Empleando la frase que tanto gusta
decir, Santiago Segura, para referirse a aquellas personas a
la que les tiene cariño, “amiguetes”, no me cabe duda alguna
que, en nuestra tierra, también existen los “amiguetes” de
algunos personajes y personajillos a los que, en un momento
determinado, hay que ayudar por el simple hecho de ser “amiguetes”.
Servidor comparte todas esas ayudas dada a los “amiguetes”
puesto que, también, cuento con una jartá de “amiguetes” a
los que le suelo ayudar, cuando solicitan mi apoyo afectivo
o económico, dentro de mis posibilidades.
Las diferencias existentes, entre esos que se dedican a
ayudar “amiguetes” venidos de otros lares y la ayuda que,
servidor, les pueda prestar a mis “amiguetes” de toda la
vida residen, principalmente, en la prestación de ayuda
económica . Pues mientras las prestaciones económicas que le
realizan a sus “amiguetes” de otros lares, no salen de sus
bolsillos, sino de los bolsillos del personal. La mía sale,
única y exclusivamente, de mi paupérrima economía.
Queda muy bonito, queda como muy agradecido, por parte de
los “amiguetes” llegados de otros lares, la maravillosa
prestación económica, una buena pasta gansa, que le hacen
los “amiguetes” locales con el dinero de los demás. Así
cualquiera ayuda a todos los “amiguetes” que tengan
repartidos por todo el mundo ¡Vente para Ceuta, Pepe, que
con el dinero de los demás te vamos a dar una pasta gansa!.
Oye, que no nos importa nada que hagas el ridículo, cuantas
veces quiera. Tú a lo tuyo que es solucionarte la vida, en
la que tenías menos porvenir que un mono con vértigo. Y
nosotros, tus “amiguetes”, a pagarte esa pasta gansa salida
del bolsillo de los demás. ¡Anda que no somos buenos!
No me importaría, lo más mínimo, aplaudir a todos aquellos
que rascándose sus bolsillos, de su dinero y no del de los
demás, son capaces de prestarle ayuda, en un momento
determinado a quienes consideren, de verdad, sus auténticos
“amiguetes”. Mi concepto de la amistad está muy por encima
de otras cosas. Un buen amigo es el mejor tesoro que nos
puede tocar. Y por supuesto no dudaría, ni por un sólo
momento, en acudir en su ayuda en el caso que me necesitase.
Eso lo tengo de una claridad meridiana.
Lo que no entiendo o al menos me cuesta un enorme trabajo
entender es que esa ayuda, realizada a esos “amiguetes”, se
hagan con el dinero de los demás y, encima, el ”amiguete” al
que le estamos dando una pasta gansa, se equivoque más que
una tonta haciendo puntos de cruz o sea más nulo que el de
una muñeca, dejándonos en ridículo, cada dos por tres,
después de la pasta que le estamos dando.
Pero así se escribe, en muchas ocasiones, la historia de
esta nuestra tierra, a la que alguien en el libro de oro de
una importante sociedad, ya desaparecida, escribiera la
siguiente frase “Ceuta, es una madrasta parta sus hijos”. Y,
aunque a algunos les molestó, llevaba más razón que nadie.
Todo lo que viene de fuera es lo mejor, sin acordarnos que
en esta tierra, se pega una patada en el suelo y como el
inepto del “amiguete” venido de otros lares, hay seis mil.
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