El ministro de Administraciones
Públicas, Jordi Sevilla, le ha dicho a Juan Vivas
que nanay de la China en cuanto a su deseo de conseguir
mejoras diversas para Ceuta por parte del ministerio que él
dirige. Y se lo ha notificado por medio de una misiva que le
ha sentado al presidente como sienta un balonazo en las
partes pudendas.
Me parece estar viendo la cara de sorpresa de JV a medida
que leía la carta negativa del ministro que tiene nombre de
futbolista y cara de ser más que político alguien dedicado a
coleccionar mariposas. Lo que no podrá ejercer nunca, Jordi
Sevilla, es de pitoniso. Si nos atenemos a las palabras que
pronunció un día, de no hace mucho:
-Aun es pronto para que un charnego sea presidente de la
Generalitat.
Y, zas, llega José Montilla y lo retrata como un
político carente de intuición. Que no deja de ser una
carencia grave entre quienes se dedican a menesteres de la
cosa pública.
Aludía antes a la sorpresa de Juan Vivas por la respuesta
negativa del ministro a sus peticiones, debido a que el
presidente es consciente de que su poder de persuasión es de
un de nivel capaz de llevarse al huerto incluso a los
socialistas que al ver una gaviota padecen trastornos
varios.
Por lo tanto, no me extraña que la epístola ministerial,
desprovista de concesiones deseadas, haya causado en JV la
consiguiente frustración y puede que se haya sentido dolido
hasta extremos insospechados por haber confiado ciegamente
en las palabras del ministro en su día. Y, claro, no ha
podido resistirse a la tentación de lamentarse.
Los lamentos del presidente de la Ciudad, y sus críticas a
un Gobierno que él cree demuestra escasa sensibilidad con
los problemas de Ceuta, han sido interpretados a su manera
andaluza por el delegado del Gobierno. Que no se ha cortado
lo más mínimo en calificar de llorón al presidente de los
ceutíes.
Jenaro García Arreciado se ha situado frente a los
periodistas y se ha sacado de la manga una frase que tiene
su guasa:
-A la política se viene llorado.
Menos mal que se ha parado ahí. Porque el político onubense,
según estamos viendo, echa mano de la retranca con una
seguridad pasmosa.
Con alguien así, es decir, con esa capacidad de burlarse del
mismísimo lucero del alba, todas las precauciones que se
tomen son pocas. Mucho cuidado deberá llevar, pues, Juan
Vivas, cada vez que hable del Gobierno de la nación para
disentir.
Ojo, presidente Vivas, que el delegado del Gobierno, amén de
tener los tanques siempre repletos de ironías y burlas
choqueras, tampoco se queda corto a la hora de poner los
puntos sobre las íes:
“Dibujar a un Gobierno que ha hecho un gran esfuerzo de
entendimiento y cooperación a costa de sus competencias
exclusivas como un ogro que se preocupa 23 horas al día de
fastidiar a los ceutíes puede dificultar nuestras
relaciones, que queremos mantener en el respeto
institucional”.
Anda que la advertencia no está clara: señores populares,
procuren no tocarme los adminículos del Gobierno, por la
parte delegada en mí, porque entonces van a saber ustedes lo
que es bueno.
Y, a renglón seguido, se adivina el remate de la suerte, con
la media verónica de lujo: ni siquiera a Juan Vivas le voy a
permitir que tome en vano el nombre del Gobierno con fines
electoralistas. Y, por si fuera poco, he aquí una ironía
cargada de sarcasmo, al referirse a los dineros que se
gastan en Menores:
-Ni vistiendo de Loewe a los niños se justifican los gastos.
Me reitero en lo ya dicho: Ojo, presidente Vivas, que el
delegado del Gobierno sabe más que Lepe y no elude la pelea.
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