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OPINIÓN - JUEVES, 30 DE NOVIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Los delegados
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Fue el lunes pasado cuando tuve la oportunidad de encontrarme con él. Y nos metimos en cháchara. Y, aunque el tráfico empezaba a ser denso y la calle era ya un ir y venir de viandantes, pudimos hablar durante cierto tiempo y con relativa tranquilidad.

Él es militante del Partido Popular. Y ha tenido voz y voto durante muchos años para tomar decisiones. Ahora, por estar tapado en el callejón del ruedo de la política, analiza las situaciones con el sosiego suficiente para que sus opiniones se ganen el derecho a ser tenidas muy en cuenta.

Toca referirnos al rifirrafe surgido entre el delegado del Gobierno y el presidente de la Ciudad. Y mi interlocutor toma la palabra y expone las razones que por sus conocimientos me hacen prestarle toda la atención posible.

En los partidos, ya sea el PP, en el cual yo milito desde mucho antes de quedarme calvo, o el PSOE, intentamos que el ministro encargado de la designación del delegado del Gobierno, nombre a uno que sea de nuestro total agrado. Vamos al despacho ministerial con la idea de que el elegido sea alguien hecho a la medida de nuestros intereses. Más o menos un mirlo blanco. Una persona que venga con la idea asumida de que ha de estar al servicio del partido y, desde luego, dispuesta siempre a meter en cintura a los adversarios.

-¿Habéis solicitado, en alguna ocasión, los servicios de un delegado nacido en Ceuta?

Claro que sí. Pero se nos dijo siempre que nones. Y hasta puedo decirte que una vez nos enviaron a uno que llegaba por las mañanas al despacho y lo primero que hacía es llamar a Jesús Fortes para preguntarle cómo resolvía los problemas. Un desastre. Y hubo, lógicamente, que pedir su destitución.

Perdona. Tú me estás hablando de aquel delegado que se dejó robar documentos de su cajón principal y éstos estuvieron rodando por la redacción de algún periódico.

No quisiera adentrarme por ese camino. Lo que yo trato de explicarte es que todos los delegados del Gobierno llegan a Ceuta a cumplir con el cometido que se les asigna en Madrid. Y ponen todo su empeño en salir airosos. Luego, como comprenderás, todo depende del grado de preparación de cada uno; de su manera de entender las relaciones; o por qué no, de que la suerte le sea favorable y no surja ningún Perejil o se tope con un partido donde reine el caos entre seguidores de quienes aspiran a la presidencia. Un suponer.

-Ah, ¿pero se meten los delegados del Gobierno en cuestiones internas del partido suyo en Ceuta?

Manolo, por favor, no te hagas de nuevas. Bien sabes tú que los delegados toman parte, casi siempre, por una de las facciones del partido. Y, en ocasiones, suelen tomarse muy a pecho sus intervenciones. Podría darte el nombre de uno que ponía firme a los dirigentes de nuestro partido. Entre otras razones, porque no hay nadie en Ceuta con más información de la gente encima de la mesa.

-Resumiendo: ¿qué te ha parecido la respuesta de Jerónimo García Arreciado a Juan Vivas en relación con las quejas de éste acerca del trato recibido por el ministro Jordi Sevilla?

Desde el punto de vista de mi militancia en un partido al que he servido y del que no renunciaré jamás, entiendo que mis correligionarios notifiquen en los medios su enfado por haberle dicho a Vivas que a la política se viene llorado. En cambio, de militar yo con los socialistas, le hubiera pedido al delegado que le diera aún más caña.

Lo que no entiendo es que se aireen estas declaraciones del delegado como ofensivas para el presidente y, sin embargo, mis compañeros de partido se queden mudos ante los improperios que le dice Juan Luis Aróstegui a Vivas todos los jueves en su dardo. Eso sí que me parece incomprensible y demuestra cierta cobardía.
 

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