Hace un par de días, ojeando los
titulares de este periódico en el Corte Inglés, pero sin
comprarlo, porque lo leo por Internet que es gratis y el
euro que me ahorro me lo gasto en un cafelito, repito,
mirando con ademán despistado este Pueblo para que la
dependienta no se mosqueara conmigo, me topé con una frase
sorprendente en un diario español “Hay que proteger el árabe
porque es patrimonio común”. Lógico y natural. El árabe es
patrimonio común de todos los árabes, como el español es
patrimonio común de cuatrocientos millones de criaturas,
entre nosotros y nuestros primos sudamericanos, a quienes,
en su mayoría, corre por las venas sangre de nuestra sangre
que es de poetas, monjes y guerreros y con quienes
compartimos el maravilloso patrimonio cultural, intelectual
y espiritual del Humanismo Cristiano.
Tal vez el titular me pareció inapropiado y algo fatuo, amén
de excesivamente forzado y claramente equivocado. Ceuta es
España. Y el único patrimonio lingüístico español que
podemos reivindicar en toda su grandeza es el latín, ese
idioma maravilloso cuyas raíces se hunden en todas las
lenguas europeas y que, en nuestra Patria, parió, tras
muchas vicisitudes el román paladino. ¿De que y de donde va
a ser el idioma árabe patrimonio común de los hispanos? ¿Qué
carajo en salmuera tienen que ver las raíces etimológicas
latinas con las árabes? Me parece que, el aspirante a
cultureta que emitió la opinión de que “Hay que proteger el
árabe porque es patrimonio común” tenía las neuronas en los
cuarteles de invierno, o bien nos quería hacer comulgar con
ruedas, no de molino, sino de Renault Megane, por cierto, el
automóvil es un invento de la cultura occidental y el avión
también y Leonardo Da Vinci ya dibujó los primeros
prototipos y, por cierto, el árabe no es “patrimonio común”
del gran Leonardo, el latín si lo es.
Correctísimo el que, el árabe, lo defiendan en los países
árabes y encima que escriban con el obras maestras de la
literatura universal y espectaculares avances científicos y
tecnológicos en las revistas del género ¿Qué no es el caso?
Vale. A mi que me registren. Además, de chiquita yo era
cheljaoui como mi padre, porque vivía en el Rif y allí se
habla el tamazigth, aunque, protegerse a nivel institucional
poca cosa y eso que es una lengua bellísima que se canta en
la Kabilia argelina y trinan los rifeños de ahí al lado. Más
antigua que el árabe e infinitamente más hermosa. ¿Qué si mi
abuelo, el tío José era cheljaoui? No lo sé porque nunca le
conocí aunque me figuro que, como era analfabeto, hablaría
malamente un español con sones calós. Pero árabe no hablaba,
sino que, su vocabulario, que tendría cien palabras,
procedía de fuentes latinas y de nuestro román paladino.
¿Qué puñetas tiene que ver el árabe con nuestro Mester de
Clerecía y nuestro Mester de Juglaría? Niente, que se dice
en italianini que es también lengua latina, “más quisiera el
gato lamer el plato” que se dice en el Palo, donde se tira y
estira el idioma hasta extremos inauditos y ,en cada tirón,
evoluciona y se enriquece.
Pero hoy no me voy a enfadar ante inexactitudes históricas y
linguísticas, es más, me siento muy benevolente porque sé, a
ciencia cierta que, por mis afanes de integración del pueblo
gitano y por pertenecer a una auténtica minoría
desfavorecida, mi nombre suena y resuena, como campanas
tocando el Ängelus, para Asuntos Sociales ceutíes. Y sé que
lo haría muy bien, porque soy la maestra liendre, que de ná
sabe y de tó entiende y por entender, entiendo que, el árabe
será patrimonio particular del tipo que emitió la frase,
pero que, al no ser lengua romance, ni nos pertenece ni nos
pertenecerá jamás. Aunque quien quiera y a nivel personal,
tiene todo el derecho de hablarlo, estudiarlo e inventar
algún prodigio de la tecnología con él, o hacer periodismo
de categoría y ganar el Pulitzer, o un descubrimiento físico
fabuloso y acceder al Nóbel. ¡Ale, ale majetes, que hay
muchos retos que encarar!.
