Han dado, señores, la señal de
salida. Va a empezar la función. Para ello han sido
necesarios muchos días de preparación, de ensayos, de
actuaciones cara al público, de inquietudes y esperanzas.
Todo ello porque a unos señores, avispados dirigentes, les
ha dado por organizar una “Operación Triunfo” para lo cual
aportan financiación, promoción, escenarios, orquesta y
cuerpo de baile, atrezo, profesorado, invitados de honor,
jurado calificador y, por último, el destino final: la
consecución del premio.
Y surgen, como no, quienes salen por peteneras, cuando en
realidad lo que les ha tocado interpretar es una balada
poética, de ritmo lento, o sea, lo suficiente para quedar
eliminado, a las primeras de cambio, del concurso y, por
tanto, sin derecho a más participación ni repesca.
Quienes corren con la financiación esperan recoger los
mayores beneficios y si el barómetro de audiencias se
inclina a su favor, en detrimento de otros programas, seguro
que alcanzarán los resultados apetecidos y recuperarán con
creces la inversión realizada.
Luego intervienen quienes se encargan de la promoción de los
futuros artistas que, claro está, se preocupan muy mucho de
la imagen de quienes en un futuro no lejano van a ser
principales intérpretes de la función y que, como es lógico,
según los resultados, así será el grado de sus ganancias.
Para ello prepararán unos buenos escenarios, con el mayor
colorido, juegos de luces, lanzadores de potentes rayos de
luz (láser), estruendoso sonido y música pre-grabada a fin
de hacer agradable la presencia de los actuantes.
La orquesta, que lleva el compás y ritmo de la música, el
cuerpo de baile y el atrezo, van a acompañar las
interpretaciones de los futuros artistas procurando el mayor
realce de los mismos.
Se cuenta, además, con un profesorado que irá limando
defectos de dicción, entonación y pasos de baile para llegar
a la perfección de los futuros artistas y que, al mismo
tiempo, constituyen el jurado calificador que, en unión de
la audiencia, dictaminará quienes se harán acreedores a
formar la troupe que, posteriormente, se organizará para la
intervención en el gran espectáculo final. (Los componentes
de estos tres últimos apartados disponen de unas
asignaciones fijas, contratadas de antemano, por lo que
dispensan la misma atención a todos los participantes, sin
distinción de sexo, edad ni color de su piel).
Por otro lado se aproxima la celebración de procesos
electorales y nos preguntamos: ¿No existe similitud entre la
“Operación Triunfo y las Elecciones”, salvando las
distancias, con lo narrado: las aportaciones de entidades y
simpatizantes, la campaña electoral, los locales de
celebración de conferencias, mítines o presentaciones de
candidaturas, la música de fondo y “palmeros” que acompañan
a los candidatos, las utilerías a emplear en los actos, los
asesores de imagen y redactores de discursos, las célebres
personalidades, actores o artistas de diverso género que se
identifican con el partido y con los candidatos, el comité
electoral y, por último, el interés personal de cuantos
intervienen para la consecución del mandato en el ente de
que se trate sean Ayuntamientos, Autonomías o Parlamentos
Nacionales?.
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