¿Les gusta a ustedes el Arzobispo
de Granada? Es un crack, se lo aseguro y un hombre de Dios
que crea opinión, aunque mi gurú oficial es, lógicamente
Ratzinguer. Pero este monseñor lanza arengas desde su
púlpito, no se conforma con nada y se rebela abiertamente
contra esa nueva asignatura que quiere sustituir a la
religión en las aulas. Los mandamases, amén de ñoños son
ignorantes y quieren educar a la juventud “para la
ciudadanía” en lugar de hacer hincapié en que estudien una
religión que es pura cultura occidental y que ha iluminado a
los más grandes cerebros de la Historia.
Y es que, los ateos, que ahora se llaman “laicos” que suena
más fino, son muy ruineros y muy feroces cuando se trata de
atacar al cristianismo y muy acojonados y muy de la cagaíta
de la paloma cuando se trata, no de atacar, sino de opinar,
sobre otras religiones monoteístas. Pero la ciudadanía se
rebela y no quiere que la “eduquen” porque no hace falta un
CI de 140 para saber lo pamplinera y buenista que podrá
llegar a ser la nueva asignatura, donde, lógicamente, lo más
relevante serán los valores lacrimosos y onegetistas. ¿Qué
si me opongo por mis creencias? No. Al revés y por mis
creencias apetecería de alguna asignatura auténticamente
enriquecedora y novedosa como puede ser la de “Evolución y
crecimiento” donde enseñen a los estudiantes a encajar que,
el hecho de vivir es un privilegio evolutivo de encarar la
aventura de aprender y sentir la satisfacción de quienes
saben que crecen y se libran de la ignorancia. Crecer no con
peroratas y parrafadas sino a base de cursos monitorizados,
como los del Método Silva de Control Mental que abre e
ilumina la mente y enseña a controlar las emociones, amén de
estimular la memoria por medio de sencillos ejercicios
mentales. Los niños lo pueden hacer desde muy pequeños
porque hay monitores especializados en infantil.
Cursos de Control de las Emociones impartidos por
psicoterapeutas especialistas, a base de seminarios.
Enseñanzas que impacten en el cerebro y que sean complejos
vitamínicos que hagan expandirse las pequeñas mentes y
explotar sus capacidades que están infrautilizadas y son
infinitas. ¿Qué dicen? ¿Qué los gamberros y los violentos de
las aulas no participarían? Lástima. Porque quienes sufren
alteraciones de conducta son quienes más necesitan
controlar, aunque sigo repitiendo que, el lugar de los
violentos no son los institutos normales, sino lugares donde
reformen sus conductas con normas severas y tratamiento
psiquiátrico individualizado por si presentan alguna
anomalía y tienen que ser medicados. “Educación para la
ciudadanía” ¡Valiente cursilada! ¿Enseñaran algo amén de los
repetitivos valores-tipo de la “solidaridad” y la
“tolerancia”? Pienso que no. Educar en valores no es una
asignatura sino algo que comienza desde que, el infante,
lanza su primer eructillo tras el primer biberón y la
familia es el bastión fundamental de unos valores hacia los
que, el respeto, ha de ir acrecentándose conforme se
acumulan conocimientos, es decir, conforme se crece y la
mente dice adiós a la ignorancia. ¿Qué que opinaría de mi
asignatura el Arzobispo de Granada? No se, lo mismo me
lanzaba una andanada de fulminaciones, pero, pese a su
carácter, a ese cura, yo le adoro.
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