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OPINIÓN - VIERNES, 24 DE NOVIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

La horca
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

El sanguinario Sadam Hussein ha sido condenado a muerte por sus crímenes. Pero no voy a adentrarme en reflexiones sobre los efectos disuasorios de la pena de muerte para los delincuentes, porque saber que, tus actos pueden tener como respuesta la silla eléctrica o la más compasiva inyección letal debe disuadir a los asesinos e incluso impresionarles. Porque la amenaza de la milla verde, del corredor de la muerte, acojona a todo el mundo, para que nos vamos a engañar.

Pero nadie merece morir en la horca porque es una muerte dolorosa y horrorosa, el mismo Sadam prefería la dignidad de un pelotón de fusilamiento, unos tiros son más rápidos y más compasivos. ¿Qué que muerte le desearía yo al feroz exterminador de los kurdos? Ninguna. Puedo tener mis ideas neoconservadoras a lo Partido Republicano de EEUU, pero, cualquier idea queda relegada a un segundo plano ante mis creencias.

La Iglesia Católica ha dicho que, el ex dictador no debe ser ejecutado, sino condenado a cadena perpetua y si mi religión rechaza la pena de muerte yo la rechazo. No es cuestión de extremismo ni de ser una meapilas ¿Qué dicen? ¿Qué ustedes saben que, entre mis amistades me llaman “Flor de Santidad”? Por favor, coñas las mínimas porque me afectan ya que soy muy sensible y muy sentida, cosas de barriobajera mística. Aunque si no va de choteo lo de “Flor de Santidad” es un crack, de hecho, decido que me quedo con el apodo que tiene reminiscencias de aquellos tebeos píos que leíamos en los años cincuenta, se llamaban “Vidas Ejemplares” y contaban en viñetas vidas de santos y martirios horrorosos. De hecho, a Santa Lucía le arrancaron los ojos y los llevaba en una bandejita y Santa Rita, que era abogado, no soltaba en la vida una provisión de fondos, de ahí lo de “Santa Rita, Santa Rita, lo que se da no se quita”. Los mártires de nuestra religión tuvieron, en verdad, muertes calamitosas y nosotros, con la Inquisición, también jodimos, masacramos y achicharramos a muchas pobres criaturas. Pero lo bueno del cristianismo es su capacidad de evolución y de adaptación a los tiempos para acoplarse a las prisas de los cerebros occidentales que, el que no corre, vuela y por inventar, innovar e investigar que no quede. ¿Qué si no pienso que existen asesinos cuyos crímenes tan solo merecen el que se les de el matarile? Si, lo pienso, para mí el único terrorista bueno es el terrorista muerto , lo pienso y lo siento con intensidad. Pero si Ratzinguer dice que no se puede matar ni a un terrorista yo obedezco sus directrices, aunque hago preguntas, en plan matizar “Me diga, Su Santidad ¿Y si hay un tiroteo y para salvaguardarse las FOP disparan a matar?” Realmente el tema de la legítima defensa atempera el asunto, porque existe la legítima defensa y eso es común a todas las creencias.

El Vaticano se opone a la ejecución de Sadam y ser católico no es tan solo que se te arrasen los ojos de lágrimas ante un paso semanasantero, ni ser cofradiero ni rociero, ni tan siquiera el proclamar la fe sin complejos en los tiempos del laicismo ateo caviar, es todo eso, de acuerdo, pero también es compromiso y es disciplina, lo que no resulta nada cómodo sino un repajolero incordio porculero. Pero es lo que hay y en mi caso lo acepto. Y más cuando se trata de la horca.
 

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