¿Qué los catalanes hablan en lengua catalana? Normal. Lengua
romance que algunos dicen que procede del limousín que es el
antiguo dialecto que se hablaba en Limoges, en Francia, de
raíces idénticamente latinas. Como el valenciano y el
mallorquín que se parece mucho al dialecto sardo que se
habla en Cerdeña. ¿Qué el vasco no tiene raíces latinas?
No.Las tiene íberas, que son más españolas y más antiguas
todavía, aunque se nos haya hecho una lengua antipática por
la mierda del independentismo. Pero ya hablaba Estrabón, el
primer periodista de la Historia, que era un romano muy
cultureta que, los montañeses vascos vivían aislados, se
cubrían con pieles de animales y se comían, por este orden,
a los prisioneros y a los caballos. ¡Como pa fiarse!
El bable de los asturianos es también lengua romance y el
gallego y el portugués, con sus sones que se me asemejan
celtas, aunque nada tiene que ver La Coruña con el Algarbe
salvo la raíz única y rotunda. ¡Ay Tartessos de mi vida!
Nuestras raíces son celtíberas y romanas, nuestra cultura y
nuestro conocimiento se gestó en latín y en el seno de
piedra de los monasterios, escritos en el scriptorum e
iluminado por los mojes iluminadores , bóvedas y capiteles
pétreos que eran cunas de la sabiduría, el Mester de
Clerecía, mientras que, el pueblo llano atendía gozoso a la
tradición oral de los juglares que hablaban en román
paladino y transmitían gestas, noticias, chismes e
historias. Hasta que llegó Gonzalo de Berceo, poeta y
peregrino, que tomó un pergamino y una pluma y decidió que,
ya estaba bien de latinajos y que había que escribir en el
idioma que hablaba el pueblo “Yo quiero hacer un verso, en
román paladino, en el cual suele el pueblo, fablar a su
vecino…” Cada vez que he leído las primeras palabras
escritas en español se me han llenado los ojos de lágrimas y
me he sentido extraordinariamente importante, porque, pese a
mi sangre entremezclada con los morenos de verde luna que
cantara Federico, por esas pinceladas romanís, me siento aún
más española y más feliz de serlo.
Por cierto ¿Hay en Ceuta algún problema con los gitanos?
Tanto “crisol” de culturas y tanta cursilada dicha con voz
de falsete que parece que están doblando una película de los
años cincuenta, tanta palabrería y no existe una genuina
representación de una quinta cultura. Nuestra desde hace más
de quinientos años y que ha dado maravillosos exponentes de
la música, de la danza y de las artes. ¿Qué el flamenco no
es gitano? ¿Me lo dicen o me lo cuentan? Por supuesto que
no, ya en el Imperio Romano, las bailarinas de Gades, la
antigua Cádiz, deleitaban a los nobles de Roma bailando y
tañendo sus crótalos, antecesores de las castañuelas y el
baile al resplandor de la flama, la llama de la hoguera,
alumbró al flamenco que los gitanos supieron hacer suyo,
mejorar y enaltecer como expresión poética y artística hasta
extremos inauditos.
El flamenco es “nuestro” el árabe no. Por muchos que nos
ocuparan los ejércitos invasores, ellos hablarían la lengua
de su tierra, pero llegaron aquí y se convirtió en la
algarabía que era una mescolanza y la algarabía se
extinguió, no así el auténtico román paladino, abuelote del
español y que, nuestros primos hermanos sefarditas, guardan
y conservan como un auténtico tesoro, porque es un tesoro.
Y en este plan puedo seguir varias docenas de páginas más,
aunque expresando mi profundo disgusto por la cerrazón de
Ceuta al pueblo gitano,que tiene perfecto derecho a que le
brinden oportunidades de formación y empleo, viviendas
sociales y demás ventajas en la ciudad Autónoma. Disculpen,
pero esto va a cambiar muy mucho si, las campanas de las
iglesias me chivan con verdad mi irrupción triunfal en
Asuntos Sociales, porque gitanos y mestizos también
camelamos naquerar, que es romaní y traducido es “queremos
comer” y participar activamente en todo cuanto sea ventajoso
a nivel social ¿O es que el pastel tiene “numerus clausus”?.
Por cierto, el caló es también lengua romance. El árabe no.
Y no fuercen, les ruego: nuestro único patrimonio común es
el román paladino. ¿Estamos de acuerdo en eso?. Yo también.
Y aceitunita comía, huesecito en mano. Y, tanto va el
cántaro a la fuente…
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