Esta semana se están celebrando las IX Jornadas de Historia
de Ceuta, en las que se ha abordado el tema de Ceuta y el
Protectorado español en Marruecos. El Pueblo de Ceuta ha
tenido acceso a un trabajo de investigación de doctorado
conjunto de la universidad de Granada y el MADOC (Mando de
Adiestramiento y Doctrina) del teniente coronel Pedro Ruiz
Herrera, quien entre 1987 y el pasado año 2005, ocupó
diferentes puestos en nuestra ciudad.
Pregunta. ¿Qué le motivó a realizar éste trabajo de
investigación?
Respuesta. Las razones fueron varias: entre ellas dar a
conocer unos aspectos desconocidos, desde el punto de vista
militar, de un brillante repliegue de nuestros efectivos
durante el final del Protectorado gracias a mi acceso a una
documentación inédita del autor de ésta operación, el
general Galera Paniagua, facilitada por uno de sus hijos
dado que tanto su padre como yo somos oriundos del mismo
lugar de La Mancha, Alcázar de San Juan.
P.¿Cuáles son sus conclusiones?
R. Además de ser un modelo de repliegue militar, el abandono
de Marruecos fue una de las ‘cuatro patas’ que permitieron a
la economía española impulsar los famosos planes de
desarrollo, base del conocido ‘milagro económico español’ de
la década de los sesenta. Los otros tres factores fueron las
inversiones de capital extranjero, los aportes del sector
turístico y las divisas remitidas por los emigrantes
españoles que trabajaban en Francia, Alemania, Suiza y
Países Bajos.
P. ¿Cuántos soldados había en el Protectorado?
R. En Marruecos teníamos un total de 44.220 efectivos, el
66% del total en África. De ellos, 12.500 eran soldados
nativos entre los que había un cuerpo de oficiales de 127
miembros. Muchos de ellos se incorporaron, a partir de 1956,
a las FAR (Fuerzas Armadas Reales) marroquíes.
P. ¿Qué hizo España con los mismos?
R. Bien, debemos distinguir a los efectivos nativos de los
europeos. De los primeros, algunos siguieron con nosotros
incluso en Marruecos como miembros de los equipos de
guardadores (quedaron por un tiempo vigilando las
propiedades de España), otros se licenciaron y unos cuantos
se incorporaron a las nacientes fuerzas armadas marroquíes.
De los efectivos europeos, muchos se fueron licenciando
según acababa su servicio militar a la vez que paralelamente
se iban fusionando unidades. Ceuta y Melilla tuvieron que
prepararse para absorber la mayor parte de esa fuerza que se
replegaba acompañada de sus familias. En cuanto a Ceuta esto
significó muchas cosas: desde una ampliación del diámetro de
la tubería de abastecimiento de agua hasta la construcción
de nuevos cuarteles así como un significativo aumento del
volumen de casas edificadas y una masiva repoblación
forestal en el campo exterior.
P. ¿Se vivió alguna situación complicada?
R. El momento más tenso tuvo lugar cuando los rifeños,
descontentos y frustrados con la marcha de los
acontecimientos, volvieron a levantarse en armas contra la
autoridad del sultán, Mohamed V, entre finales de 1958 y
principio de 1959. España, haciendo una vez más honor a sus
compromisos internacionales, como nación protectora y
pacificadora y desoyendo las peticiones de ayuda de los
sublevados, se mantuvo al margen por órdenes expresas del
comandante en jefe del Ejército de África, el general Galera
Paniagua. El resto es conocido: en un segundo desembarco de
extrema dureza en Alhucemas, frente a Axdir, el príncipe
Mulay Hassan (el futuro Hassan II), auxiliado por el famoso
coronel Ufkir, acaba sin contemplaciones con esas ansias de
independencia.
P. ¿Cuánto duró el repliegue o retirada?
R. Primero deberíamos matizar una diferencia conceptual,
para entendernos: en una retirada eres obligado a irte,
técnicamente se pierde la libertad de acción y debe
ejecutarse bajo presión del adversario; por el contrario en
un repliegue se mantiene la libertad de acción: decides,
preparas y ejecutas cuándo y cómo lo consideras oportuno.
Nuestro repliegue fue largo, duró cinco años y cinco meses
llenos de obstáculos y dificultades, pese a las cuales fue
modélico en su género, militarmente hablando: se alcanzaron
todos los objetivos propuestos por el mando. No hubo que
lamentar ni un muerto ni accidentes graves. Los últimos en
replegarse fueron, en la zona oriental, una bandera del
Tercio acantonada en el mítico monte Gurugú, en Melilla,
hasta el 31 de agosto de 1961 y, en la zona occidental, una
unidad de Regulares en Punta Leona, cerca de Ceuta, allí
ubicada hasta el 15 de abril del mismo año. En la zona de
Castillejos el cuartel de “Dar Riffien”, cuna de La Legión,
recibe la orden de evacuación el 14 de febrero de 1961. El
famoso islote del Perejil estuvo guarnecido por la Compañía
de Mar, con base en Ceuta, hasta varios años después.
P. Se critica mucho la labor colonial de España.
R. La crítica siempre es bienvenida. Ahora bien, maticemos:
un Protectorado tiene fecha de caducidad y es siempre un
pacto entre estados soberanos avalado internacionalmente,
todo lo contrario de una colonia. En 1912 una gran parte del
viejo imperio de Marruecos era “bled siba”, insurgente. La
autoridad del sultán era mínima. Seré claro: Francia y
España hicieron de algún modo el trabajo sucio, con sumo
esfuerzo de sacrificadas generaciones de soldados que,
ayudados por las tropas jalifianas (del Sultán), fueron
controlando poco a poco el país. El último parte de guerra
en zona española fue en Bab Taza, localidad cercana a Xauen,
en 1927, mientras que en la zona francesa se estuvo luchando
en el Medio Atlas hasta 1934. En 1956, la dinastía alauí
recibió de manos de Francia y España lo que a principios de
siglo no tenía: un Estado con visos de modernidad, es decir,
un territorio, una población y una administración bajo su
control.
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