La especial partida que España y
Marruecos disputaban sobre el “tablero de ajedrez” -metáfora
utilizada muy recientemente por el delegado del Gobierno- ha
quedado en tablas.
España, probablemente por un error de algún alto funcionario
desconocedor de la realidad intercomercial de ambos países
desde Ceuta, envió un contingente amplio de vehículos
destinados al control de fronteras para Marruecos. El vecino
país movió su ficha y defendió la postura de no recibir la
mercancía regalada por una frontera que ellos ni la
consideran (flaco favor para el gobierno marroquí que no
sabría explicar a su población tal cesión. El vecino
gobierno sólo le preocupa lo que pueda decirse en el sur
porque los marroquíes del norte estarían encantados en
regular una situación que actualmente les da de comer).
España por su parte ante tal situación, ceder al cien por
cien ante Marruecos por su consideración sobre Ceuta, era
una situación muy complicada para explicar a los españoles
no sólo de Ceuta, sino de la península.
De modo que el asunto queda en tablas desde el momento en
que si bien los vehículos no pasan por El Tarajal, sí llegan
directamente a Marruecos desde Ceuta a Tánger con despacho
de aduana en el puerto español de la Ciudad Autónoma antes
de llegar como destino a un país extranjero.
El tablero de ajedrez aguarda algún nuevo movimiento para
iniciar cuaquier nueva partida. Pero ya es alucinante que no
contento con recibir de regalo tal ingente cantidad de
vehículos, siga poniendo Marruecos unas condiciones cuyos
argumentos no pueden basarse en cuestiones de derechos
históricos sobre un territorio porque éstos no existen como
tales.
Ya le haría falta a la Guardia Civil, por otra parte,
vehículos de tal calibre (4x4, Qads, Motos) para el
desarrollo de sus funciones en el perímetro. Esta es una
asignatura pendiente que puede aprobar a poco que se empeñe
el propio delegado .
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