¿Les gusta a ustedes el análisis
de la Teoría Política? A mí me gusta más que comer con los
déos pintarroja en adobillo. Porque es apasionante y
constituye un instrumento eficacísimo para debatir y batir
al adversario ¿Qué quien es mi adversario? Bueno, aparte de
mi casera que no me quiere arreglar los bajantes, es todo
aquel que, ideológicamente o en plan bestiajez, atente
contra los valores y principios de mi civilización, mi
Historia y mi cultura. Amén de los estúpidos, los
hipócritas, los pajilleros del agravio y los profesionales
de la buena conciencia. Y los tontos de baba que van de
listos.
Y no es que yo sea mejor que ellos, en absoluto, soy,
sencillamente diferente y encima voy por la vida debiéndoles
favores ya que constituyen un fiel reflejo y un ejemplo
neuronal de lo que jamás quiero ser. Les observo y
contemplo, hago primero una actividad analítica y luego una
síntesis y decido, de inmediato, hacer todo lo contrario y
no dejarme contaminar. Ya veo. Ustedes se ponen pesimistas y
opinan que, la vida, a veces, es infinitamente más sencilla
practicando el seguidismo y el clientelismo. Sobre todo al
nivel en el que mueve la actual fauna política española, con
ideologías descafeinadas, ligths y fluctuables a ritmo de
encuestas sobre la opinión pública.
Y es que, en España, fallan los nexos inexcusables e
irrenunciables entre los políticos y la ciudadanía, faltan,
a la vera del político de turno, los “auténticos” consejeros
que han de reunir como requisito indispensable, no el ser el
cuñado de un amigo, ni buena persona, ni sumiso y palmero,
sino ser filósofos, analistas, pensadores y politólogos,
auténticos expertos en el área del conocimiento y cuyo
intelectualismo consustancial les haga estar blindados a la
tentación del pelotilléo y del amiguismo. Aquí cualquiera
aconseja, mientras que, en otros países con sistemas
democráticos más avanzados, los expertos en Teoría Política
y los asesores de imagen, son profesionales cualificados que
gozan del más alto prestigio, magos en el área del
pensamientos, sobresalientes en Educación Emocional,
matrícula de honor en empatía y auténticos pitagorines, con
meritos académicos y humanos demostrables. Gente brillante y
seres humanos deslumbrantes.
Precisamente ese tipo de individuos que, los políticos
españoles, al más alto nivel, no consideran una fortuna a
poseer sino un riesgo de competencia a abatir. Absurdo. El
analista y el pensador , analizan, piensan, aconsejan y
paren ideas que, el político electo está llamado a presentar
al electorado. Y traman estrategias de marketing para vender
el producto, que son las ideas. Pero, aparte del tal Arriola,
esposo de la Villalobos, que fuera “asesor” de Aznar, no he
tenido noticias de la existencia de ninguna lumbrera a la
vera de una autoridad. Y no es que Arriola fuera lumbrera de
nada, sino un triste sociólogo que, si asesoraba en imagen a
Aznar y era culpable de su tupé planchado de tintes caobas y
de su expresión distante y antipática, flaco favor le hacía
al Presidente. Los rasputines serviles y ventajistas son un
tipo de asesores de los que es conveniente huir como de la
peste.
Y hago toda esta reflexión en plan politóloga rifeño-calorra,
porque he asistido con una estupefacción no exenta de
regocijo, a la monumental pamplina del supuesto
“Hermanamiento” entre el Partido Popular y las ciudades de
Ceuta y de Melilla. Cursilada eufemística aunque cargada de
buenas intenciones, pero errónea. Y ya decía el genial
Maquiavelo que, al Príncipe, un crimen puede disculpársele,
un error jamás. Al Partido Popular se le disculpa el crimen
ideológico de no tener una ideología exacta y de no respetar
las sensibilidades de un electorado que se proclama de
derechas y neoconservador, vale, todo por culpa de los
complejos y de una fallida y ramplona estrategia que les
hace creer, por falta de un asesoramiento realista, que, de
proclamarse “centro” les va a votar “todo” el mundo, es
decir, los socialistas que no sean “muy” socialistas y toda
la derecha en bloque, porque no tienen otra opción política.
Al PP se le disculpan los complejos. Pero el error de
carecer de buenos pensadores, sólidamente anclados en la
realidad social es inexcusable. Lo han hecho mal por culpa
de profesionales cualificados para determinar el antes y el
después, las repercusiones y los pros y los contras.
Si Rajoy y los que le rodean, algunos perfectamente
sustituibles, querían realizar eso que se llama “un gesto”
hacia las españolísimas ciudades y una mueca claramente
burlesca a las reivindicaciones territoriales marroquíes,
que tienen su fundamento en que “necesitan” perentoriamente
los kilómetros de costas de Ceuta y Melilla para que, desde
allí salgan más pateras y el país se vacíe antes de pobres y
de descontentos aspirantes al islamismo radical, repito,
hacerle al vecino un “tararí que te vi” no era la estrategia
adecuada.
