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OPINIÓN - VIERNES, 6 DE OCTUBRE DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

No saben una papa
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Confieso, sin ningún rubor, que habré oído dos veces en mi vida a José Ramón de la Morena; que jamás he visto El Rondo, así como suena; que nunca he sentido curiosidad por enchufarme a ese programa que llaman Maracaná, y que cada vez que veo jugar a Congo pienso en lo bien que haría el Madrid en no prestarle la más mínima atención a las recomendaciones que le haga Maldini. Y no sólo el Madrid, sino cualquier otro equipo al cual se dirija.

Maldini es un documentalista, como otros muchos, que se ha creído a pie juntillas que sabe de fútbol. Como si estar delante de catorce parabólicas y viendo veinte videos al día, concediera conocimientos balómpedicos suficientes para dar lecciones magistrales. Mi desafecto por estas criaturas que hablan del deporte rey como papagayos no es de ahora, sino que viene de largo. De cuando uno trataba de hacerse un sitio en el escalafón de los mejores entrenadores y comprobaba que una mayoría de periodistas no sabía una papa de lo que hablaba o escribía.

Los mejores, en aquel tiempo, donde los medios técnicos eran muy inferiores, solían ser los críticos dispuestos a saber cómo y por qué los profesionales decidían tal o cual alineación y la manera de jugarle al rival. Escuchaban atentamente las explicaciones de quien se iba a sentar en el banquillo y luego podían hacer unas crónicas explicativas, interesantes e instructivas para los aficionados. Crónicas que los lectores leían con avidez. Porque contaban si lo ideado por el entrenador había salido bien o mal.

Vengo observando, desde hace ya muchísimo tiempo, que casi todos los comentarios de los partidos que veo están salpicados de mentiras continuas y despropósitos inconcebibles, en televisiones de tanto fuste. Verbigracia: no se puede hacer peor que lo hicieron en Canal Plus de pago, los señores encargados de glosar y narrar el Madrid-Atlético. Y la pena es que Amavisca y Pedraza han sido futbolistas de talla. Qué manera de decirnos lo obvio y qué enorme carencia en cuanto a detallarnos situaciones que ellos, por haber sido profesionales, deben conocer. De no ser así, qué pintaban ocupando una plaza a la vera de un narrador que gritaba con histeria las acciones del jugador que le tiene comida la sesera.

Tampoco se salvan las crónicas en los papeles -me refiero a los periódicos de más tiradas-. Uno lee cada semana lo mismo. Que si la posesión del balón ha sido vital, que si el equipo carece de “jugones”, que si el “portero volador” ha vuelto a salvar a su equipo de la derrota, que si Cannavaro es un desastre, que si el Niño Torres -¿cuando se hará hombre?- bla, bla, bla.

Una comedia encabezada siempre por Raúl, desde hace mucho tiempo, y en la que ahora ha entrado, como actor secundario, Emerson. Y yo me pregunto: ¿tan malo puede ser un futbolista de la selección brasileña y alguien que ha jugado a pleno rendimiento en Italia? ¿Se acuerdan ustedes de cómo actuaban Emerson y Vieira en el Juventus?

Decir que Emerson está jugando bien sería mentir. Pero hay que reconocer que el conjunto de Capello está pensado para presionar muy arriba a los rivales y, cuando pierde el balón, sus jugadores necesitan replegarse en bloque al medio terreno. Lo que se conoce por repliegue intensivo. Una acción que el equipo no está aún en condiciones físicas para realizarla con la frecuencia necesaria. Y, por encima de todo, porque los centrales, quiza dos de los cuatro o cinco mejores del mundo, están llenos de dudas. Y cada vez quieren alejarse menos de su portería. ¿Razón? Un portero egoísta, que no sabe jugar con los pies y que jamás colabora con los compañeros. Un desastre.
 

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