El Puerto de Ceuta acaba de
recibir una segunda petición para la implantación de una
planta dedicada a la elaboración y explotación de biodiésel.
La primera demanda procedía de la empresa Diesel Energy, que
solicitaba 25.000 metros cuadrados para preparar una mezcla
con destino directo a la automoción, calculándose su
producción entre 250.000 y 300.000 toneladas anuales. La
llegada de una segunda oferta permite a la Autoridad
Portuaria la opción de elegir, en función de las necesidades
de la ciudad y del puerto, aquella oferta que pueda
beneficiar más la economía ceutí.
La Autoridad Portuaria ha conseguido, producto de la primera
fase de ampliación del puerto, ganar un espacio de 155.000
metros cuadrados que se verán ampliados en otros 12.000 con
la demolición del espaldón de la primera y segunda
alineación del dique de poniente. De estos 167.000 metros
cuadrados el puerto reservará 55.000 metros cuadrados para
uso industrial, una superficie que ya cuenta con las
primeras solicitudes.
El impulso que la maltrecha economía de Ceuta necesita debe
ampararse en torno a dos sectores: la industria y el puerto.
La industria como complemento al devaluado comercio y sin
perder de vista las ventajas que conceden las Reglas de
Origen. El puerto porque forma parte de la idiosincrasia de
la ciudad y porque debe aprovecharse la ubicación
estratégica del Estrecho, el segundo paso de mercancías por
mar del mundo, que viene implementado por el importantísimo
incremento del tráfico de contenedores por esta vía.
Casi diez años después del inicio de las primeras reformas
portuarias (a raíz del proyecto de racionalización del
tráfico de mercancías y pasajeros), que fueron luego
completadas con las obras de ampliación del puerto,
comienzan a llegar los primeros frutos. Debemos celebrarlo y
al César, lo que es del César.
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