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SOCIEDAD - VIERNES, 17 DE NOVIEMBRE DE 2006


momento del simulacro. NICOLS.

LABORAL / SIMULACRO
 

Cepsa prueba sus
operativos de emergencia

La factoría vivió un simulacro con escapes
de gas y gasolina que fueron resueltos
 

CEUTA
David F. Pascual
davidfpascual@elpueblodeceuta.com

Pasaban cinco minutos de las diez y media de la mañana cuando algo falló en el sistema cargador de las cisternas de la instalación de Cepsa en Ceuta. De pronto comenzaron a salir chorros de combustible que rociaron todo el suelo de la zona. Inmediatamente los sistemas de emergencia actuaron. Así, del techo del surtidor empezó a caer una mezcla de espuma con agua refrigerada.

No se trataba de un accidente casual, era algo previsto por los trabajadores de la factoría de Cepsa en Ceuta que realizaban un Simulacro General de Emergencia para comprobar las evoluciones de Plan de Autoprotección de sus instalaciones.

“Los miembros del operativo que participan en este simulacro conocen que están ante una situación irreal, pero no saben de qué tipo de emergencia se trata”, explicó Miguel Pardo, supervisor de las maniobras. La base de esta estrategia es la de advertir a los participantes pero darles un aliciente de suspense. “En todo momento estarán controlados por observadores por lo que habrán de comportarse como si estuvieran ante un acontecimiento real”, puntualizó.

El agua y la espuma, según explicaron los representantes en materia de seguridad de la central, son las principales armas utilizadas para luchar contra los escapes tanto de gas como de gasolina y ante cualquier llama que haya prendido.

En cadena

No sólo se produjo un incidente en el cargador de combustible, sino que ocurrieron más fallos de manera alterna en las cisternas de gasolina primero y gas después. Un hecho que supuso una auténtica ‘gincana’ para los miembros del Grupo de Intervención, una cuadrilla de diez hombres.

En esta ocasión la alerta se produce en forma de alarma que sonó por todo el recinto. Todos en marcha ante un escape de gasolina en un tanque. La explicación técnica, según el supervisor del ejercicio, fue que la cisterna se sobrellenó y el combustible sobresalió. “En una situación real ante esta tesitura se habría desatado un incendio”, comentó uno de los participantes.

Al llegar a la zona el equipo se percata de que hay un herido. Rápidamente este es puesto a cubierto. Mientras el resto de operarios abrían las válvulas de agua para que esta se esparza por donde se escapa el carburante y así diluirlo.

Por otro lado los operarios montan las mangueras que tendrán a dos improvisados bomberos como punta de lanza. A la orden del coordinador de la cuadrilla comienza a salir una columna de agua que estos dirigen al foco del fuego imaginario. Más adelante el chorro de agua es secundado por una nube de espuma.

La preparación de estas personas no es sólo física, ha de haber una coordinación y un conocimiento de las condiciones meteorológicas, según explicaron. “En estas situaciones se ha de aprovechar el viento de cara para ubicarse y dirigir la manguera al objetivo”, espetó Pardo.

Para tensar más la situación, de manera deliberada y para emular un fallo de presión se hizo que una de las bombas que surtía a las mangueras fuera perdiendo efectividad poco a poco hasta romperse. Por ello, los miembros de este grupo de emergencias tuvieron que poner en marcha una nueva desde otra bomba de presión.

La siguiente parada fue un nuevo escape, aunque en esta ocasión de gas. El elemento gaseoso estaba contenido en unos tanques esféricos. La actuación de la cuadrilla es la misma, la de rociar con agua y espuma la superficie del escape o el incendio para sofocarlo desde una posición protegida.

El ejercicio concluyó a las 12.40 minutos, según la organización, dos horas y cinco minutos después de comenzar. “La valoración es positiva ya que en nuestros planes estaba hacer el simulacro en dos o tres horas”, comentó un representante de la factoría.
 


Sin presencia de fuego en las maniobras

En el simulacro, sin perder ni un ápice de realismo, no se forzaron situaciones con presencia de fuego. Al tratarse de una instalación rodeada de tanques de gas y gasolina “sería una temeridad provocar algún tipo de explosión”, explicó el supervisor de las maniobras, Miguel Pardo.

A pesar de estar totalmente controladas hubo una presencia testimonial de Bomberos y de Protección Civil para dar apoyo en el momento de ser necesario.

Según explicaron, el simulacro emulaba una emergencia de grado uno, la más baja, por lo que era suficiente con los efectivos del Grupo de Intervención de la central. “En una situación real, si el incidente es calificado como de grado tres nosotros solicitaríamos la presencia de estos otros cuerpos”.
 

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