El Hospital Español de Tetuán encendió ayer las luces de su
patio central para festejar el centenario de una de las
residentes de su centro de ancianos. María Luisa Navas
Pradas, malagueña de nacimiento, recibió emocionada un
collar de perlas y una ramo de rosas de manos del cónsul de
España en Tetuán, Javier Jiménez, del administrador del
antiguo Hospital Militar, José Carlos Iríbas, y del
consejero en Rabat del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, Eduardo Martín, las principales autoridades
presentes en la celebración.
Un acto cuasi familiar en el que se ensalzó la labor social
de las instituciones españolas en el norte de Marruecos que
sólo en el recinto del antiguo Hospital Militar Español
reúnen un programa de maternidad a cargo del colectivo
Clinique, una guardería, enseñanza media en el centro
educativo Juan de la Cierva, o el impulso a la formación
profesional de la mano de Forja 21, organismo con el que
también la Ciudad Autónoma firmaba recientemente un convenio
de colaboración en materia de inserción laboral. El cónsul
general llamó a la “reflexión” sobre lo que España es capaz
de emprender más allá de sus fronteras físicas y auguró un
“largo futuro” al trabajo que desempeña el Hospital Español
de Tetuán. A pesar del giro institucional de las
intervenciones, la protagonista era ayer María Luisa Navas
Pradas que, a sus cien años, conserva intacta su vitalidad y
la inquietud de quien no acaba de comprender cómo un
cumpleaños puede generar tanta expectación y congregar a
tantas personas a su alrededor.
Recibió algo emocionada los presentes y las felicitaciones
de los asistentes. Incluso el consejero Laboral hizo que la
homenajeada recordara sus ‘años malagueños’ -ambos nacieron
allí- y le entregó en mano una felicitación del embajador
español en Marruecos, Luis Planas.
Además del resto de residentes, asistieron al acto las Hijas
de la Caridad, comunidad de religiosas que se encarga del
cuidado de los ancianos y que también recibió las
felicitaciones de las autoridades españolas. A pesar de que,
con el tiempo y con la consecución de la independencia de
Marruecos en 1956, el país magrebí ya no acoge a los 40.000
o 50.000 españoles que vivieron allí durante la época del
Protectorado, los proyectos de cooperación han ganado en
intensidad y prestaciones, sólo ensombrecidas, en el caso
del Hospital Español, por las deficiencias que registran
algunas de sus infraestructuras. Sobre todo los edificios
anexos que presentan grietas en el techado roturas en sus
paredes.
Adaptación
Por lo demás, y como también destacó Javier Jiménez, la
dirección del centro ha sabido adaptarse a la coyuntura
actual y ha dispuesto una serie de programas sociales que
puedan beneficiar, en un principio, a la comunidad española
en Marruecos aunque también a la población marroquí cuyos
recursos económicos son limitados.
El administrador del centro, José Carlos Iribas, considera
que el trabajo que se desarrolla en el Hospital Español -que
en realidad en un compendio de instalaciones dedicadas a
fines sociales- necesita una ampliación de contenidos. Según
explicó es una tarea que comenzó en tiempos del
Protectorado, a comienzos de siglo, momento en que se
levantaron parte de los edificios del recinto del Hospital
que también comprende una pequeña iglesia dedicada a La
Milagrosa. El espacio que antes ocupaban las caballerizas y
las cuadras es ahora un inmenso trozo de terreno sin
utilidad fija que desde la dirección del centro se quiere
concretar.
María Luisa
La residente centenaria disfrutó ayer de una jornada
intensa. Las manos se multiplicaron en la eucaristía matinal
a la que asistió y que ofició uno de los cuatro miembros de
la comunidad franciscana que sigue trabajando en la zona.
Jesús Varela, sacerdote de la orden, presta auxilio
espiritual a las monjas y coordina varios programas de
atención social en Tetuán y sus alrededores. Destacan las
actuaciones de apoyo a los estudiantes universitarios de
confesión cristiana. Ayer también asistió al cumpleaños en
el que el protagonismo recayó en una mujer menuda que
saludaba con la misma efusividad a conocidos y desconocidos.
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