Pensaba yo que Antonia María
Palomo había sido ya presentada como candidata oficial de su
partido a la presidencia de la Ciudad Autonómica. Pero
estaba equivocado. Pues ahora me entero de que será hoy
cuando sus seguidores proclamen, posiblemente en un acto
público, todas las cualidades que ven en ella. Me imagino
que la secretaria general de los socialistas, de Ceuta, y
candidata a la presidencia, será arropada por los suyos y se
le gritará, por medio de la claque correspondiente en estos
casos, Antonia María eres la mejor y Ceuta no sabe lo que se
pierde al no votarte en la medida que puedas ser presidenta.
En actos así, lo anormal sería que las consignas lanzadas al
aire no estuvieran dedicadas a destacar las bondades del
producto que se vende. Porque, en definitiva, el candidato
no deja de ser el mejor resumen del partido que trata de
ganar las elecciones. Y hay que envasarlo y etiquetarlo y
anunciarlo para venderlo como si fuera ambrosía.
Más o menos, y ustedes lo recordarán, de la misma manera que
sacaron los populares al mercado, semanas atrás, la marca
Juan Vivas. O sea, una marca consagrada, pero que,
últimamente, parece ser que los ciudadanos comienzan a poner
en duda que el producto sea de la misma calidad que se le ha
venido atribuyendo. Y lo achacan al descuido de quienes se
han creído que es imposible que camarón que se duerme...
Un acontecimiento de esta índole, es decir, la presentación
oficial de un candidato a la presidencia de la Ciudad, debe
ser cuidado con esmero. Los detalles, en todos los eventos
-que poco me gusta esta palabra-, son primordiales.
Verbigracia: los teloneros han de ser elegidos con mimo.
Pues un mal telonero arruina cualquier puesta en escena y es
capaz de enviar al candidato al paro en menos que canta un
gallo.
Por lo tanto, me imagino que AMP, tan atenta en todo
momento, a observar cuanto hace o dice Juan Vivas y quienes
forman su cohorte, tomaría nota, cuando lo celebrado en el
Parador de La Muralla, de lo que nunca debe hacer un
telonero: el ridículo.
De Antonia María Palomo dije yo no hace mucho, que es mujer
briosa, resolutiva, enérgica, con muchos arrestos y
dispuesta a combatir hasta donde le sea posible y mucho más,
el encanto que genera entre los ciudadanos el oponente que
le cierra el camino a la presidencia. Pues ella sabe, y si
no yo se lo recuerdo, que otro candidato que no fuera JV
podría ser batible. Pero las cosas son como son y casi nunca
como uno quisiera.
Aun así, a pesar de todos los pesares conocidos, la
presentación oficial de la candidata no llega en el mejor
momento del Gobierno presidido por JV. Algo que los
socialistas conocen perfectamente y tratarán de sacarle los
réditos adecuados. De hecho, ya se han espabilado: no en
vano han conseguido que los errores del Gobierno de la
Ciudad salgan, una y otra vez, en algunas portadas. Aunque
conviene aclarar, cuanto antes, que la torpeza de los
componentes del equipo de Vivas es de las que en la mili
les costaría ser destinados al pelotón de los torpes.
El caso Morales, tan manoseado ya, pudo ser resuelto
mucho antes por Yolanda Bel. Y no hubiera tenido que
ser el consejero de la Presidencia, por imposición
disciplinaria del partido, quien saliera a la palestra
pidiendo unas disculpas tan tardías como desvaloradas. En
cuanto a ese presunto tráfico de influencias del cual ha
salido favorecido, al parecer, el Jefe del Gabinete de la
Presidencia, Francisco Sánchez Paris, hay que ser muy
torpe para no comprender qué persona del PP ha debido
evitarle este mal trago a JV. Seguro que Antonia María, en
su puesta de largo, hurgará en esas heridas. Y las palmas
socialistas atronarán el espacio. Fiesta de precampaña.
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