“Ya estoy, de nuevo, aquí”. Digo
la frase, algo cambiada, por si algún voluntario me quiere
dar los noventa y nueve millones de “calas” que le dieron al
que quitando lo “de nuevo” dijo semejante frase. Todo un
detalle de su parte.
En estos días de “pertinaz” descanso ¿dónde he escuchado esa
palabra?. No me acuerdo, de momento, pero está hasta bien
dicha. Y es que, lo bien dicho, está bien dicho.
Vengo con las pilas cargadas y presto a entrar en cualquier
asunto. No es por nada,. amigo guardia, pero vengo de dulce.
Fíjese la palabra que he usado, “presto”.
Quiero explicar, que la palabra “presto” no quiere decir que
me dedique a prestar dinero. Eso sería imposible, vengo más
seco que una mojama.
Explico esto porque,después, hay muchos “intelectuales” que
no saben lo que significa y me vayan a venir “prestos” a que
les “preste” dinero. Queda claro, ¿no?.
En mi “pertinaz” descanso me he dedicado a leer deporte y
más deporte. Y por eso me he enterado de que Luis Aragonés
no dimite, ni el presidente de la Federación Española de
Fútbol señor Villar, tampoco.
Y es que, aquellos que crean , ambos dos, puedan algún siglo
dimitir “os pudeis” esperar sentados. En este fermoso país,
de momento, llamado España, no dimite ni el gachó que asó la
manteca colorá.
Pero “hete aquí”. ¡Joder!, que palabra me ha salido!. Y es
que cuado los intelectuales estamos inspirados, somos la
releches en bicicleta, poniendo esas fermosas palabras para
cabrero generalizado de todos aquellos que mandan gracias a
que les tocó, en la tómbola de la vida, la gorra y el pito.
Oiga, amigo guardia, los de la gorra y el pito con mando,
sólo buscan poner en su círculos, a aquellos que son más
inútiles que ellos. Que ya es decir. Porque eso de ser más
inútiles que ellos, es toda una proeza difícil de superar.
Y ni te cuento, serrana del alma, si algunos destacan. A
esos no los quieren ni regalados y tratan de quitárselos de
encima, aunque vaya en perjuicio de su partido.
Y el remate del tomate es si, además, algunos de estos
tienen un piquito de aquí te quiero ver y da gusto
escucharlos.
Esos serán condenados a todas las penas del inferno porque,
los del pito y la gorra con mando, cuando abren sus piquitos
es sólo, para decir chorradas y alguna que otra gilipoyez,
con las venas del cuello que parecen que pueden estallarles
en cualquier momento. La envidia es muy mala. No admiten
ninguna superioridad en ningún terreno. Los inútiles a los
que, la tómbola de la vida, les regaló la gorra y el pito
con mando, son así.
Está visto y comprobado que, la envidias es una de las
grandes virtudes que adornan las vidas de estos analfabetos
que luchan, con todas sus fuerzas, para tratar de hacer
desaparecer, a todos aquellos que son superiores, en todos
los ordenes de la vida, a estos del pito y la gorra con
mando.
Como me gusta, siempre, demostrar cuanto digo, es cuestión
de un poco de paciencia para que, ustedes, me entiendan
perfectamente, en cuanto den los nombres de ciertas listas
al asunto de ocupar un silloncito en el la Ciudad Autónoma.
Será un gran error político, pero lo harán porque así lo ha
decidido el de la gorra y el pito con mando.
Tranquillos, no den carreras. Les prometo explicarles, con
todo lujo de detalles, la decisión que tomará el de la gorra
y el pito con mando, que nos recordará a Paco Gandia, cuando
el niño le decía “Papa, carreritas al niño, no”. Pue eso.
Ya lo dijo De la Cierva “que error, que gran error”, porque
al niño lo que le hace falta son muchas carreritas para
perder los kilos que le sobran y dejar de estar gordito. Que
gordito, lo diga quien lo diga, no quiere estar nadie. ¡Anda
que no hay personal, andando y corriendo, cada día, para
dejar de estar gordito!. Y es que, hay que reconocerlo,
estar gordito es una gran molestia, que todos queremos
quitarnos de encima. ¿Y cómo se quita de encima el estar
gordito?. Pues, según dicen, con el gimnasio y con muchas
carreritas. Que, según los entendidos, son dos cosas
buenisimas, para acabar con la obesidad.
Por una mejor salud, vayamos al gimnasio o demos nuestras
carreritas y acabemos, de una vez por todas, con eso de
estar gordito, que está una jartá de feo.
Servidor, perdón por señalar que está una jartá de feo,
cuando ve las maniobras que ejecutan los de la gorra y el
pito con mando, es que me da la risa, me entra la flojera, y
tengo que dejar de escribir.
Cómo es posible qué, personajillos del tres al cuarto,
puedan tener tanto mando, sobre personal mucho más
inteligente que todos estos “intelectuales”. No encuentro la
explicación por muchas vueltas que le doy al “tarro”.
Igual soy un equivocado de la vida, y nuestro sino sea tener
que ser gobernados por todos estos ineptos de la gorra y el
pito. ¡Así nos crece el pelo!
La última metedura de patita hasta el corvejón, ha sido
realizada no hace mucho. ¡Manda tela pagarle ochocientas mil
de las antigüas pesetas!.
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