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SOCIEDAD - LUNES, 20 DE NOVIEMBRE DE 2006


Reproducción de prensa..

MARRUECOS / dar riffien
 

¿Españoles de segunda?

“Los españoles son iguales ante la ley,
sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión (...)
 

TETUAN
J.L. Navazo
jlnavazo@elpueblodeceuta.com

(...) o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Artículo 14 de la Constitución Española que, hasta ahora al menos y que yo sepa, no ha sido formalmente derogada o reformada. Y es tan clarita como la Academia: limpia, fija y da esplendor.

Escribo esto porque a caballo entre Ceuta y Tetuán vivimos cruzados un buen número de españoles (entiendo aquí por ello los jurídicamente como tales, sin coletillas) de diferente pelaje, sexo y condición laborando, cada uno a su aire, para algo tan prosaico como intentar llegar a fin de mes. Y, naturalmente, ninguno vive de la cosa esa pública, otro desajuste lingüístico: porque a ver, si una” mujer pública” es lo que el lector entiende un “hombre público”, ¿qué es?: ¿animal de compañía como decía el anuncio?. Tienen coña y retranca las palabrejas.

Volviendo pues al principio y aprovechando que el río Piles pasa por Gijón, retomo el titular para llamar la atención sobre los españoles -y afines- retenidos o detenidos en Marruecos. Yo mismo pasé tres horas el pasado viernes en una comisaría de circunscripción por temas de rutina (como los chequeos médicos, vamos) y, al igual que en otras ocasiones, fui tratado con el debido respeto y cortesía. Claro que yo tengo mis métodos y siempre voy de frente, con saludos, muchos, muchos saludos y no me pasa ni por asomo lo que al colega del Decano, Yamal, que se embosca en el portón de una panadería junto al cine Avenida para intentar “robar” unas fotos a los ceutíes de la pesca submarina cuando entraban en el Juzgado de Tetuán y lo trincan. Me enteré del tema en tiempo real, aunque ya Carmen había tirado de teléfono implicando a un alto responsable ceutí en temas de seguridad, quien llamó directamente al consulado de Tetuán y, ¡zas!, en apoyo del colega (“ciudadano marroquí”, leerá el lector porqué lo enfatizo) corre raudo el Séptimo de Caballería ... a lomos de la diplomacia española. Miel sobre hojuelas. Pero el caso es que los tres ciudadanos detenidos por la policía marroquí y que iban a ser presentados ante el Juzgado “eran españoles” (subrayo, bueno dos son de El Príncipe porque el tercero es de Castillejos, aunque está casado con una española y tiene tarjeta de residencia), llevaban varios días detenidos (creo recordar que cuatro) acusados de terrorismo... y no habían contado con el preceptivo apoyo consular. ¿Por qué, porque eran moros?. Me niego a creerlo y ni siquiera pensarlo, porque sería muy grave... Errores y disfunciones se cometen siempre: erratum humanun est. Sigamos tirando del hilo y nos encontramos con que los dos pescadores sufrieron un chivatazo desde Ceuta, o sea alguien comunicó a las autoridades marroquíes que estos dos conciudadanos caballas traficaban con fusiles ametralladores khalasnikov, para ser exactos. Las criaturas son seguidas hasta Yebha (antiguo Puerto Capaz), donde se zambullen en las aguas enganchando en sus arpones un mero de un kilo y un hermoso sargo, entre otras menudencias. Duermen en casa de un colega de la pintoresca localidad sita junto a Punta Pescadores y ya de vuelta a la Ceuta, después de apaciguar el estómago en la ciudad de la Blanca Paloma por la zona de Bab Okla (Puerta de la Reina) bajando con su coche, tranquilos y confiados, desde Condesa hasta Castillejos son interceptados a la americana (de película, vamos) por efectivos de la seguridad marroquíes. Lo dicho: españoles detenidos y sin cobertura diplomática varios días. Parece que tras el apoyo consular prestado a Ouabhi y las gestiones de sus familiares ante don Jenaro, la situación fue cambiando para nuestros pescadores: al fin con reflejos nuestros esforzados diplomáticos de la céntrica calle Mohamed V (General Franco hasta 1956) les acercan a la prisión de Tetuán dos mantas, unas bolsas de magdalenas, bizcochos y galletas, una caja de quesitos (no sé si de “La vaca que ríe”), dos litros de leche y cuatro yogures. Encima y como malvados y “presuntos terroristas” las autoridades del país vecino los arrojan entre lo peorcito que había entre rejas, de donde curiosamente son sacados y recogidos a un lugar más seguro (los españoles tienen habitáculos especiales pero éstos chicos no sé de donde serían...) por un notable encarcelado, adivine el lector: el famoso narcotraficante ceutí apodado El Nene, quien acude presto y solícito, cual diplomático in péctore, en ayuda de los compatriotas. Los que si fueron diplomáticamente atendidos, en tiempo y forma, fueron los dos chicos españoles detenidos en Tánger (el último el pasado martes) y a los que la representación española en la ciudad ofrece una ayuda de 120 euros al mes: suficiente para comprar favores entre barrotes y algunos alimentos como quesitos de La vaca que ríe, naturalmente. No eran moros, por cierto.

