Baile señor cura, baile, ¡que Dios todo lo perdona!,
cantaben mozos y moces en los praos de la romería... Pero
dejemos el norte asturiano y bajemos al norte... africano, a
este pequeño rincón de España que se recoge a la sombra de
la yebala.
Porque aquí, en poco más de veinte km2, se concentra una
singular y notable densidad de asociaciones religiosas o por
decirlo de otro modo: gestoras y autorepresentantes de su
particular idea de Dios que, por si hiciera falta, venden
muy bien. En este sentido y en un Estado presuntamente
aconfesional como el español -y Ceuta es una ciudad
española- no deja de llamar la atención la excesiva atención
que se presta, presupuestariamente hablando, a las llamadas
cuatro culturas (aquí sobreentendidas como religiones) que,
según parece, conformarían la red social de la ciudad.
Todavía no he podido hablar con mi buen amigo, el tabligh
Laarbi, del curioso y repentino crecimiento del tejido
asociativo de la UCIDE (Unión de Comunidades Islámicas de
España) en Ceuta y que al día de hoy englobaría a unas 18
asociaciones, algunas con tan solo tres miembros en su
directiva... o menos y que encima, a veces muy hábilmente,
se solapan. Pero vaya si hacen bulto y de eso se trata
máxime cuando su presidente nacional, Tatary, estaría
forzando un putsch en el seno de la Comisión Islámica de
España puenteando y haciéndole la cama a la estrella en
ascenso, Félix Herrero. Es obvio que el objetivo sería
controlar la importante financiación que se confía recibir y
cortar, por donde sea, la sabrosa tajada correspondiente.
En nuestra Ceuta, ciudad querida, una de las pistas corre
más que un galgo tras los 100.000 euros que la Asociación
Islámica de Ceuta habría recibido de la Ciudad Autónoma en
el 2006 tras -albricias- la penosa chirigotada de los
Carnavales. Ante el silencio administrativo y el problema
para la obtención del preceptivo cif, la poderosa Luna
Blanca se habría convertido en fiduciaria y administradora
más que temporal del flus... porque la Asociación Islámica
de Ceuta se ha quedado en nonata... Adivine el lector donde
puede ir a parar la subvención del año que viene.
De los viajes de unos cofrades muy católicos, apostólicos y
romanos escribiremos otro día.
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