Los hermanamientos pueden ser entre pueblos, ciudades o
autonomías, es decir, entre instituciones de un mismo rango
y de hecho, hubiera sido plausible y aplaudible una especie
de hermanamiento colectivo, en el seno del sopor
consustancial a un Congreso, donde siempre acostumbran a
disertar los mismos y a decir lo mismo ( las innovaciones
son anatema), un hermanamiento entre “todas” las Autonomías
gobernadas por el PP, la una con la otra y con Ceuta y
Melilla como apetitosa guinda del pastel. Revoltillo
geográfico e intercambio de diplomas, cerámica, pegatinas y
pins, emotivos discursos reivindicando una españolidad que
tan solo pueden poner en duda los mentecatos, los
analfabetos y los botarates y, los que es más importante y
trascendental, un guiño a la ciudadanía. El pueblo aprecia
los guiños. Sobre todo si, el tic ocular consiste en
celebrar grandes congresos en las dos perlas de España en
Africa, desplazar los eventos del confort malagueño al
confort ceutí o melillense, los congresistas haciendo las
visitas turísticas de rigor, gastándose el dinero y
visitando a los desfavorecidos profesionales para invitarles
a que muevan el culo, produzcan y trabajen, que en Murcia
hay mucho brócoli que recoger. “Mucho te quiero, perrito,
pero pan poquito” Y será lo contrario cuando, las visitas a
ultramar de los políticos peperos constituyan algo tan
habitual que no sea raro el topárselos en el barco o en el
helicóptero.
¿Qué las otras ciudades también merecen ser visitadas? Es
evidente, pero Ceuta y Melilla merecen muchos más mimos y
más cariño y los jerifaltes peperos tienen una obligación
moral irrenunciable a ser mucho más afectuosos con aquellos
que defienden el “ser español” en condiciones menos cómodas
y con espíritu más numantino. Pero faltan politólogos,
especialistas en marketing ciudadano, expertos en sentires y
padeceres del pueblo llano, titulados en quereres de quienes
no desean mercadear con las penas y huyen del victimismo
como de un gato rabiando, es decir, de la gente sencilla.
Aznar dijo en una ocasión allá por el año 2000 “Aborrezco el
populismo” ¡Que inmensa insensatez! ¡Que nefasto
asesoramiento de imagen gelidificada! Son necesarios los
pitagorines que ensarten, elucubren y vomiten ideas
brillantes en el laboratorio de las ideas de sus mentes
maravillosas y hace falta que, al resultado, se le de un
toque de ese populismo que es sinónimo de cercanía y de
acercamiento, de “sentir” el latir del pueblo y saber
expresar la reciprocidad de los sentimientos. La altivez, la
prepotencia y la sensación de que, el Poderoso, permanece
blindado tras un muro de soplagaitas, lameculos y vasallos,
producen desencanto y un punto de hostilidad.
La cercanía es necesaria, pero la cercanía no son “gestos”
cursis como la inevitable foto electoral del político con el
niño en brazos, el político a la vera de la caricatura
étnica y el político saludando en el mercado al pescadero.
Todo ese marketing apolillado está tan manido que da
vergüenza ajena el contemplarlo ¡Malaya sea!. Políticos:
¿Quién tiene los cojones de meterse en una conducción de
presos entre Ceuta y Navalcarnero para latir con el pulso de
la humanidad que sufre y compartir los ataques de
claustrofobia y las vomiteras de los presos? ¿Quién los
huevos de ir contabilizando por las calles a los mendigos, a
los dementes, a los yonkis, a los jubilados que piden para
un café después del día veintiséis de cada mes? Políticos
¿Me acompañáis a un hipermercado de la droga para sentaros
al lado de sombras de venas rotas y tomaros una cervecita
con ellos? Políticos, políticos…
Congresos de discursos declamados ¿Cuándo vais a poner coto
a la especulación inmobiliaria que desesperanza y desmotiva
a las familias? ¿Para cuando poner firmes a los banqueros y
que toda España esté empobrecida por créditos, hipotecas y
usura bancaria? Decidnos “algo” que pensemos y sintamos.
¿Cuándo van a comenzar a repatriar a los inmigrantes mayores
de quince años por considerarles jóvenes emancipados?
¿Cuándo nos quitareis a las putas y a los chulos de las
calles y jardines donde juegan nuestros hijos? ¿Cuándo
dejareis de contratar a estúpidos cantamañanas para que
toquen las palmas por bulerías cada vez que se os ocurra una
simpleza?. Quiero que me responda el que tiene capacidad de
decisión última. Que venza, pero que antes convenza. Y que
tire de pitagorines, que todos tiren de pitagorines,
bastante han usado, abusado y decepcionado ya con los
soplagaitas.
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