Yo no sé si de eso han hablado (con los detalles siempre he sido prudente) el pasado miércoles en la vecina ciudad de Tetuán nuestro delegado del Gobierno Jenaro García Arreciado y el wali de la provincia (también estuvo el gobernador local), tras un suculento almuerzo que se prolongó hasta las 17.00 locales. Tras esa visita de cortesía, de la que ambas partes salieron satisfechas, me consta la buena impresión que don Jenaro causó (cuentan que por su afabilidad y campechanía) entre las autoridades marroquíes, máxime después de la abrupta y nunca explicada salida (con claves internas y externas) de Jerónimo Nieto de la Plaza de los Reyes (quién, por cierto, me remitió saludos a primeros de mes desde México lindo y querido) y las a veces tensas relaciones, en el marco del flamante hotel Sofitel (en el que por cierto llegó a dormir una noche la Reina Sofía), con mi paisano (no sé si tien perru pero ye de Mieres) y ex delegado del Gobierno Luis Vicente Moro. Claro que algunas cosas más debió de tratar al día siguiente, jueves 16, en Ceuta ciudad querida nuestro flamante cónsul en Tetuán, Jiménez Ugarte, además de asistir a una interesante conferencia en el casino militar en compañia del director del antiguo hospital español en la ciudad del Dersa.

Cambiando de tercio y para rematar la faena insisto en mi percepción sobre la diana que algunos dibujan en la figura del Emir Al Moumenín, Mohamed VI: no es ya que a veces le agobie al rey de Marruecos el sobreuso de un fino y seguro (aunque “sin alitas”) chaleco antibalas, sino la profunda desconfianza y la mala imagen que significa negar a los soldados que custodian, cuando se les requiere, los alrededores del palacio real de la popular plaza del Feddán (ahora Hassan II y antes Plaza de España) en Tetuán los cargadores para sus variopintos fusiles ametralladores. Porque por llevar no llevan ni munición en el cinturón... Excelente disuasión. Los que si están armados hasta los dientes son los leales efectivos que acampan para las ocasiones en las inmediaciones del aeropuerto de Sania Ramel, junto al hotel Chaims.

En cuanto a los “suicidas integristas” de Tetuán y de los que hace años llevo escribiendo (también he sido el primer cronista español en entrevistar a Mohamed Haddad, acusado en su tiempo de estar integrado en las células del 11-M), por si al lector le interesa El Mundo publicaba ayer domingo la punta del iceberg, firmada al alimón por Juan C. de La Cal y Yamal Ouabhi, el corresponsal en Marruecos de nuestro otro colega en la ciudad. Buen trabajo aunque con datos un poco desfasados. Lo actualizaremos, enlazando datos significativos, cualquier día de estos.
 

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