El día 16 de noviembre se cumple el 61 aniversario de la
aprobación, en la conferencia de Londres, de la Constitución
de la UNESCO actualmente vigente. El texto que a
continuación se reproduce contiene la introducción de la
misma y que recoge ideas especialmente lúcidas para el
futuro de la humanidad.
“Los gobiernos de los Estados Partes en la presente
Constitución, nombre de sus pueblos declaran: Que, puesto
que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la
mente de los hombres donde debe erigirse los baluartes de la
paz; Que, en el curso de la historia, la incomprensión mutua
de los pueblos ha sido motivo de desconfianza y recelo entre
las naciones, y causa de que sus desacuerdos hayan
degenerado en guerra con harta frecuencia; Que la grande y
terrible guerra que acaba de terminar no hubiera sido
posible sin la negación de los principios democráticos de la
dignidad, la igualdad y el respeto mutuo de los hombres, y
sin la voluntad de sustituir tales principios, explotando
los prejuicios de la ignorancia, por el dogma de la
desigualdad de los hombres y de las razas; Que la amplia
difusión de la cultura y la educación de la humanidad para
la justicia, la libertad y la paz son indispensables a la
dignidad del hombre y constituyen un deber sagrado que todas
las naciones han de cumplir con un espíritu de
responsabilidad y ayuda mutua; Que una paz fundada
exclusivamente en acuerdos políticos y económicos entre
gobiernos no podría obtener el apoyo unánime, sincero y
perdurable de los pueblos, y que, por consiguiente, esa paz
debe basarse en la solidaridad intelectual y moral de la
humanidad; Por estas razones, los Estados Partes en la
presente Constitución, persuadidos de la necesidad de
asegurar a todos el pleno e igual acceso a la educación, la
posibilidad de investigar libremente la verdad objetiva y el
libre intercambio de ideas y conocimientos, resuelven
desarrollare intensificar relaciones entre sus pueblos, a
fin de que estos se comprendan mejor entre sí y adquieran un
conocimiento más preciso y verdadero de sus vidas.
En consecuencia, crean por consiguiente la presente
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura, con el fin de alcanzar gradualmente,
mediante la cooperación de las naciones los objetivos de paz
internacional y de bienestar de la humanidad”
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