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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 22 DE NOVIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Habló Capello
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Escribo de fútbol lo menos posible en esta columna. Y me consta que desdeño a muchos lectores que verían con agrado que opinase de este deporte con asiduidad. Máxime cuando el mundo del balón está en auge y pobre de quienes carezcan de conversación acerca de cuanto acontece en los estadios. En esta ocasión, sin embargo, no me resisto a intervenir en la polvareda que han levantado las declaraciones de Fabio Capello en relación con la actuación de Casillas frente al Racing de Santander. Unas declaraciones esperadas y anunciadas hace dos meses por mí.

Mucho ha tardado, pues, en decidirse el entrenador italiano a poner los puntos sobre las íes en lo tocante a una mentira que ha alcanzado límites delirantes. Y uno, que lleva ya años denunciando que lo de Casillas es el cuento mejor contado de toda la historia de fútbol, se alegra que, por fin, alguien más se haya atrevido a decir la verdad en voz alta: que todo es una película.

Una película dirigida por Alfredo Relaño; director del Diario As y de quien dicen que todo lo que ha tocado en el Grupo Prisa lo ha convertido en oro. Un señor bajito, con barba, y que parece que ha nacido para ser exquisito. Para él, por lo que escribe y habla, los jugadores deben moverse en el césped como bailarinas y, a ser posible, gozar todos de la misma figura que poseen las tres o cuatro tenistas destacadas de la Rusia actual.

A Relaño y los de su cuerda, que forman, mayormente, parte de la prensa madrileña, les dio un día por airear que Makelele era un don nadie; un negro que le estaba cerrando el paso a Guti y que, además, era feo con cojones. Sí, así como suena. Pues al director de As cuando le disgusta el juego de un futbolista, Costinha, por ejemplo, lo pone a parir y, encima, la goza destacando su fealdad. Y es que, en ocasiones, los hombres pierden el oremus por culpa de la cuota femenina.

Con Makelele la cagaron y la cagada le ha costado al Madrid sangre, sudor y lágrimas. En cambio, el negro que le cerraba el paso a Guti es pieza fundamental de un equipo que gana la Liga inglesa con la punta del níspero. Que Santa Lucía, por tanto, le conserve la vista a un periodista que todavía ha sido incapaz de darse cuenta de que Casillas es un portero bajito, muy bajito; que falla estrepitosamente en el área chica; que su juego con los pies es deficiente; y que, tácticamente, no tiene ni zorra idea de cómo ha de comportarse un guardameta ante los problemas que van surgiendo durante los partidos.

Iker Casillas, muy bien vendido por su representante, es un portero sobrevalorado a quien se le cantan intervenciones esplendorosas cuando no dejan de ser adornos para la galería, en bastantes ocasiones. Con el agravante de que sus errores son silenciados o se les buscan excusas sonrojantes.

A Iker Casillas, Relaño y compañia, le están haciendo un flaco favor. Tanto están insistiendo en destacarlo cual portero portentoso, cuya calidad está por encima de todos los demás, incluido el propio Buffon, que a partir de ahora habrá muchos más técnicos y jugadores que hablen tan claro como Fabio Capello, si vencen el miedo al Grupo Prisa.

Uno entiende que un medio debe defender la marca que le renta dinero. Pero no hasta el punto de contarnos el cuento del alfajor en todos los partidos. Antes, cuando Matías Prats, padre, no teníamos más remedio que creernos a pie juntillas lo que el maestro decía por la radio. Ahora, sentado ante el televisor, si un locutor grita paradón de Iker, incluso estando ya el balón dentro de la portería, no queda más remedio que reír y, de paso, acordarse de Relaño y de cuantos hicieron posible que Makelele esté triunfando en el Chelsea. Una hazaña de los periodistas exquisitos. Vaya panda de mastuerzos.
 

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