A nadie escapa que la actual
situación en el Estrecho, generada tras el anuncio de
Acciona de salir del interlineado, ha provocado lo nunca
visto hasta el momento. Nada menos que veintisiete
rotaciones diarias repartidas entre las cuatro navieras para
un volumen medio de unos dos mil pasajeros al día.
El anuncio de Acciona-Trasmediterránea de salir de la
intercambiabilidad según prevé la Comisión Paritaria de
Interlineado, es estratégica y ya se ha hecho efectiva. En
estos momentos no hay intercambio. Para ser más exactos,
sólo hay intercambio entre los billetes de Trasmediterránea
y de Euroferry. Las noticias respecto de la línea del
Estrecho no hacen más que producir dolores de cabeza al
gobierno de la nación. Y más que al propio gobierno en
términos generalizadores –lo que sería un exceso-, al
Ministerio de Fomento y a la Dirección General de la Marina
Mercante muy en particular. Quizá por no haber puesto pie en
su momento.
Analizando los últimos acontecimientos, el Gobierno central
se equivocó al unir, de cara al contrato de servicio
público, la línea Ceuta-Algeciras y la de
Melilla-Málaga-Almería en una sola convocatoria. Es
evidente, son dos realidades absolutamente distintas, son
dos líneas que en nada tienen que ver una con la otra. Son
dos mundos distintos, pero aún así –probablemente por el
simple hecho de la fuerza de la costumbre al mirar el mapa
del tiempo- la Administración General del Estado viene
cayendo permanentemente en este error.¿Acción, omisión?.
La Dirección General de la Marina Mercante, el Estado –en
definitiva- jamás ha preguntado, o jamás ha querido
preguntar por qué un billete a un ciudadano cuesta más o
menos lo mismo, sin apenas diferencias, ya sea en temporada
alta (primavera-verano) que en la supuestamente baja
(otoño-invierno). Es en el Estrecho, el único mercado donde
no se producen rebajas, sino que antes al contrario, las
subidas de tarifas son el pan nuestro de casi cada mes.
La guerra competencial que se vive en el Estrecho entre tres
navieras y un mega-holding puede explotarle en las manos al
propio gobierno si la situación no acaba por reconducirse.
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