La figura histórica más desconocida de las que se han
hablado durante estos días cerró ayer precisamente el ciclo
de conferencias sobre ‘Personajes para la historia de
Ceuta’, el pensador judío, Josep Ben Yehudá. El profesor
Enrique Gozalbes acercó la figura de un personaje, que vivió
en la época de esplendor almohade de la ciudad en la que los
judíos mantenían su credo en la clandestinidad por mandato
del islam. Sin embargo, este filósofo señaló en sus escritos
la tolerancia que existió hacia la práctica de los ritos
hebreos entre la población ceutí, que encubrieron y “miraron
hacia otro lado” en procesos legales. El pensador Maimónides,
que formó parte de la denominada Escuela de Córdoba, fue su
gran mentor. Ben Yehudá, axfisiado por la represión
religiosa en Ceuta, viajó a Al Andalus para escapar a Egipto
y convertirse en el alumno más aventajado de Maimónides.
Yehudá poseía una gran capacidad literaria, sobre todo,
poética en árabe y así la aplicó a la lengua hebrea.
Gozalbes explicó que la gran aportación de este pensador
judío fue su labor docente, es decir, su dedicación a la
enseñanza de los conocimientos recopilados por la cultura
hebrea durante siglos. Pocas obras de Ben Yehudá se
conservan aunque el ponente considera que pueden hallarse en
un futuro.
Maimónides escribió una de sus obras más reconocidas ‘Guía
de los perplejos’ donde pretende explicar los enigmas que
plantean sus alumnos. Este texto está dedicado a su pupilo
predilecto, Ben Yehudá. Este hebreo también adquiere
conocimientos médicos hasta el punto de que un compañero
reconoce su talento en el arte de sanar en varias cartas,
expuso el profesor Enrique Gozalbes. Ben Yehudá ejerce su
labor de profesor tras años de estudio con Maimónides en
Siria. Muere en 1226.
|