Brasil, Turquía y Mexico en
porcentaje de alumnos que finaliza la ESO, un 60%, mientras
que la media de la UE se sitúa en el 83%. Asimismo,
presentamos una tasa de repetición del 28,6% mientras que la
media de la UE se sitúa en el 13’4%. ¿Por qué sucede esto?
Es cierto que el gasto público español es menor que el de la
OCDE. Pero esto no lo explica todo, porque, si analizamos
país por país, podemos observar que no existe una relación
clara entre un mayor gasto público y mejores resultados.
Además, depende de cómo se gaste el dinero.
¿Puede ser la causa el excesivo intervencionismo de los
Gobiernos por transformar la sociedad? ¿Nos encontraremos
con peores resultados con la nueva asignatura Convivencia
para la Ciudadanía? Con respecto a esta nueva asignatura si
se despojara de los elementos manipuladores que conlleva,
podría servir para ordenar la convivencia y retomar valores
que desgraciadamente se han apartado, con el resultado que
estamos viendo.
Esta situación requiere una respuesta urgente para conseguir
un pacto escolar que deje a un lado los objetivos políticos
y se plantee, con seriedad lo que debe ser un sistema
educativo en que los protagonistas principales sean nuestros
niños y consecuentemente los padres y el objetivo a
conseguir sea un sistema educativo para todos y de calidad.
¿Y a qué vamos a aspirar después de siete leyes orgánicas?,
si, “desde la aprobación de la Constitución hasta ahora
llevamos siete leyes orgánicas de educación y eso no ha
ocurrido en ningún país”.
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