Francisco Javier Sánchez Paris,
jefe del Gabinete de la presidencia, es tachado por la
oposición de chaquetero y de ser amigo de Pedro Gordillo.
Lo primero es debido a que perteneció al Partido Socialista
y hasta llegó a ocupar un cargo directivo en la RTVA. Lo
segundo, porque es bien conocido que hizo sus estudios en
CE-70, cuya cabeza principal es el presidente del Partido
Popular de Ceuta.
Con semejante pasado, lo que digan Mabel Deu y
Yolanda Bel acerca de que los contratos firmados con
Acequia Comunicación e Imagen, empresa perteneciente a
Sánchez Paris, fueron legales y que se hicieron sin saber
todavía que el empresario iba a ser beneficiado con un
empleo para asesorar al presidente de la Ciudad, carece de
valor para la oposición. Y tampoco impide que se disipen las
dudas que ha generado el asunto entre muchos ciudadanos.
Antonia María Palomo lo tuvo claro desde el primer
momento. Y gritó a voz en cuello: “Llevaré el asunto a los
tribunales”. Pronto se ha visto secundada por los demás
partidos. Culo veo, culo quiero. Por más que estén en su
derecho a denunciar el caso de las contrataciones a dedo
concedidas a un señor que, poco después, iba también a ser
premiado con una canonjía de aquí te espero.
En realidad, resulta chocante creer que lo ocurrido sea
fruto de lo casual. Que no haya por medio motivos cual la
amistad o el interés para que se produjera esa generosidad
que el Gobierno de la Ciudad ha demostrado por ayudar a una
persona que, de la noche a la mañana, pasó a disfrutar de
una situación laboral inmejorable. De un puesto de trabajo
hecho a la medida de quien piensa que la felicidad consiste
en ser de mayor lo que ha soñado de niño: conseguir un
empleo de mucho provecho y poco trabajo.
Y, claro, por más que Mabel Deu -tan creíble en cuanto dice
o hace- y yolanda Bel -compungida siempre en sus salidas a
la palestra- traten de explicarnos, con pelos y señales, que
Acequia Comunicación e Imagen fue elegida porque prestaba el
mejor servicio y que JSP es, más o menos, el asesor que
necesitaba el presidente de la Ciudad, la oposición dice que
¡tararí que te vi! Mientras los demás, incluidos quienes
confiamos muchísimo en Juan Vivas, debemos echar mano
de la fe del carbonero.
Lo cual no quiere decir, vaya por delante, que la denuncia
en los tribunales consiga abrirse camino. Pues bien podría
alegarse la siguiente simpleza: que visto el trabajo
realizado por el empresario, extraordinario en todos los
sentidos, vieron en él a la persona que tanto se necesitaba
para evitar que JV cometiera errores de bulto.
En suma: que el amigo de Pedro Gordillo, dada su
personalidad y conocimientos políticos, adquiridos durante
su etapa en el PSOE, había encandilado al presidente de la
Ciudad. Y éste, sin pensárselo dos veces, no dudó en dar la
orden de que lo ficharan cuanto antes. Así, con esta
declaración tan llana, no hay fiscal que se atreva a meterle
mano a la cuestión. Por mucho que Pedro Gordillo declare que
la actual Fiscalía pueda barrer para los socialistas.
Sin embargo, lo peor de este pasaje, que busca ganarse el
derecho a ser escandaloso, consiste en que JV ha sido
víctima de los caprichos de otras personas. Y que ya va
siendo hora de que sepa imponerse cuando la ocasión lo
requiera. De lo contrario, su popularidad irá menguando a
pasos agigantados. Es lo que creen, a pie juntillas, los
partidos de la oposición.
Una pena. Pues de sobra sé cómo el presidente huye de
colocar gente a dedo. Y es así, porque conoce, dada su
condición de funcionario añejo y destacado, que esa acción
es como escupir hacia arriba. Algo que, más pronto que
tarde, cae encima y mancha.
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